Por qué nadie usa hoy el lavarropas a manivela?

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

(Tito 3:4-6 NVI) 

En el tip de hoy intentaremos responder a la pregunta: “Por qué nadie usa el lavarropas a manivela?”

Me contaba papá que cuando ellos eran chicos, en la casa de mis abuelos paternos compraron un lavarropa a manivela. Es decir, no usaba electricidad. Se le colocaba la ropa dentro, el jabón y se le daba manija. Entonces le daban a la manija… “ñiki, ñiki, ñiki, ñiki”, hasta que la ropa estaba lavada y de ahí se sacaba y se hacía el resto. Y él nos contaba, que es la anécdota graciosa, que cuando recién llegó, toda la familia, que eran como nueve hermanos, estaban todos alrededor del lavarropas nuevo, la novedad! Que en vez de lavar en el piletón, se podía lavar en una máquina moderna que se había inventado para facilitar el trabajo del ama de casa! Y entonces, estaban todo alrededor y se peleaban para darle manija! “-No! No! me toca a mí, me toca a mí” Y así estaban todos peleándose para ver quién le daba manija! “-A ver, que más rápido! No, no, éste no! Que es un vago! Ahora que le dé manija la tía!” Y así estaban! Toda la familia y energía gratis y abundante! Esa es la ventaja del lavarropas a manija. Si hubiera hoy lavarropas a manivela que, de hecho en algunos lugares muy pobres del mundo, los hay; que hay quien los fabrica, digamos. Una ventaja es que no consume energía eléctrica y por lo tanto también los peligros propios del uso de la energía eléctrica.

Y la pregunta sigue: Por qué cree que nadie sigue fabricando lavarropas a manija? Dice papá que al tiempo que pasó eso, se perdió ese interés primario en el lavarropa a manija. Y entonces, dice que cada vez que la abuela lavaba y quería poner a lavar el lavarropa, no eran “14 programas”. Era un sólo programa, conseguir uno que le dé manija! Cuando la abuela apretaba el único programa que tenía, nunca tenía nadie a mano. A los pocos días del lavarropas nuevito, el que era un show de ver; se quedó sin motor! Entonces la abuela se fijaba, en la casa ya todos cuando veían que preparaba el lavarropa a manivela desaparecían todos! Todos hacían los  deberes de la escuela, todos limpiaban el cuarto, todos iban a comprar algo, todos iban a ayudar a la carpintería… todos! Entonces, dice que salía la  abuela con las manos mojadas secándoselas en el delantal, que salía al patio y decía: “-Danielita!, Enrique! Renée!” Y no aparecía el Koh-i-Noor (®) que necesitaba! Y hasta ahora, no lo usamos más.

Por qué? Qué lavarropas hay en tu casa? Salvo… en la mayoría de las casas, no todas, digo, pero en la mayoría de las casas donde personas que viven solas, mirá vos qué cosa! Tienen un lavarropas. Un lavarropas eléctrico que se carga y se vacía solo, que generalmente centrifuga la ropa… Por qué? Por qué nadie dice: “-Con esto estamos causando un desastre ecológico en la naturaleza y deberíamos volver al lavarropas a manivela!” Y, por qué no? Por qué no? Por qué no usamos más jabón blanco? Por qué no usamos heladera a barra de hielo? Por qué no usamos una lamparita de 25 Watts por habitación y basta? Por qué nos usamos televisor blanco y negro? Y querés que siga en esta línea, te vas a dar cuenta que llegaríamos al infinito que en latín se dice: “ad-infinitum”, que a la gente muy culta les gusta usar estas frases en latín.

Y la razón es, porque es mejor desde el punto de vista de la comodidad y de la calidad del servicio que nos prestan, tener un teléfono celular que tener un teléfono de baquelita negro colgado en la pared, que hay que darle  manija para que la operadora te atienda y te dé el número que vos le pedís.

Simplemente hace: “pi-pi, pi-pí” y tenés un sueño del Superagente ’86, del Inspector Gadget; que en tu mano. Ni siquiera en tus zapatos, porque esto es más cómodo. Tenés un teléfono, que es: teléfono, reloj, calculadora, nivel, máquina de fotos, computadora… (no sé si lo dije), etc. Podés tener una charla mirándole la cara a otra persona viéndose mutuamente, una video llamada. Por qué todos tratan de tener un teléfono así y no de tener el teléfono gris? Simplemente porque es más cómodo, el servicio es mejor, es más económico, es más no sé qué, “pa-pa-pá, pa-pa-pá”. Bien, ya está clavado el anzuelo donde debería estar. Ahora hay que afirmarse en la caña, girar el reel y traer el pez a la costa.

La pregunta que sale entonces, es: Por qué en lo espiritual hacemos las cosas siempre igual? No estoy generalizando, no digo que todo el mundo es así. Mucha gente ha descubierto que una de las cosas que tiene la fe cristiana, es lo que el apóstol Pablo le escribió a Tito, en capítulo 3:4 así: 

Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

(Tito 3:4-6 NVI) 

Él nos salvó. Con dos cosas, dice el texto no? Ahora yo comento. Dice que Él nos salvó, no por nuestra propia obra de justicia. Él no dijo: “-Este tipo ha hecho tanto, buenas obras, que realmente merece el Cielo.” Porque eso ya sabemos que en la Biblia está claro que ninguno de nosotros es taaaan bueno, que no tiene algún pequeño defectito en algún lado. Sino que la Salvación viene por la misericordia de Dios. Es decir, dijo: “-Aah! Esta persona que yo amo, no está entendiendo mucho, entonces lo voy a salvar -si él, quiere- mediante dos cosas:

Primero, el lavamiento de la regeneración. Es decir le da una nueva vida que pasa por el perdón de todos los pecados. Antiguos, presentes, futuros; los pecados, punto.

Y, de la renovación por el Espíritu Santo. Renovación: mirá, mucha gente cuando lee esto, yo lo he escuchado esto eh?, piensa en la regeneración de que cuando uno se convierte, cuando uno entrega la vida a Dios, ahí hay una renovación de la vida. Y la hay, pero algunos quedan en esa renovación. Y el problema con la “renovación”, es que si no se sigue “renovando”, no es una “renovación”. Es un cambio que pasó hace 40 años, pero que si no es fresco y vivo hoy, es como el pan. O como dicen otros, es como el pan que al otro día -el pan casero no?- en el campo. Lo hacían un día, ese día estaba fresco, calientito (no lo comas caliente porque hace mal). A la tarde estaba precioso. Al otro día estaba rico, y al tercer día servía para hacer tostadas. Pero al cuarto día, era un garrote que no se podía comer.

La fe es así. Si vos siempre orás igual, siempre vas a la iglesia igual, siempre leés la Biblia igual, siempre (o nunca!) orás. Igual… igual que lo igual. Si no te renovás; hoy no estás haciendo, pensando, sintiendo, diciendo, algo que antes no decías; te estás perdiendo esta gracia que dice Dios que le da a sus hijos y que fue derramada abundantemente.

Mirá: pocas cosas en el mundo de hoy, BUENAS, se derraman abundantemente.

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