La tormenta que se avecina
VICTOR ZALDAÑA
Coalición por el Evangelio
https://www.coalicionporelevangelio.org/
Todos los derechos reservados-Publicado con permiso
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La tormenta que se avecina podría parecer distante, pero esta se ha vislumbrado desde hace mucho tiempo en el horizonte de la historia.
Retomando el título de una importante obra de Winston Churchill, Albert Mohler —quien es el Presidente del Southern Baptist Theological Seminary— busca advertirnos sobre una tormenta cultural inminente por medio de su libro La tormenta que se avecina: Secularismo, cultura e Iglesia. En los tiempos de Churchill, el nazismo se levantaba para propagar su ideología totalitarista. En nuestros tiempos, la tormenta creciente lleva por nombre secularismo. Mohler define esta tormenta de la siguiente manera:
“La palabra ‘secular’, en términos de conversación sociológica e intelectual contemporánea, se refiere a la ausencia de cualquier autoridad o creencia teísta vinculante. Es tanto una ideología, que se conoce como secularismo, como una consecuencia, que se conoce como secularización. Esto último no es una ideología; es un concepto y un proceso sociológico por el cual las sociedades se vuelven menos teístas, y en nuestro contexto esto significa menos cristianas en el panorama general” (p. 4).
Dicho de otro modo, la secularización consiste en la “evaporación de la creencia religiosa y su autoridad” (p. 5).
La analogía de Notre Dame
Si pudiéramos retomar un suceso histórico para ocuparlo como analogía de la secularización, este sería el fatídico incendio de la catedral católica de Notre Dame en París en el año 2019. Mohler afirma que la caída de dicha catedral simboliza la caída del cristianismo en el mundo occidental, ya que hubo un tiempo en que toda Europa tenía catedrales que apuntaban hacia la gloria de Dios. Pero dicho panorama luce vacío ahora. ¿Qué significado tiene Notre Dame y su diseño gótico, y por qué es tan importante como para usarla como analogía?
“Esa catedral se erigió como un monolito esencial de la civilización occidental, que señalaba el papel central del cristianismo en el desarrollo de la identidad europea. De hecho, el diseño de su estructura marcó el surgimiento de la arquitectura gótica, un estilo arquitectónico destinado sobre todo a comunicar la trascendencia y la gloria de Dios. La arquitectura gótica pretende que la persona que se adentre en su espacio se sienta pequeña, casi infinitesimal” (p. 1).
En el presente, a diferencia de la Europa de las catedrales, se erigen ídolos que causan lo que el Dr. Mohler llama “la marea secular”. La enorme serie de cambios culturales del presente nos lleva a comprender que estamos ante una tormenta que amenaza con destruir a su paso todo lo que el cristianismo ha erigido y redefinir muchos elementos de la cultura que fueron construidos sobre las bases de una cosmovisión bíblica. Mohler describe la forma particular en que esta generación a “lo bueno le dice malo y a lo malo llama bueno” (Is 5:20).
“La era secular firma cheques que no puede hacer efectivos. Afirma que defiende los derechos humanos, aun cuando socava cualquier argumento a favor de la dignidad humana y los derechos naturales. Inventa nuevos derechos (como el matrimonio entre personas del mismo sexo) a expensas de los derechos fundamentales (como la libertad religiosa). Afirma tener una alta visión de la dignidad humana, pero aborta a millones de seres humanos no nacidos. Y la lista continúa” (p. XIX).
Una tormenta que afecta en distintos escenarios
El libro La tormenta que se avecina hace un análisis incisivo de las distintas facetas y características de la cultura actual, las cuales —en palabras de Miguel Núñez— advierten de una tormenta ya formada que viene en dirección nuestra a gran velocidad. Mohler analiza los diferentes escenarios donde esta tormenta afectará, entre los cuales encontramos la civilización occidental, la iglesia, la vida humana, el matrimonio, la familia; el género y la sexualidad, la tormenta generacional, e incluso la libertad religiosa. Cada uno de los escenarios listados conforman un capítulo del libro.
Con la precisión “quirúrgica” que le caracteriza, la pluma del Dr. Mohler llevará al lector desde Génesis 1-2 hasta la historia de Europa, desde los escritos de Sigmund Freud hasta las obras de Antonio Gramsci. Todo esto con el propósito de realizar una radiografía de la alarmante situación de la cultura y los elementos que la llevan a su situación actual.
Es importante reconocer que el secularismo pasivo y el secularismo activo se infiltran en las iglesias y ejercen una presión liberal sobre los cristianos y las denominaciones. Estas manifestaciones del secularismo (filosofía) tanto como la secularización (cultura resultante), amenazan la fidelidad cristiana. La secularización de la cultura lanza un desafío a la iglesia y exige una rendición incondicional. Dentro de la iglesia, vemos continuos esfuerzos por socavar la autoridad de la Biblia y usurpar el gobierno de Cristo, llamando al pueblo de Dios a abandonar sus puestos y a redefinir la fe cristiana para que sea algo más “aceptable” para la cultura dominante. En respuesta a lo anterior, Mohler afirma:
“Sin embargo, la iglesia de Jesucristo debe vivir siempre como un pueblo del Libro, como un pueblo de las Escrituras dedicado al estudio ferviente de la Palabra de Dios. La Biblia es la norma que no puede ser sometida a otra norma. Los cristianos deben afirmar la autoridad bíblica y recordar siempre que, cuando se renuncia a la autoridad de las Escrituras, se amenaza la existencia misma de la iglesia. Donde encuentras una iglesia, encuentras una comunidad comprometida con la Biblia. Si no, no has encontrado una iglesia” (p. 35).
Un desafío a comprender nuestro entorno
Por todo lo anterior, recomiendo en gran medida que el lector incluya en su biblioteca el libro La tormenta que se avecina. El pastor experimentado encontrará en él un ejercicio amplio de “exégesis cultural” que le ayudará con sus habilidades para “leer los tiempos”. Por otro lado, el creyente poco experimentado podrá adquirir información que lo lleve a entender la magnitud y complejidad de la tormenta que se avecina y así equiparse con la Palabra de Dios para hacerle frente.
Volviendo a Winston Churchill, una de sus grandes virtudes fue su capacidad de ver la tormenta y luego reunir el coraje y la convicción para enfrentarse a ella. Ese es el desafío al que se enfrentan los cristianos hoy: ver la tormenta y entenderla, y luego manifestar la valentía para enfrentarse a ella, si queremos ser fieles a Cristo en esta era secular. Tomemos una actitud que honre a Dios porque, en palabras de Mohler, “la tormenta que se avecina es real, y podemos verla, y nos atrevemos a verla como lo que es. Pero Jesucristo es el Señor, y Él prometió que las puertas del infierno no prevalecerán contra su iglesia. Con eso nos basta” (p. 209).
Victor Zaldaña es miembro de la Iglesia Gracia sobre Gracia en El Salvador. Posee una Licenciatura en Teología de la Escuela Superior de Estudios Bíblicos y Teológicos Semper Reformanda.
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