"CAZANDO" EL AMOR DE DIOS
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Gracias a Cristo y a nuestra fe en él, podemos entrar en la presencia
de Dios con toda libertad y confianza. Por eso les ruego que no se desanimen a
causa de mis pruebas en este lugar. Mi sufrimiento es por ustedes, así que
deberían sentirse honrados. Cuando pienso en todo esto, caigo de rodillas y
elevo una oración al Padre, el Creador de todo lo que existe en el cielo y en
la tierra. Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los
fortalezca con poder en el ser interior por medio de su Espíritu. Entonces
Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él. Echarán
raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes. Espero que
puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo,
cuán alto y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de
Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán
completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios.
(Efesios 3:12-19 NTV)
Cuando
yo tenía nueve años, mis hermanos tenían un par de años menos, nos fuimos a
vivir de Cipoletti, Río Negro, a Adrogué, provincia de Buenos Aires. Siempre me
acuerdo que bajamos del tren en Temperley. Y en la plaza tenían un cañón. Que bárbaro!
Hasta ahora me acuerdo de esa fotografía en la plaza de Temperley. Una plaza,
que tenía un cañón de veras, ahí en la plaza. Que fantástico! Eso, y el
monumento al perro que está en la plaza en la estación de Longchamp creo, son
cosas que no te olvidas más. Papá se hizo cargo de la iglesia de Adrogué. Y
entonces ahí en Adrogué, conocimos a un señor de la iglesia que tenía un oficio
maravilloso. Era sastre naval. No era un “de-sastre”. Era sastre, sastre naval.
Es decir, arreglaba uniformes, cosía botones… pero tenía en una especie de
taller, una especie de cancha de básquet, o algo así, de piso de madera, que
era el lugar donde cortaban para hacer velas de barcos, que es parte de su
oficio como sastre militar. Y era re-interesante, porque entonces movían unos
paños gigantescos. Para colmo en esa época que todavía no había mucha cosa
sintética, los paños eran de esos paños que se mojaban y entonces pesaban
toneladas en los barcos. Pero cuando lo tenés que coser y hacerle, se le hacen
a las velas todos unos refuerzos y unas alforcitas para que tengan como una
pancita para que puedan navegar mejor. Y ellos tenían en ese piso, que era, ya
te digo, como el piso de una cancha de basket; tenían pintados los perfiles de
distintas velas. Y entonces, cuando le encargaban a él que haga una vela para
tal o cual barco, él ya sabía y ponían los paños de tela unidos ahí, y entonces
los marcaban y después los cortaban. Y te imaginás lo que era coser eso! Tenía
unas parvas de tela por un lado y él con la máquina, “chiki – chiki – chiki –
chiki” ahí cosiendo eso.
En
los barcos, esas velas gigantescas que tenían los barcos a vela, los barcos a vela
de ahora tienen unas velitas que son sintéticas y son mucho más livianas, y no
se empapan de agua en medio de las tormentas, pero esa época maniobrar un barco
a velas como la fragata Libertad, el barco más bello que he visto en mi vida! Todo
luce, todo brilla, todo es madera lustrada y bronce, y las velas… bueno, las de
ahora no sé cómo son, pero las de antes te imaginas lo que era bajar una vela y
agarrarla. Todas esas maniobras se tenían que hacer en equipo, porque sino uno
solo, salvo alguna velita pequeña, no la podía manipular. ¿Sabés cómo se llama
la maniobra de bajar la vela? Arriar, claro. No, no. Me refiero a cómo es la
maniobra de bajar una vela y doblarla. Viste en el “Billiken” (®)( * ) que cuando
uno iba a la escuela, tenía las fragatas del almirante Brown y esas cosas y
veíamos las velas a veces atadas como unos chorizos largos… Esa maniobra de
bajar la vela que no se enrede, que no la sople el viento y que te haga volar
un marinero el agua, esa maniobra se llama “cazar”. Es decir, agarrar la vela y
tenerla controlada para poderla doblar, cosa que cuando haya que desplegarla,
se pueda desplegar fácilmente, y no
tener un enredo de cuerdas y de trapos colgando que el viento sopla y que
encima eso quede prolijito como le gusta al señor capitán. ¡Firmes!
Por eso es que nosotros, en nuestro lenguaje hasta el día de hoy -el lunfardo, me refiero- usamos la palabra cazar con la idea esta de “cazar” con “z”. Y de paso aviso, no es “casar” con “s”, que eso quiere decir “condenar” al matrimonio a alguien. Esto es “cazar” con “z”, que quiere decir, tomar una vela y bajarla ordenadamente y prolijamente, para guardarla plegada. Cazar, agarrar. Y de ahí que nosotros usamos muchas veces la palabra “¿la cazás?” Bueno, ese significado etimológico, está en el texto que voy a leer a continuación, donde el apóstol pablo estaba pasando un mal momento él y la gente de la iglesia en Éfeso estaban preocupados por él. Mirá qué imagen linda ¿no? La iglesia preocupada orando por él en Éfeso, pensando ¿cómo le irá Pablo con este asunto? Y él les escribe una carta para calmarlos a ellos y decirles así:
“Gracias a Cristo y a nuestra fe en él, podemos entrar en la presencia de Dios con toda libertad y confianza. Por eso les ruego que no se desanimen a causa de mis pruebas en este lugar. Mi sufrimiento es por ustedes, así que deberían sentirse honrados. Cuando pienso en todo esto, caigo de rodillas y elevo una oración al Padre, el Creador de todo lo que existe en el cielo y en la tierra. Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder en el ser interior por medio de su Espíritu”.
¡Qué casualidad! Yo también oro lo mismo por vos, mi querido escuchante, mi querida escuchante.
“Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él. Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes. Espero que puedan CAZAR -comprender dice acá- como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios.
Si
vos desgranás este texto, vas a encontrar varias promesas. Pero básicamente,
hay una promesa y es: “pase lo que pase, pase lo que pase; mientras podamos
tener ese vínculo con el Padre, ese cordón umbilical con Dios, está todo bien”.
Vos fijate que la idea de Pablo es, que uno pueda experimentar, pueda “cazar”,
dice. Podés “cazar” este concepto, que es un concepto dimensional. Vos fijate
que menciona el largo, el ancho, el alto y lo profundo; incluso lo profundo. Es
decir que son dimensiones en cuatro sentidos desde uno. Con centro en el
ombligo. De ahí para arriba, para abajo, para la derecha y para la izquierda,
para adelante, para atrás. Es como estar debajo del agua. Pero normalmente
nosotros cuando estamos abajo del agua, de adultos estamos ahogándonos. Pero
hay una imagen muy bonita, que por eso usé la palabra “cordón umbilical”, que
implica un sentido de protección y de rodeo por todos los lados. Y es la figura
del tiempo que pasamos en la pancita de mamá. En ese tiempo, cuando estábamos
en la pancita de mamá, no teníamos ni siquiera que morder la comida para estar
alimentados. No teníamos que respirar hondo para llenar nuestros pulmones de
aire. No teníamos que hacer nada. No teníamos que ir a ningún lado, porque
éramos llevados. No teníamos que preocuparnos por el frío o por el calor,
porque el cuerpo de mamá nos protegía. Así dice este texto.
Aprendamos
a comprender, en el sentido de experimentar, de “cazar”, es decir, “agarrar” algo
y tenerlo en tu control. Esa cosa que tenés que tener en el control de tus
manos, especialmente en tiempos como éste, es experimentar el amor de Dios. Y
te vas a sentir rodeado, por arriba por, debajo, por detrás, por delante; por
todos los lados, del gran amor de Dios. Y si experimentás un amor tan grande
como ese, ¿Las demás cosas no se ven un poquito más pequeñas de lo que
habitualmente las vemos?
( * ): “Billiken” (®). Revista escolar argentina para niños de publicación semanal. Creada por el periodista Constancio C. Vigil. Su primer número apareció el 17 de noviembre de 1919. El nombre de la revista está tomado de un famoso muñeco de la época, una especie de divinidad japonesa, creado en 1908 por la maestra e ilustradora estadounidense Florence Pretz. La revista dejó de publicarse en febrero de 2019.
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