ES LIGERA MI CARGA
Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Mateo
11:25-30
Nobleza obliga, ayer hice una apuesta y perdí, lo tengo que reconocer. Un joven pastor de Buenos Aires que se llama Milton, nadie va a saber quién es porque ese nombre es muy común, predicó de ese texto que yo mencioné ayer que aposté que nadie lo había escuchado predicar o lo había predicado y lo.predicó antes de Semana Santa. O sea que ahora, lo único que me queda es hacerle llegar el premio que no fue establecido, pero, en fin, voy a buscar algo de mucho valor, algo realmente valioso como por ejemplo la segunda dosis de una vacuna rusa, alguna cosa así para darle a este joven en compensación porque ganó en buena ley esa apuesta. Y yo, como ya saben ustedes, mi vida está regida por la Ley de Murphy. De manera que si algo puede salir mal, a mí me sale mal. Si llego a poner un circo me van a crecer los enanos, a la mujer barbuda se le va a caer el pelo y si hago apuestas como ésta, seguiré perdiendo. La lista es interminable.
Hoy voy a hablar de una promesa. Una promesa que está en la Biblia. Si la querés agarrar, agarrala, es tuya. El Señor Dios te la ha dado, y esa promesa es la razón por la cual yo hago tantos chistes y tantas apuestas perdidas. Porque te quiero aclarar lo que dice en este texto que está en Mateo 11:28 al 30; que yo ya lo ya lo prediqué antes, ya lo expliqué antes; pero quiero profundizar en un aspecto. Y es el aspecto de la carga. Del tema de la carga, de los problemas que nosotros tenemos. A ver si puedo con este ejemplo ilustrar lo que voy a leer enseguida.
Ahí tenés un albañil que acaba de terminar un revoque de una pared. ¿Vos sabés cuánto pesa cada balde? ¿Vos tenés idea cuántos baldes le acercaron a él? Y con una cuchara que tiene más o menos, como entre un medio kilo, capaz un kilo de la mezcla de arena, que es más pesada. Bueno, él con esa muñequita, lo estuvo tirando a la pared, y alisándolo. Estuvo todo el día con eso y cuando terminó, estaba muerto. Muerto, no literalmente. Pero dice: “¡Ah! ¡Estoy muerto, pero terminé el revoque!”.
Lo mismo, el corredor. El corredor, mirá, te muestro el segundo ejemplo. El corredor llega a la meta. ¡Llegó a la meta! ¿Y cómo está el tipo? ¡Está muerto! Algunos como el primer corredor de la olimpíada que fue la carrera que hizo Filípides, un griego para traer noticias. Cuando llegó a Atenas, dio las noticias y cayó muerto. Ese, muerto literalmente. Pero todos los que corren es alguien que uno lo ve llegar al final de la competencia. Y hablan todos transpirados, así, y dice: ¡Sí! ¡Pusimos todo lo que tenemos que poner y dejamos todo ahí en la cancha, porque nosotros tenemos orgullo de nuestra camiseta y… ¿Te das cuenta? Está muerto, pero está contento. El tipo se preparó, entrenó. ¡En los entrenamientos también terminaba muerto! Terminar muerto al final de una meta y sin embargo cuando recibe la copa, el tipo está más transpirado que un santiagueño con pulóver (a), pero está feliz. ¿Te das cuenta que esa carga que él tuvo, que ese cansancio que le llaman “cansancio de muerte”, sin embargo es el éxito que él buscaba en su vida?
Es decir que no es una idea loca del Señor Jesús, esto de que cuando uno muere al mundo, vive para Cristo. Porque es exactamente eso.
La mujer cuando va
a dar a luz, le duele. El parto es difícil, sí, pero también le duele cuando el
chiquito rompe algo después, al año. Y cuando el chiquito va a la escuela, y
cuando el chiquito se pone de novio, y cuando el chiquito termina el colegio. Cuando
el chiquito, cuando el chiquito … es decir, toda la vida tu hijo te va a traer
alguna forma de carga. Que no es siempre igual, pero es una carga y una carga
preciosa, porque amamos a nuestros hijos ¿no es cierto?
Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».
(Mateo 11:28-30 NTV)
Este es el texto que yo llamaría “¿en qué quedamos?” ¿Es una carga? Al cansado y que lleva una carga pesada, ¿hay que decirle: “vení y tomá otra carga?” El propio Jesús, se reconoce a sí mismo como una persona humilde y tierno de corazón. ¿Eso no es un signo de debilidad? ¿Por qué yo debería confiar en la debilidad? Como dice que le predicaron al inca Siguako Guatus y él les preguntó: “¿Pero ustedes no me están diciendo que ese que ustedes llaman Dios lo mataron en una cruz? ¿Qué clase de dios es ese que lo podés matar en una cruz?”
Los misioneros no les fue bien con eso. Porque ésta es la paradoja que está en el mensaje. Es una paradoja que está en el mensaje, pero no porque el que está mal es Jesús y su lógica es ilógica. Sino porque Él tiene la lógica correcta y el mundo está dado vuelta. Y bueno, ya saben, el tango “Cambalache” (b) ya lo he cantado de punta a punta y todo eso. La “Asociación de Tangueros Unidos” de Argentina me está iniciando un juicio y ahora me voy a tener que retractar. Y te apuesto que si te apuesto, pierdo. Esa es la única apuesta que yo sigo ganando.
Acá Jesús promete que a las personas que sienten una carga, no una carguita así como que “hoy estoy cansado porque vine muerto del trabajo”. Vine muerto el trabajo no veía la hora de sacarme los zapatos y corbata, ponerme un shortcito e irme a regar el jardín, qué sé yo.
No esa carga. Sino esa carga, que vos sabes de qué estoy hablando yo. La carga que te viene a la noche cuando te querés dormir y das vueltas y vueltas, y vos decís: “bueno, no pienso más en esto”. Y otra vez te viene. Bueno, basta, listo, ya. A ver, voy a pensar en algo para distraerme. Voy a poner la televisión. Ponés una novela, no me gusta, no, ya pasó. Y ves el noticiero, y otra vez pero mirá las cosas que pasan, y todo. Y entonces cambiás carga por carga, y no sé al final cuál es la carga más pesada. Y al final, en el fondo, ni siquiera sabemos bien cuál es la carga.
Pero acá hay una promesa para nosotros, los que a veces estamos cargados con cargas de tipo moral. Con preocupaciones, con ver cómo algunas personas que amamos están pasando momentos difíciles ellos y entonces se nos pega esa carga. Y porque nosotros mismos tenemos preocupación por qué va a pasar. Si lanzáramos un juego un día de “Vamos a completar la frase: ¿qué pasaría sí…?” Y entonces vemos también que eso es carga, y que es pesado.
Pero que podemos
llevar esa carga, fácilmente, diría Jesús, y livianamente. Es decir, sin que
nos hunda esa carga. Si vamos a tomar una carga extra, que sea la carga de
poner el yugo. Lo lindo del yugo es que -como figura ya no se usa más en el
campo ni en ningún lado- pero el yugo nos ayuda a nosotros a pensar que la misma
carga que llevamos nosotros, la lleva del otro lado del yugo el mismísimo Señor
Jesús.
(a): Santiagueño. Oriundo o habitante de la provincia de Santiago del Estero, centro-norte de Argentina. Zona caracterizada por sus elevadas temperaturas durante la mayor parte del año.
(b): Cambalache. Tango de Enrique Santos Discépolo. 1936.
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