Dios no muestra favoritismo
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Hechos 10:34-35
Había
un muchacho que estaba llenando un formulario, en una entrevista laboral, para
que lo tomen en un trabajo. El muchacho medio agrandadito. Y entonces una de
las preguntas que tenía que contestar decía: “defina en una sola palabra cómo
es usted”. Y el muchacho puso: “profesionista”.
¡Ayayay!
Nosotros a veces queremos ser respecto de Dios, “profesionistas”. De hecho he
conocido mucha gente que lamentablemente no ve a Dios como Él es en realidad. ¡Y
mirá qué casualidad! Porque ve a Dios con una imagen que lo hace rechazar a Dios.
O no rechazar de plano, pero sí, no reconocerlo como Él es. Por la sencilla
razón de que parece como que estar bien con Dios es imposible, por lo que es Dios.
Que es un ser perfecto y entonces ¿quién se va a acercar? ¿A qué nos vamos a
acercar? ¿Nos va a prestar atención? ¿Se fijará en mí, que soy una pequeña mota
de polvo en el universo?
El apóstol Pedro, ese que era impulsivo y medio racista, dice que Pedro respondió, después de haber ido a la entrevista con el centurión romano, que es una de las experiencias que hay en el libro de los Hechos, más interesantes desde el punto de vista evangelístico, de la de la evangelización. Porque ahí se cruzó un puente muy, muy difícil; que era el puente de qué pasa cuando hay una persona, un romano que quiere ser hijo de Dios. ¿Qué pasa con este romano? Un romano pagano, que no tiene hecha la circuncisión, que no practica el judaísmo, que nació en un pueblo que tiene un nombre raro… ¿Y cómo se come esto? Así fue el apóstol Pedro, con algunos creyentes de la iglesia en Jerusalén, y luego de la impresionante acogida que les dio el Espíritu Santo a esta gente pagana, pero con el corazón abierto; entonces Pedro respondió -mirá la sinceridad del apóstol Pedro-:
Entonces Pedro respondió: —Veo
con claridad que Dios no muestra favoritismo. En cada nación, él acepta a los
que lo temen y hacen lo correcto.
(Hechos 10:34-35 NTV)
Mirá
vos, según Pedro, cuál es la demanda que tiene Dios sobre las personas donde
dice ahí, en cada nación, en cada este día, en cada pueblito, en cada idioma,
en cada cultura. ¿Qué es lo que demanda Dios? Fijate porque es muy importante. Hay
muchas personas que vos les preguntás: “Qué es lo que quiere Dios?” y te vas a
dar cuenta que la respuesta que te dan, y …es que te hagas católico. O si me preguntás
a mí, que se haga evangélico. Y ese tema no está debidamente delimitado. Porque
yo no estoy diciendo que sea malo ser católico, ser evangélico, ser algo. Lo
que estoy diciendo es: quizá nosotros sin querer, por el entusiasmo, llevados
por el entusiasmo; decimos o damos por sentado cosas que realmente no son así.
En este caso, cuando Pedro dice que “ve con claridad que Dios no muestra favoritismo”,
la palabra literalmente quiere decir: “condenar a una persona por la cara, por el
rostro; o como diríamos nosotros, juzgar a una persona por «portación de rostro».
Pasó
una vez en Bialet Massé. Estábamos en construcción y venía de Carlos Paz un
camión que traía piedra, arena, una cosa así. Y no sabía bien cómo era la
entrada a Vialet, entonces, los dos chicos que estaban trabajando en la iglesia,
los albañiles, se fueron a la esquina del templo, se pararon en el medio de la
esquina ahí mismo en la calle, esperando al camión para decirle vos entrá por
acá, así ahí nos va a ver y te indicamos por dónde entrar. De repente cayó la Policía.
Una vecina que tenemos en el Templo, que es medio chismosa y nerviosa, los vio
parados en la esquina y llamó a la Policía. ¿Por qué? Porque tenían ropa de
trabajo y gorrita. Y eso, eso no lo puedo tolerar. Así que la Policía se los
llevó a los dos. Yo vi de repente, que no había nadie en la obra, que estaba
todo así y pensé “estos se han ido a tomar una gaseosa por ahí” y resulta que estaban
declarando en la Comisaría. Se recontra enojaron y con justa razón. Porque ¿qué
es lo que pasó? Los juzgaron simplemente porque estaban vestidos de determinada
manera. Si hubieran estado vestidos de traje no, los hubieran molestado. Y así
nosotros, tendemos a juzgar por lo primero que vemos. Es un viejo mecanismo de
defensa ¿no es cierto? Vemos algo que puede ser un peligro y entonces nuestra
alarma interna se dispara y dice: “¡Guarda, guarda,guarda!” “Viru, viru, viru,
viru” (onomatopéyica de una señal acústica de alarma-NdE). Y entonces uno se alarma
sin hechos que lo comprueben, sino simplemente por el aspecto de lo que parece.
Como
dijo ese: “-dame el celular”. Y el otro le dice: “-¿Qué? ¿Me está robando?” Y
dice: “-Escuchame, ¿no ves la gorrita? ¿No ves la bufanda? ¿No ves la pistola?”
Es
un tema difícil. Pero acá está aclarado con sencillez meridiana. “Veo con
claridad -dijo Pedro- que Dios no muestra favoritismo. En cada nación Él acepta
–ACEPTA– a los que le temen y hacen lo correcto”. Entonces, para mí; para mí
personalmente digo, y lo comparto con vos porque creo que para vos también
puede ser muy bueno. Pensar en Dios como alguien que nos mira, no importa
nuestra nación, no importa en qué idioma hablamos, no importa cómo estamos
vestidos… ¿O hay que ponerse la corbata para ir al cielo? Dios nos mira y si ve
que nosotros le tenemos respeto y nos conducimos correctamente, Dios nos acepta.
Y eso es lo más grande del Evangelio. ¿Te acordás, cuando Jesús nació, al
tiempo vinieron los pastores que habían tenido una visión en el medio del campo,
del cielo iluminándose y un coro de ángeles que cantaban “Gloria a Dios en las
alturas y en la tierra, paz y buena voluntad de Dios para con los hombres”?
Y
permitime que te diga algo: esa “buena voluntad de Dios para con los hombres”, NUNCA
SE TERMINÓ.
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