Las circunstancias cambian. Dios, no
Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
https://www.youtube.com/user/daniel5459
Todos los derechos reservados-Publicado con permiso
Escuchadme, casa de Jacob, y todos los supervivientes de la casa de Israel, los que habéis sido transportados desde el seno, llevados desde el vientre materno. Hasta vuestra vejez, yo seré el mismo, hasta que se os vuelva el pelo blanco, yo os llevaré. Ya lo tengo hecho, yo me encargaré, yo me encargo de ello, yo os salvaré. ¿A quién me podréis asemejar o comparar? ¿A quién me asemejaréis para que seamos parecidos? Sacan el oro de sus bolsas, pesan la plata en la balanza, y pagan a un orfebre para que les haga un dios, al que adoran y ante el cual se postran. Se lo cargan al hombro y lo transportan, lo colocan en su sitio y allí se queda. No se mueve de su lugar. Hasta llegan a invocarle, mas no responde, no salva de la angustia. Recordad esto y sed hombres, tened seso, rebeldes, recordad lo pasado desde antiguo, pues yo soy Dios y no hay ningún otro, yo soy Dios, no hay otro como yo. Yo anuncio desde el principio lo que viene después, y desde el comienzo lo que aún no ha sucedido. Yo digo: Mis planes se realizarán y todos mis deseos llevaré a cabo.
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Hola hermoso, hermosa! Cómo andan? Buen día!
Hace un año exactamente la Universidad de San Andrés, en Buenos Aires, hizo un estudio de campo donde el tercio de la población; el 35% para ser más exacto, 35% de la población consultada, estaba aprobando como estaba siendo la Argentina con el tema de la pandemia. 35%, más o menos, una de cada tres personas decía que estaba satisfecha con la forma como se estaba encarando la peste esta. Esta semana, hicieron de vuelta el estudio. Sabés cuántas personas respondieron que están satisfechas, en cómo están yendo las cosas? El 11%. Digo, sin sacar conclusiones, te pregunto humildemente: ¿qué indica eso? Que aún en el tema de la pandemia, las cosas son dinámicas, van cambiando.
Hoy día, el virus no es el mismo que había hace un año. Las medidas no son las mismas que había hace un año. El estado anímico de la población no es el mismo que el que había hace un año. El conocimiento sobre esta pandemia no es el mismo que hacía hace un año. Y nosotros no somos los mismos que el que había hace un año. Ahora, ¿te das cuenta que con el 11% de la Universidad de San Andrés, yo que soy una persona hija de Dios, que está hablando de parte de Dios, estoy en un compromiso grande como una casa. Porque yo no puedo decirte ahora, “está todo bien, no pasa nada, riámonos!” porque estamos pasando en la que ahora es la peor parte de esta crisis. No puedo decir que va todo bien! No, en la encuesta. Quiero decir: no estoy juzgando las medidas que se toman, o no; que eso sería “harina de otro costal”. Sino simplemente el hecho de que si nosotros, la población, estamos anímicamente peor, ¿qué tenemos que hacer los hijos de Dios al buscar en las páginas de la Biblia, unos “Tips para pensar en cuarentena” al año después? Encontrar un mensaje realista que dice las cosas como son, y no que simplemente dice las cosas que nos gustan escuchar. Sino las cosas como son, pero que las dice incluyendo la parte de la verdad y de la esperanza que está siempre en la Palabra de Dios.
Vos sabés que el pueblo judío fue llevado cautivo a Babilonia. Algunos de los que fueron a Babilonia, mirá esto; algunos de los que fueron cautivos a Babilonia, fueron cautivos en la panza de la mamá. Es decir, no conocieron su tierra original. Porque quedaron embarazadas sus madres ahí en Palestina, pero después fueron llevados caminando, la mamá con la panza así, hasta Babilonia. Y ahí se quedaron el resto de su vida.
¿Qué le podés decir a una persona en esa condición? Lo que te voy a leer enseguida.
Las situaciones son dinámicas y van cambiando. Las personas siempre somos las mismas. Y la palabra de Dios a veces…el mensajero que en este caso soy yo, el mensajero tiene un problema, porque si es fiel al mensaje la gente se le enoja! Yo no soy el “dueño” del mensaje! Soy una persona que CREE este mensaje y que lo comparte.
Yo te digo: “-Mirá, si vos me preguntás a mí, sinceramente, mirame a los ojos; esto que te voy a leer ahora es la posta. Esto es lo mejor que hay. Esto es lo que te puede cambiar la vida!” Si vos te das cuenta que Dios ha sido siempre el mismo Dios. Y que en la dinámica, la dinámica la tenemos nosotros, porque nosotros tenemos una dinámica de cambio, que vamos cambiando con el tiempo. Y nuestras circunstancias cambian. Pero Dios, no. Dios no tiene circunstancias. ¿Te das cuenta? Dios no tiene circunstancias porque no tiene cosas alrededor de Él, fuera de Él. ¿Te das cuenta lo que estoy diciendo? ¡Huy! ¡Esto es “fisolofía” de la más mejor!
Escuchadme, casa de Jacob, y todos los supervivientes de la casa de Israel, los que habéis sido transportados desde el seno, llevados desde el vientre materno. Hasta vuestra vejez, yo seré el mismo, hasta que se os vuelva el pelo blanco, yo os llevaré. Ya lo tengo hecho, yo me encargaré, yo me encargo de ello, yo os salvaré. ¿A quién me podréis asemejar o comparar? ¿A quién me asemejaréis para que seamos parecidos? Sacan el oro de sus bolsas, pesan la plata en la balanza, y pagan a un orfebre para que les haga un dios, al que adoran y ante el cual se postran. Se lo cargan al hombro y lo transportan, lo colocan en su sitio y allí se queda. No se mueve de su lugar. Hasta llegan a invocarle, mas no responde, no salva de la angustia. Recordad esto y sed hombres, tened seso, rebeldes, recordad lo pasado desde antiguo, pues yo soy Dios y no hay ningún otro, yo soy Dios, no hay otro como yo. Yo anuncio desde el principio lo que viene después, y desde el comienzo lo que aún no ha sucedido. Yo digo: Mis planes se realizarán y todos mis deseos llevaré a cabo.
Isaías 46:3-10 (Biblia de Jerusalén III Edición-2001)
Ese es Dios. Isaías 46:3 al 10. Aquél que tuvo la desgracia sin culpa de haber sido llevado a un desastre en la panza de la mamá. Así somos nosotros, que siempre estamos pensando: ¿Y yo qué responsabilidad tengo? A mí nadie me pregunto nada! Pero la cosa es que estamos metidos en el barro, en el mismo lodo, todos “manoseáos”, como decía el “profeta” argentino ( * ).
Una vez yo estaba predicando en la iglesia, en La Paz, en Entre Ríos y había entre la gente que estaba escuchando, un matrimonio que se estaban llevando más o menos mal. Entonces yo estaba hablando del pecado y viste que uno mira mientras está predicando, ve la cara de la gente, y entonces mencioné que el fruto del pecado en la vida de las personas, es por ejemplo que las personas caen en el alcoholismo… y en ese momento que yo dije “en el alcohol”, el hombre se dio vuelta, así a 90 grados, y la miró fijo a la mujer, con una mirada que la fusilaba, y después volvió a mirar para adelante. Y yo cada vez que mencionaba algo de las personas que son rebeldes a Dios y él la miraba a ella. Y las personas que son violentas, y otra vez él a cada rato la miraba; como ¿viste, cuando vos mirás a alguien en silencio, pero la mirás que los ojos transmiten odio, flechas, cuchillos, balazos, granadas, bazucas? Bueno así estaba este hombre. Después, con el tiempo, supe que el hombre creyó que la mujer me había estado contando a mí cómo era él. Y entonces que yo estaba desde el púlpito tirándole las granadas a él, a la trinchera de él. Y él entonces estaba enojado porque creía que toda la iglesia estaba sabiendo que ella se estaba quejando de él, de las cosas que yo mencionaba. Y lo que yo mencionaba, iba saliendo de mi cabeza, nada más. Iba poniendo, por ejemplo de pecado las distintas cosas. Bueno, así como él se enojó con la esposa porque pensó que el mensajero de toda esa radiografía de él, era la esposa ¡y menos mal que no se enojó conmigo! Otras veces sí, la gente se enojó conmigo. Así no debemos acusar al cartero, sino acusar al que escribió la carta, y en este caso el que escribió la carta es Dios. Y Dios te dice: no hagan ese tipo de tonterías que hace la gente, de confiar en cualquier cosa.
Fijate la mar de de “Face news” que inundan las redes sociales! Porque decime cuál es la respuesta a esta pregunta, con la cual cierro:
¿Por qué, si tenemos acceso a la verdad, seguiríamos creyendo en la mentira? Te lo dejo, como para que lo pensés…
( * ): Tango “Cambalache”. Autor: Enrique Santos Discépolo. (Buenos Aires, 27/03/1901-23/12/1951). NdE.
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