Aprendiendo a recibir
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Pensamos que aquello que queremos es lo que Dios debe entregarnos y no nos sentamos a pensar si eso que queremos es lo que realmente Dios desea darnos.
Nos esforzamos y luchamos en vano muchas veces tratando de obtener eso que pensamos es lo que merecemos o necesitamos; pero lamentablemente no recibiremos lo que esperamos, hasta que no aprendamos el sencillo arte de recibir.
Recibir nos lleva a convertirnos en un recipiente en el cual se deposita aquello que Dios desea que contengamos; recibir incluye aceptar aquellas cosas que aunque no las entendemos las tomamos como un ofrecimiento de parte de Dios.
¿Cuántas veces hemos terminado frustrados por el hecho de no recibir aquello que esperábamos? Quizás nos hemos decepcionado al creer que Dios no ha escuchado nuestras oraciones y que no nos dará lo que tanto le hemos pedido. La verdad es que Dios desea darnos todas las cosas que anhelamos, solo está esperando a que aprendamos a ser agradecidos y a recibir de la manera correcta.
«… ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios», Job 2:10.
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No tenemos que entender el por qué de todo lo que recibimos de parte de Dios, simplemente tenemos que saber aceptarlo como parte de nuestro proceso. No siempre vamos a recibir todo lo que queremos, pero si podemos estar seguros de que lo que recibiremos de parte de Dios siempre será lo mejor.
¡No merecemos nada!
No hay nada que podamos hacer para merecer lo que Dios nos da; no podemos ganarnos lo que recibimos de Él, simplemente lo tomamos por medio de la fe, sabiendo que aunque no lo merecemos Dios desea dárnoslo por la gracia.
«Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra», 2 Corintios 9:8.
Aprendamos a recibir con gozo lo que el Señor nos brinda, seamos recipientes de su gloria, limpios y dispuestos a ser llenos por su gracia en todo tiempo. No olvidando que los planes de Dios siempre son mejores que los nuestros y pidiéndole siempre que no se haga nuestra voluntad sino la suya.
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