Cuál es el papel de los ancianos en la iglesia?
Nimrod López
Coalición por el Evangelio
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Todos los derechos reservados-Publicado con permiso
Quizá uno de los primeros pensamientos que vienen a nuestra mente al hablar de “ancianos” en la iglesia sean los modelos de liderazgo bíblico. En ambos Testamentos, los ancianos jugaron un papel de liderazgo importante en la sociedad, la religión y el gobierno. El análisis de las funciones de los ancianos en esos contextos provee una gran riqueza de significado. Sin embargo, este artículo se circunscribe al análisis del rol de los ancianos en la iglesia descrito en algunos libros del Nuevo Testamento (NT).
El NT, por ejemplo, sugiere que en ciertos contextos existió un líder o pastor como Timoteo y Tito —responsable de entrenar y establecer ancianos— mientras que en otros contextos se da por hecho que el liderazgo está conformado por ancianos en funciones pastorales de enseñanza y administración eclesiástica, como Pedro menciona en su carta (1 P 5:1-5). Es importante identificar el significado del término “anciano”.
En el NT los términos “anciano” y “epíscopo” (que significa supervisor u obispo) eran intercambiables (cp. Hch 20:17, 28; Tit 1:5, 7), aunque no totalmente sinónimos. El término anciano (gr. presbúteros) denota la dignidad de su función, en tanto que “epíscopo” señala los deberes inherentes al título.[1]
Las instrucciones para establecer ancianos en las iglesias las encontramos en Hechos, las cartas pastorales y algunas epístolas universales. Por medio de estos libros conocemos más instrucciones sobre las funciones de los ancianos en la iglesia local. Los ancianos…
Recibieron y administraron la entrega de la ayuda que provenía de los líderes de la iglesia en Antioquía (Hch 11:27-30). Esta es la primera mención de ancianos en la iglesia que se sugiere en Hechos 11:30.
Fueron designados para liderar en cada iglesia. Lucas narra que Pablo y Bernabé confirmaron y animaron a los nuevos creyentes explicándoles que “es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” y “después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hch 14:22-23, énfasis añadido).
Lideraban en la iglesia junto con los apóstoles en Jerusalén (Hch 15:2). Lucas describe que Pablo y Bernabé tuvieron “gran disensión y debate” con otros creyentes sobre el problema que generaban los judaizantes en la iglesia al exigir la circuncisión y la observancia de la ley de Moisés para salvación (Hch 15:1-5).
Trataron junto con los apóstoles asuntos doctrinales de primer orden en el primer concilio de Jerusalén (Hch 15:6). En Hechos, Lucas menciona a los ancianos como un grupo que debe ser identificado en la iglesia (Hch 15:4; cp. Hch 15: 2, 6, 22, 23, 16:4, 20:17; 21:18; 22:5).
Apoyaron las conclusiones doctrinales sobre los judaizantes en el primer concilio en Jerusalén y suscribieron la carta doctrinal enviada a Antioquía donde se rectificaba que no era necesario exigir a los gentiles la circuncisión y la observancia de la ley para ser salvos (Hch 15:22).
Los apóstoles y los ancianos eran identificados como los líderes responsables de respaldar los acuerdos doctrinales y las ordenanzas que resultaron del concilio en Jerusalén, los mismos que debían darse a conocer a todas las iglesias (Hch 16:4).
Los ancianos despidieron a Pablo en Mileto y él les dio instrucciones claras que revelaban su rol en la iglesia de Éfeso (Hch 20:18-38).
Fueron testigos de los desafíos que Pablo enfrentó con los opositores del evangelio (Hch 20:18-20).
Los ancianos recibieron de Pablo instrucción doctrinal y ministerial tanto en la congregación como en sus propios hogares (Hch 20:20, 27).
Pablo les pidió que tuvieran cuidado de sí mismos, como exhortó a Timoteo sobre cuidar de desviarse en la doctrina que enseñaba a la iglesia (1 Ti 4:16). Los ancianos tenían un papel importante de enseñar y predicar en las congregaciones.
Pablo les pidió que tuvieran cuidado de la congregación porque “el Espíritu Santo les ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con Su propia sangre” (Hch 20:28). La frase “obispos para pastorear” confirma un liderazgo compartido, consensuado y dirigido por más de un pastor o anciano.
Pablo advirtió a los ancianos que a las congregaciones llegarían “lobos feroces que no perdonarán el rebaño” (Hch 20:29). Una importante labor pastoral que deben ejercer los ancianos de la iglesia es cuidar a las ovejas del Señor ante las fieras.
Existe la posibilidad de que entre los ancianos algunos se levanten “hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos” y que “por lo tanto, estén alerta” (Hch 20:30-31). Esto indica que los ancianos deben prepararse bíblicamente para identificar doctrinas erróneas o intereses particulares que provoquen la pérdida del enfoque en la iglesia.
Pablo les recuerda a los ancianos que él mismo no esperaba ser sostenido económicamente siempre de las congregaciones, sino que con sus propias manos se sostenía mientras servía a Dios (Hch 20:32-35; cp. 1 Co 9:12).
Los ancianos, junto con la congregación, recibían el testimonio de Pablo sobre cómo los gentiles recibían el mensaje de salvación (Hch 21:18-19). Algo que hoy llamaríamos un informe del ministerio de algún hermano misionero.
Los ancianos merecen un trato honroso. Pablo aconsejó a Timoteo que evitara reprender con dureza a un anciano (1 Ti 5:17). Aunque este pasaje puede referirse a una persona de edad avanzada, el principio también podría aplicar al trato de un pastor con otro anciano que también pastorea en la congregación.
Hay ancianos que gobiernan pero que no predican ni enseñan. Esto lo deja claro el apóstol Pablo en la primera carta que envió a Timoteo (1 Ti 5:17). Sin embargo, todo anciano debería estar preparado para hacerlo. Pero el impedimento no debería venir porque el pastor no deja espacio para que otros ancianos prediquen en la iglesia, lo cual es una práctica común en las iglesias de América Latina que debemos erradicar.
Los ancianos deben recibir un trato justo ante las acusaciones. Aunque esta es una regla general que aplica a todo creyente, la investidura que tienen los ancianos debe llevar a los líderes a que eviten recibir una acusación a la ligera (1 Ti 5:19). Por la imperfección humana, los ancianos pueden incurrir en algún pecado. Sobre esos casos, puedes consultar algunos consejos aquí.
La iglesia debe establecer ancianos y su ministerio debe ser activo, reconocido y respetado. El apóstol Pablo le escribe al pastor Tito: “te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad como te mandé” (Tito 1:5). Es lamentable cuando en una iglesia se nombran ancianos de manera irresponsable sin capacitarlos y que ellos no sepan cuál es su función en la congregación.
Pablo establece los requisitos para elegir un anciano-pastor en la iglesia. Debido a la responsabilidad de la investidura de un anciano, Pablo es prolijo en listar las características de ellos (Tito 1:5-9; 2:2-5). En las tres cartas pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito), Pablo explica cómo deben ser los ancianos de la iglesia y las actitudes que deben evitar al describir a los falsos maestros.
Los ancianos son responsables de visitar y orar por los necesitados (Stg 5:14). Este pasaje necesita un análisis cuidadoso que puedes leer aquí.
El apóstol Pedro describe cuáles son las funciones de los ancianos en la iglesia (1 P 5:2-4).
Pastoreen el rebaño de Dios.
Velando por el rebaño no por obligación sino voluntariamente como Dios requiere.
No hacer este ministerio por avaricia del dinero, sino con sincero deseo.
Tampoco teniendo señorío sobre la congregación (1 P 5:5).
Deben ser ejemplo de obediencia a Dios.
Los ancianos recibirán de Dios una corona de gloria.
Comprendo que cada herencia doctrinal lleva a establecer reglamentos internos sobre doctrina, administración y liturgia. Estas conclusiones pueden variar en cada misión y, hasta cierto punto, siguen siendo bíblicas. Sin embargo, hay una verdad que se acepta en toda iglesia sin importar su denominación: La iglesia necesita que reclutemos, entrenemos y asignemos líderes para servir en el cumplimiento de la Gran Comisión (Mt 28:19-20).
Si perteneces a una iglesia que requiere de un solo pastor, pide a Dios por consiervos que deseen recibir capacitación para servir contigo en el ministerio y sean ancianos con funciones pastorales. La evidencia bíblica de un liderazgo pastoral compartido con ancianos es arrolladora y debemos promoverla. Estamos en el ministerio para dar gloria a Dios por medio de un equipo que desarrolle la tarea pastoral.
[1] Alfonso Ropero, “anciano”, Gran diccionario enciclopédico de la Biblia (Barcelona: Editorial Clíe, 2013) p. 243.
El NT, por ejemplo, sugiere que en ciertos contextos existió un líder o pastor como Timoteo y Tito —responsable de entrenar y establecer ancianos— mientras que en otros contextos se da por hecho que el liderazgo está conformado por ancianos en funciones pastorales de enseñanza y administración eclesiástica, como Pedro menciona en su carta (1 P 5:1-5). Es importante identificar el significado del término “anciano”.
En el NT los términos “anciano” y “epíscopo” (que significa supervisor u obispo) eran intercambiables (cp. Hch 20:17, 28; Tit 1:5, 7), aunque no totalmente sinónimos. El término anciano (gr. presbúteros) denota la dignidad de su función, en tanto que “epíscopo” señala los deberes inherentes al título.[1]
Las instrucciones para establecer ancianos en las iglesias las encontramos en Hechos, las cartas pastorales y algunas epístolas universales. Por medio de estos libros conocemos más instrucciones sobre las funciones de los ancianos en la iglesia local. Los ancianos…
Recibieron y administraron la entrega de la ayuda que provenía de los líderes de la iglesia en Antioquía (Hch 11:27-30). Esta es la primera mención de ancianos en la iglesia que se sugiere en Hechos 11:30.
Fueron designados para liderar en cada iglesia. Lucas narra que Pablo y Bernabé confirmaron y animaron a los nuevos creyentes explicándoles que “es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” y “después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hch 14:22-23, énfasis añadido).
Lideraban en la iglesia junto con los apóstoles en Jerusalén (Hch 15:2). Lucas describe que Pablo y Bernabé tuvieron “gran disensión y debate” con otros creyentes sobre el problema que generaban los judaizantes en la iglesia al exigir la circuncisión y la observancia de la ley de Moisés para salvación (Hch 15:1-5).
Trataron junto con los apóstoles asuntos doctrinales de primer orden en el primer concilio de Jerusalén (Hch 15:6). En Hechos, Lucas menciona a los ancianos como un grupo que debe ser identificado en la iglesia (Hch 15:4; cp. Hch 15: 2, 6, 22, 23, 16:4, 20:17; 21:18; 22:5).
Apoyaron las conclusiones doctrinales sobre los judaizantes en el primer concilio en Jerusalén y suscribieron la carta doctrinal enviada a Antioquía donde se rectificaba que no era necesario exigir a los gentiles la circuncisión y la observancia de la ley para ser salvos (Hch 15:22).
Los apóstoles y los ancianos eran identificados como los líderes responsables de respaldar los acuerdos doctrinales y las ordenanzas que resultaron del concilio en Jerusalén, los mismos que debían darse a conocer a todas las iglesias (Hch 16:4).
Los ancianos despidieron a Pablo en Mileto y él les dio instrucciones claras que revelaban su rol en la iglesia de Éfeso (Hch 20:18-38).
Fueron testigos de los desafíos que Pablo enfrentó con los opositores del evangelio (Hch 20:18-20).
Los ancianos recibieron de Pablo instrucción doctrinal y ministerial tanto en la congregación como en sus propios hogares (Hch 20:20, 27).
Pablo les pidió que tuvieran cuidado de sí mismos, como exhortó a Timoteo sobre cuidar de desviarse en la doctrina que enseñaba a la iglesia (1 Ti 4:16). Los ancianos tenían un papel importante de enseñar y predicar en las congregaciones.
Pablo les pidió que tuvieran cuidado de la congregación porque “el Espíritu Santo les ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con Su propia sangre” (Hch 20:28). La frase “obispos para pastorear” confirma un liderazgo compartido, consensuado y dirigido por más de un pastor o anciano.
Pablo advirtió a los ancianos que a las congregaciones llegarían “lobos feroces que no perdonarán el rebaño” (Hch 20:29). Una importante labor pastoral que deben ejercer los ancianos de la iglesia es cuidar a las ovejas del Señor ante las fieras.
Existe la posibilidad de que entre los ancianos algunos se levanten “hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos” y que “por lo tanto, estén alerta” (Hch 20:30-31). Esto indica que los ancianos deben prepararse bíblicamente para identificar doctrinas erróneas o intereses particulares que provoquen la pérdida del enfoque en la iglesia.
Pablo les recuerda a los ancianos que él mismo no esperaba ser sostenido económicamente siempre de las congregaciones, sino que con sus propias manos se sostenía mientras servía a Dios (Hch 20:32-35; cp. 1 Co 9:12).
Los ancianos, junto con la congregación, recibían el testimonio de Pablo sobre cómo los gentiles recibían el mensaje de salvación (Hch 21:18-19). Algo que hoy llamaríamos un informe del ministerio de algún hermano misionero.
Los ancianos merecen un trato honroso. Pablo aconsejó a Timoteo que evitara reprender con dureza a un anciano (1 Ti 5:17). Aunque este pasaje puede referirse a una persona de edad avanzada, el principio también podría aplicar al trato de un pastor con otro anciano que también pastorea en la congregación.
Hay ancianos que gobiernan pero que no predican ni enseñan. Esto lo deja claro el apóstol Pablo en la primera carta que envió a Timoteo (1 Ti 5:17). Sin embargo, todo anciano debería estar preparado para hacerlo. Pero el impedimento no debería venir porque el pastor no deja espacio para que otros ancianos prediquen en la iglesia, lo cual es una práctica común en las iglesias de América Latina que debemos erradicar.
Los ancianos deben recibir un trato justo ante las acusaciones. Aunque esta es una regla general que aplica a todo creyente, la investidura que tienen los ancianos debe llevar a los líderes a que eviten recibir una acusación a la ligera (1 Ti 5:19). Por la imperfección humana, los ancianos pueden incurrir en algún pecado. Sobre esos casos, puedes consultar algunos consejos aquí.
La iglesia debe establecer ancianos y su ministerio debe ser activo, reconocido y respetado. El apóstol Pablo le escribe al pastor Tito: “te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad como te mandé” (Tito 1:5). Es lamentable cuando en una iglesia se nombran ancianos de manera irresponsable sin capacitarlos y que ellos no sepan cuál es su función en la congregación.
Pablo establece los requisitos para elegir un anciano-pastor en la iglesia. Debido a la responsabilidad de la investidura de un anciano, Pablo es prolijo en listar las características de ellos (Tito 1:5-9; 2:2-5). En las tres cartas pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito), Pablo explica cómo deben ser los ancianos de la iglesia y las actitudes que deben evitar al describir a los falsos maestros.
Los ancianos son responsables de visitar y orar por los necesitados (Stg 5:14). Este pasaje necesita un análisis cuidadoso que puedes leer aquí.
El apóstol Pedro describe cuáles son las funciones de los ancianos en la iglesia (1 P 5:2-4).
Pastoreen el rebaño de Dios.
Velando por el rebaño no por obligación sino voluntariamente como Dios requiere.
No hacer este ministerio por avaricia del dinero, sino con sincero deseo.
Tampoco teniendo señorío sobre la congregación (1 P 5:5).
Deben ser ejemplo de obediencia a Dios.
Los ancianos recibirán de Dios una corona de gloria.
Comprendo que cada herencia doctrinal lleva a establecer reglamentos internos sobre doctrina, administración y liturgia. Estas conclusiones pueden variar en cada misión y, hasta cierto punto, siguen siendo bíblicas. Sin embargo, hay una verdad que se acepta en toda iglesia sin importar su denominación: La iglesia necesita que reclutemos, entrenemos y asignemos líderes para servir en el cumplimiento de la Gran Comisión (Mt 28:19-20).
Si perteneces a una iglesia que requiere de un solo pastor, pide a Dios por consiervos que deseen recibir capacitación para servir contigo en el ministerio y sean ancianos con funciones pastorales. La evidencia bíblica de un liderazgo pastoral compartido con ancianos es arrolladora y debemos promoverla. Estamos en el ministerio para dar gloria a Dios por medio de un equipo que desarrolle la tarea pastoral.
[1] Alfonso Ropero, “anciano”, Gran diccionario enciclopédico de la Biblia (Barcelona: Editorial Clíe, 2013) p. 243.
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