ORAR CON INTELIGENCIA

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido.

(Colosenses 4:2 NTV) 

Hola, buen día! Que Dios te bendiga hoy. Escuchá lo que tengo para decirte hoy! Cuando nosotros vivimos en Mendoza, un tiempo; vinimos a Mendoza desde Entre Ríos. Entonces nuestros hijos, que estaban en la escuela primaria, conocieron algo y nos contaron ellos mismos, que no conocían qué es el simulacro de terremoto. Entonces cuando hay un sismo, los chicos de las escuelas de todos de todos los niveles y de muchas empresas, están acostumbrados a que una vez por semestre, por lo menos, se hace el simulacro de movimiento de tierra, de sismo.

Consiste en enseñarle a los chicos que una vez que sienten una alarma en especial, un toque de timbre o sirena especial, tienen que rápidamente ponerse abajo de los pupitres en posición fetal y taparse la cabeza con la mochila. Si están caminando por los pasillos, buscar los umbrales de las puertas o los lugares como abajo de un escritorio o abajo de los pupitres entrando en alguna aula. Y si están en el patio, por ejemplo, buscar un lugar más alejado de todo tipo de tendido eléctrico y de los árboles para esperar hasta que alguien les avise que pueden terminar. Insisto por esto, hasta que alguien les avisa que pueden dejar de protegerse así.

¿Y por qué el simulacro? Porque cambia en la cantidad de víctimas que hay en un sismo, si las personas saben qué hacer con precisión, CON PRESICIÓN, cuando ocurre un sismo; de las personas que simplemente se sorprenden, porque todo se sacude, caen las cosas por todos lados y hacen un desastre. El resultado final es menos víctimas cuando están preparados.

De hecho, en Mendoza hay algunos edificios que están montados sobre rodillos. Es muy interesante esa construcción de edificios altos que están construidos sobre rodillos. Entonces cuando hay un sismo transversal en el edificio, simplemente corre digamos dentro de ciertos parámetros sobre unos rieles y se rompe un poquito la parte de la falda, digamos, que rodea ese mecanismo, pero el edificio no se desploma. Que eso es lo que se busca, que el edificio esté preparado.

Entonces, vos fijate. Hay una diferencia muy grande y se notó en el sismo del ’85, cuando estábamos nosotros a punto de irnos a vivir a Mendoza. Que es la diferencia entre los edificios preparados y los que no. Hizo una diferencia muy grande entre quienes fueron las víctimas peores y quienes no. Entonces, el Gobierno de Mendoza se puso muy firme, en que no permitían ningún arreglo de esas casas que ya estaban rajadas. Las marcaron apenas terminó el terremoto, las marcaron para decir: esta casa no se puede arreglar, hay que demolerla. Y entonces se demolían esas casas y después que Dios te ayude. Habrá que hacer otra cosa, pero no se puede reconstruir una casa que no está preparada; porque en el próximo sismo se va a caer. Y entonces va a haber víctimas y va a haber un desastre, y la forma de prevenirlo es ahora, tomando una decisión drástica. Tomando este tipo de actitudes que suenan hasta crueles, en algún caso, crueles ¿eh?; y sin embargo tienen por objeto finalmente salvar la vida.

Como el pinchazo de la vacuna. Cuando eras chiquito y te vacunaron… Cuando te vacunaron te dijeron: “-Bueno, puede ser que te pinche un poquito y te va a doler a un ratito! No es nada! Pero lo importante es que después no te vas a enfermar de esa enfermedad con la cual te están vacunando!” Yo siempre me acuerdo de la vez que fui vacunado contra la Viruela, creo que era en aquel entonces. Vinieron a la escuela, hacían los operativos de vacunación en las escuelas. Me acuerdo que un día nos pusieron a todos en fila nos hicieron descubrir el muslo y ahí nos vacunaron con un método que se usaba en esa época, que era el de la lanceta.

De hecho ese es el nombre en inglés de la revista de conocimientos médicos más grande que hay, más conocida, digo. Que ustedes escuchan cada tanto en la televisión al que le está diciendo: “The Lancet” -ese es el nombre de la revista médica- ha publicado un artículo que tal y tal… Bueno, es por el nombre de la lanceta, una especie de cortaplumita que se usaba para muchos usos en esa época en medicina. La lanceta y el mechero, era una forma rápida de no infectar a la gente, sino de por ejemplo, aplicarle una vacuna. Era una especie de aguja de colchonero que tenía filo en la punta y entonces la forma de esterilizarla para usarla para vacunar un colegio entero, era haciéndola pasar por la llama de un mecherito que tenía, de alcohol. Entonces al pasar por la llama, la idea es que eso quemaba todas las bacterias y virus que estaban en la superficie, sin destemplar la lanceta y entonces con eso te raspaban. El procedimiento era así: te limpiaban con alcohol un pedacito del muslo o del brazo, te ponían una gotita de la vacuna y después te hacían un pequeño raspón, UN PEQUEÑO RASPÓN, en ese lugar con la lanceta. Entonces te decían que no te toques, que te quedes quieto un rato, y ya con eso era suficiente. Porque habían logrado intencionalmente con la lanceta, de que el agente provocador del sistema inmunitario llegara abajo del nivel de la piel que es nuestro gran protector inmunitario que tenemos todos los seres humanos. Dicho esto, este espacio de “Tips para pensar en cuarentena”, en el suplemento “Medicina de ayer y de hoy”, ha terminado.

Digo esto porque hoy nos acabamos de enterar anoche de las nuevas medidas para... Y muchas personas están otra vez sintiendo que la tierra tiembla y no saben bien qué hacer.

Yo te voy a decir lo que creo firmemente de que hay que hacer. Como le dijo Pablo a los de Colosas; a los colosenses, eran ellos: 

Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido. 

Acá está sintetizado todo, mi querido, mi querida. No te desesperes, cuando la tierra tiembla. Dios no tiembla, el universo no tiembla. Es un fenómeno local. Un fenómeno local mío, puede ser. Un problema serio que yo enfrento. Es un problema local, es mío, y ahí donde yo estoy, está Dios mismo en comunión conmigo guiándome paso a paso. Dándome las  instrucciones minuto a minuto, para que yo pueda pasar cualquier cosa. ¿Escuchaste, verdad? CUALQUIER COSA vamos a poder pasarla en victoria si tenemos a Dios en nuestro corazón. 

Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido. 

Mirá estos dos elementos: estar ALERTA, no estar tonteando. Y no encerrarse, por favor, en la oración. No! De ninguna manera! Orar con la mente alerta no es un simple acto de meditación, donde yo trato de poner la mente en blanco mientras sólo un Dios inexistente… No! No! No, no; por favor, para nada! Es el momento cuando yo estoy recontra alerta, los ojos recontra abiertos, y estoy hablando con Dios y le estoy pidiendo Padre, por favor… y bueno, lo que estamos pidiendo todos ¿no es cierto? Pedimos por la gente que vemos sufrir, pedimos por nuestros propios sufrimientos. Clamamos! Las oraciones no tienen que ser siempre iguales y en un momento como este, es el momento para que nuestra oración cambie en intensidad y grado. Y también hacerlo con un corazón agradecido.

Por ejemplo, mínimamente, qué pasaría si nosotros tuviéramos que enfrentar el día de hoy sin la presencia de nuestro querido Dios.

Pensalo. Te lo dejo para pensar. Porque para eso son estos tips. Para pensar en cuarentena. Ya va más de un año que estamos pensando esta cuarentena.

Que Dios te bendiga hoy. Acordate: hoy el Señor tiene algo para vos, para decirte, PARA APLICAR A TU VIDA. No me sirve a mí. No, no! Y a vos no te sirve lo que es para mí. A los dos nos sirve lo que Dios tiene personalizado para nosotros, cada momento del día.

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