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Mostrando las entradas de septiembre, 2014

ESPECTATIVAS

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Cuando mi hija aún era una niña, le prometí construirle una casa de muñecas. Tenía todas las herramientas necesarias para hacerlo y algunos conocimientos que tal vez hubiera sido necesario ampliarlos un poco. La cuestión es que sólo tenía que adquirir los materiales y hallar los tiempos para ponerme a trabajar. Cuando le prometí hacerlo, estaba en condiciones de hacerlo. A esta altura de los acontecimientos, ya no recuerdo por qué, pero la verdad es que nunca cumplí. Hoy ya no es una nena, no tiene el menor sentido apurarme a construir la casita de muñecas… el tiempo pasó inexorablemente. Sólo una vez recuerdo haber hablado del tema, pero lo cierto es que ella jamás me reclamó nada. Tal vez cuando ella tenga sus hijos pueda saldar la deuda… o tal vez eso nunca ocurra, no lo puedo saber a ciencia cierta. También es probable que sólo soy yo el que se siente así, ya que son muy pocas las veces en que le he prometido a

Fuego en el corazón

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Hace algo más de un mes atrás, envié un mail a uno de los pastores de la iglesia donde me estuve congregando por los últimos ocho o nueve meses. En dos líneas, en forma respetuosa pero tajante, le decía que ya no continuaría congregándome en su iglesia y que ya no quería saber más nada con ninguna iglesia. Y en ese momento era muy sincero con lo que decía. Un torbellino mezcla de temor, desesperanza, frustración, resentimientos no digeridos, se arremolinaba en torno del corazón. No hubo respuesta alguna. Hasta que Dios nos puso nuevamente en el camino. Un curso de capacitación para profesionales y especialistas en recursos humanos hizo que nos volviéramos a encontrar y poder acordar una próxima reunión informal. Finalmente, concretamos nuestro encuentro. Unas tres horas de conversación sirvieron para sincerar posiciones, exponer causas, dolores y alegrías, victorias y derrotas. Evidentemente mi mail había gener

Restaurando relaciones rotas

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Hubo un año en nuestro hogar en el cual comenzaron a deteriorarse algunos electrodomésticos. Esto es normal, los componentes tienen un tiempo de servicio limitado. Algunos más, otros menos; dependiendo de su calidad constructiva, del trato que tengan y del uso más o menos intensivo que se les dé, pero a la larga o a la corta, siempre terminan rompiéndose, llegan al término de su “vida” útil. Algunas cosas tienen repuestos o refacciones como le llaman en algunos lugares de habla hispana, reparación decimos nosotros; otras, definitivamente no. Pero lo malo en nuestro caso es que a medida que se iban rompiendo los artefactos, ni siquiera hacíamos el intento de repararlos; los apartábamos a un lado para que no molestaran y simplemente dejábamos de usarlos.   Cuando por fin, luego de casi un año y cuando las roturas se acumulaban, pude comenzar a salir de ese letargo y emprender la reparación de los artefactos rotos