NO VENDO MI HEREDAD
El
capítulo 21 de 1ra. de Reyes nos relata la historia de un hombre llamado Nabot,
quien tenía una viña hermosa, heredada
de sus padres. La costumbre de aquellos tiempos era que la herencia no
se vendía; se consideraba algo preciado, cuyo valor monetario no sobrepasaba al
valor simbólico que ostentaba.
Pero
el malvado Rey Acab, de entre tantas
viñas y bienes que él podía adquirir, se
antojó precisamente de la que tenía Nabot.
Nabot
por su parte, sabía que ese bien era
invaluable, por lo tanto para él no
había negocio ni oferta lo suficientemente llamativa o valiosa, como para
dejarse llevar por la tentación de vender ese patrimonio heredado de sus padres. Así es que Nabot no
renunció a su integridad y principios, incluso a riesgo de perder la vida, como
así efectivamente sucedió.
Amig@:
Tú
y yo tenemos nuestra heredad, que no es otra cosa que la salvación pagada con la sangre
de Jesucristo, allá en la cruz. Por lo tanto no debemos venderla, ya que Dios nos la otorgó mediante su gracia. Y Él desea que la
conservemos.
Sin
embargo, es posible que el enemigo a
través de alguien o algo, busque tentarte. Pero debes entender que cualquier
propuesta que provenga de él, por
atractiva que se vea, te llevará a tu destrucción espiritual, alterando tu
relación con Dios y la paz que has logrado encontrar en Jesús.
Por
ello, mantente firme, rechaza y combate la
tentación hacia lo malo. Si de verdad lo buscas, el Señor te dará las armas
para hacerlo.
Las
Escrituras dicen :
Por lo tanto, pónganse toda la armadura de
Dios,
para que cuando llegue el día malo puedan resistirhasta el fin con firmeza.
Efesios 6:13
Que
esta palabra ilumine tu camino.
Comentarios
Publicar un comentario
Tu comentario nos interesa