A Dios se le escucha con los ojos

Alex López
La Catapulta
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Conseguir una cita con un Presidente no es fácil. Más aún, si sólo es para pedirle algo. Con Dios, todo es tan distinto. Sólo debemos elevar una oración y listo. El nos escucha. Pero ¿Cómo es que nos habla Dios a nosotros?

¿Qué pasaría si pudiéramos escuchar audible y claramente a nuestro Dios?, ¿Qué sería de nuestras vidas, relaciones y futuro?, ¿Cuánto sería diferente en su vida si ahora mismo pudiera escuchar a su Dios hablarle directamente?

Sí, al sabio Salomón – el tercer rey de Israel y, quien pidió a Dios sabiduría y él se la otorgó – llegaban a visitarlo para conocer y confirmar su sabiduría, como aquella reina: “La reina de Sabá se quedó atónita al ver la sabiduría de Salomón y el palacio que él había construido, los manjares de su mesa, los asientos que ocupaban sus funcionarios, el servicio y la ropa de los camareros, las bebidas, y los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor. Entonces le dijo al rey: «¡Todo lo que escuché en mi país acerca de tus triunfos y de tu sabiduría es cierto! No podía creer nada de eso hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. Pero, en realidad, ¡no me habían contado ni siquiera la mitad! Tanto en sabiduría como en riqueza, superas todo lo que había oído decir. ¡Dichosos tus súbditos! ¡Dichosos estos servidores tuyos, que constantemente están en tu presencia bebiendo de tu sabiduría! ¡Y alabado sea el Señor tu Dios, que se ha deleitado en ti y te ha puesto en el trono de Israel! En su eterno amor por Israel, el Señor te ha hecho rey para que gobiernes con justicia y rectitud». Luego la reina le regaló a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos de oro, piedras preciosas y gran cantidad de perfumes. Nunca más llegaron a Israel tantos perfumes como los que la reina de Sabá le obsequió al rey Salomón.”  1 Reyes 10:4-10 Si escuchar al sabio Salomón, un simple mortal fue impresionante ¿Cuánto mayor sería escuchar a nuestro eterno y omnipotente Creador hablarnos a nosotros?

Recientemente, en uno de los mensajes que escuchaba el predicador dijo: “A Dios se le escucha con los ojos”. La alusión era a que Dios nos ha dejado en la Biblia la revelación de su persona, su voluntad y de su trato con la humanidad desde Adán y Eva, su caída, la elección y la promesa a Abraham, la elección de Jacob –a quien le cambió el nombre por Israel y de quien sus 12 hijos provienen las 12 de tribus de Israel–, la elección de David como rey y de la promesa que un rey descendiente de David ocuparía eternamente su trono, Jesús. Quien gobernaría con justicia eternamente y sería el salvador –Mesías o Cristo prometido–.

Dios sigue hablando y nos sigue hablando cada día por medio de su Palabra. Lo único que tenemos que hacer es abrirlo diariamente y pedirle a Dios que nos muestre su voluntad para nosotros.

La Biblia no es sólo un libro histórico, es un libro histórico que está vivo, porque continúa haciendo historia en el que lo lee, cree y vive para el Creador, por medio del único mediador, Jesucristo.

Alguien dijo: “La Biblia es el único libro que cuando lo leemos, su autor está presente con nosotros”. Sobre este tema, John Piper preguntó y respondió: “¿Quieres escuchar hablar a Dios? Lee la Biblia en voz alta”.

Es la lectura y la memorización diaria de las Escrituras la que nos da esperanza. Mientras más pensamos en nosotros mismos, más nos llenamos de nuestro egoísmo y de todos los tropiezos a los que por naturaleza gravitamos constantemente. Pero cuando leemos la Biblia, nos llenamos de esperanza y de amor. Sólo ella tiene el poder de transformar la vida de todo ser humano, a través del tema unificador de principio a fin, Jesús.

A Dios se le escucha con los ojos. ¿Cuándo y cómo lo escuchará cada día? Esa es la pregunta que debe llevarnos a la acción, al hábito y a la herencia de la búsqueda diaria a nuestros descendientes.

“Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.” 2 Timoteo 3:15-17

La Biblia no es sólo un libro histórico, es un libro histórico que está vivo, porque continúa haciendo historia en el que lo lee, cree y vive para el Creador, por medio del único mediador, Jesucristo.

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