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Mostrando las entradas de diciembre, 2015

La Diferencia

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La diferencia Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com “ ¿Acaso ha estado tanto tiempo en Cristo que se le ha olvidado cómo era estar sin Él?” Se pregunta Charles Swindoll. No debería ser así, toda vez que la experiencia de vivir con Cristo se renueva cada día. Sin embargo es un síndrome que a muchos cristianos tiende a pasarnos. En términos de tiempo, quien esto escribe ya ha pasado bastante más de la mitad de su vida con la esperanza de Cristo en el corazón. A veces me pregunto en medio de las dificultades y con angustia: -¿Por qué escondes tu rostro de mí? Pero es bueno que a veces, Jesús simule alguna “ausencia” en nuestras vidas, como para recordarnos cómo era vivir sin Él. Es lo que hace la diferencia entre AGREGAR a Jesús a tu vida para que algunas cosas cambien convenientemente; e INVITARLE A ENTRAR, A SER PARTE para vivir una experiencia verdaderamente transformadora de toda tu vida. Donde ya no hay UNIFORMIDAD con Él, sino UN TODO EN U

Saliendo de la zona de confort

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Saliendo de la zona de confort Por: Luis Cacciaguerra para www.devocionaldiario.com Alguien dijo sabiamente: “No le digas a Dios cuán grande es tu problema, más bien dile al problema cuán grande es Dios.” Sin embargo, el misionero en China Hudson Taylor tenía una versión más profunda de esta formidable verdad: “ No importa cuán grande sea el problema; lo que sí importa es en dónde está, si interfiere entre mí y Dios o si me empuja hacia El.” (James Hudson Taylor) ¡Y es que realmente, Jesús no se queda quieto! “ Jesús nos mueve constantemente de los lugares en donde nos gustaría quedarnos y nos empuja hacia donde no deseamos ir.” (M. Craig Barnes) Esta clase de discernimiento no viene solo. Es necesario estar a solas con Dios suficiente tiempo, apartados, lejos de la zona de confort, para poder oír solamente la voz de Dios. Y para eso está el desierto. Todos los que creemos con sinceridad hemos transitado al menos, un desierto en nuestras vidas.  Y

Hoja de ruta

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Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com En la bellísima novela “La luz que no puedes ver” (Anthony Doerr); el papá de la niña construye una maqueta en escala de la ciudad, para que su pequeña hijita ciega pueda recorrer son sus dedos cada detalle, “leer el mapa” para que ella lo memorice y aprenda a orientarse y volver a casa cuando salga. Nuestra ciudad tiene a ambos lados de cada calle, pequeños canales que transportan agua. Se llaman “cunetas” o “acequias” y es una de las primeras cosas que llama la atención de los turistas que nos honran con su visita. Pero así como significan un gran beneficio para la abundante arboleda que se encuentra a cada lado de las calles, también representan un peligro potencial si no se tienen los debidos cuidados. Hace poco ví a un joven hombre no vidente confundir la posición del puente y la cuneta al cruzar la calle y caer de bruces en el canal. Felizmente el episodio no terminó en nada grave; no tenía más que unos raspones,