Línea directa
Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Mateo
11:27-28
Mucha gente cree que como Dios está en todas partes, cualquiera lo puede conocer. Esto es una media verdad, que son las peores mentiras, las medias verdades. En el tiempo de Jesús los griegos habían llegado a la conclusión, por lo menos alguna de sus líneas de pensamiento, que tenían muchas; de que a Dios no se lo puede conocer porque Dios es perfecto y yo soy imperfecto. Y entonces es como querer mezclar el agua con el aceite. No estaban del todo equivocados ¿eh? ¡Ojo con eso! El punto con Dios es, ellos decían; Dios es perfecto, yo soy imperfecto, entonces entre Dios y yo, la forma de conocer a Dios -porque algo de conocimiento de Dios tenemos, ¿no es cierto?- la noción de que existe ¿de qué forma es?
Entonces ellos decían, tiene que haber una especie de continuum, es decir una especie de cosas conectadas entre sí, que por ejemplo, una sin ser perfecta es casi perfecta y entonces está en comunión con Dios. Y del lado “casi” está en comunión con algo más bajo. De ahí, de hecho viene esa idea de que el Cielo está arriba y el Infierno está abajo. Que geográficamente eso es un disparate, pero bueno. Y entonces esa cosa “semi perfecta” estaba en contacto con una cosa “semi-semi perfecta” que del lado alto estaba conectado con una cosa semi perfecta, pero del lado de abajo estaba conectado con algo semi mundana, semi baja, semi inferior. Y así hasta llegar al hombre que tenía una parte superior conectada para el lado de Dios pero no directamente a Dios, y una parte baja conectada al mal sin ser perfectamente mala tampoco. Estábamos como flotando, digamos, ahí. De ahí vienen muchas ideas teológicas falsas; que son falsas, ¡guarda con esto! de que el hombre tiene, por ejemplo, el cuerpo malo, pero el espíritu bueno. Y que lo que puede hacer él para crecer espiritualmente -crecer ¿te suena?- es como ir en una escalera, ir subiendo cada día. Ir subiendo… subiendo; subiendo ¿a dónde? ¿Cómo subir? ¿Y dónde es arriba y dónde es abajo?
Así cuando nosotros decimos que el Infierno está abajo, apuntamos hacia abajo donde estamos en la tierra. Y en el caso nuestro, apuntamos a China, porque justo China está en la antípoda nuestra. Aquí en donde estamos nosotros es más o menos en la provincia de Shenzhen creo, en China. ¿Y qué culpa tienen los chinos de que nosotros señalamos al Infierno para el lado de ellos? De paso, cuando uno de ellos señala para abajo, señala para el lado nuestro. ¡Y muy equivocado no está! ¿eh?
Esta idea de
conocer a Dios, dijo Jesús; escuchá lo que dice, porque uno lee a Cristo, pero
leé para ver si confirma lo que uno cree de que Dios está en todas partes, y
que cualquiera conoce a Dios.
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
(Mateo 11:27-28 RV 1960)
Fuera de esta promesa que la dejé incluida en el texto de hoy, porque es PRECIOSA. Cuando vos estás cansado, que estás preocupado -que es mi caso- el tema de la pandemia y todo, me tiene cansado. No estoy rendido, no estoy derrotado; pero estoy cansado. Entonces esta promesa viene para mí. A decirme Jesús: vengan a mí; y entonces yo voy a Él. Y oro, y leo, y trato de ver qué tiene Él para aliviar este cansancio. Es un cansancio moral también. Yo no quiero hacer comentarios en política, para no herir a nadie, pero a veces nuestros gobernantes realmente pierden aceite por el cárter y se van a la banquina. “Vengan a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar”. ¿Y sabés que encuentro descanso?
Pero no nos desviemos de este tema. Nadie conoce al Padre. Jesús decía lo que los griegos iban a decir que sí, que estaban de acuerdo, en que nadie conoce a Dios. Pero lo que Cristo dice es: nadie conoce al Padre, pero yo lo conozco. Y aquél a quien el Hijo –Él hubiera dicho “yo”, pero no decía “yo”- lo quisiera revelar. ¿Podemos conocer a Dios? Sí. ¿Cómo? Por revelación. Es decir, con que alguien, que es Jesús, nos lo muestre.
Nos muestre cómo es, nos muestre qué quiere, nos muestre cómo anda, cómo se desenvuelve día a día. ¿Cómo podés saber eso de Dios? Y no tener una idea fija, una idea fotográfica, de que Dios es como una estatua que está en la parte más alta del mundo… Y otra vez la “parte alta”. ¡Y déle con la “parte alta”! Y la parte baja, ¿cuál es la parte más baja del mundo? No son las Fosas Marianas. Digo, porque yo lo creía esto hasta hace un mes. El lugar más profundo del mundo son las Fosas Marianas. No. Hay un lugar más angosto pero más profundo. Entonces, ¿será que ahí está el Infierno? ¿De dónde sale esto en la Biblia? Bueno, de alguna idea de dónde iban los muertos del Antiguo Testamento, pero no del Nuevo Testamento. Y de la idea del Dante, que cuando escribió “El Infierno” (del Dante), no se daba cuenta él que lo que estaba haciendo, era escribir un libro de doctrina paracristiana. Él quiso hacer como una especie de cuento, una cosa así muy surrealista. Y el resultado fue que mucha gente, hasta el día de hoy, cree en las cosas que están en “El Inferno” del Dante y no en la Biblia. Y esta es una de ellas.
Si uno se acerca a Cristo sin rendir examen de ingreso, puede recibir el cumplimiento de esta promesa escondidita acá, que es preciosa, y el que la descubre es como el que descubre… ¡qué sé yo! ¡un tesoro! Descubre un tesoro, ¡sí, sí,sí!
Dice: “Nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiera revelar”.
Y acá, que se levante la preguntita: ¿Y el Hijo, me lo querrá revelar a mí? ¿Y qué condición habría que tener, qué se tendría que dar? ¿Qué alineación de planetas se tendría que dar, para que Jesús tuviera la amabilidad de mostrarme al Padre?
Y te iba a decir, te lo dejo como una intriga para que lo pienses. Pero, vos ¿estás en un contacto estrecho con Jesús? ¿Hablás con Él todos los días? Porque si es así, entonces ya sabés la respuesta. Pero si no lo sabés, la respuesta no está en este Tip. Está en Jesús y podés comunicarte directamente con Él.
Tomá nota: +54 03…
¡Ah, no! Estoy dando el teléfono de gente de acá.
Tenés línea directa ¡papá! con Jesús. Orando tenés línea directa con el mismo Cristo. Y cuando estás en línea con Cristo, adiviná: ¿con quién te estás comunicando?
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