NO PUEDO DEJAR DE HACERLO

Brendaliz Avilés

Querid@ amig@

En la vida no siempre nos sentimos con la fortaleza suficiente para hacer las tareas que nos corresponden. 

Pienso en el profeta Jeremías. Y me pregunto:  ¿Cuántas veces quiso escapar, dejarlo todo?... Sin embargo  tuvo que sobreponerse a su dolor y a su frustración, porque sintió esa llama del Espíritu Santo que no le permitía abandonar  lo que él sabía que tenía que hacer.

Por ello, no permitas que el enemigo tome ventaja sobre tu vida y tu circunstancia. El mensaje de Dios no puede estancarse; tiene que seguir propagándose; fluir como el agua fresca.

El dolor, la enfermedad, la tribulación o cualquier cosa semejante, no pueden ser más fuertes que el poder y la fortaleza que Dios va a infundir sobre ti,  para hacer lo que te corresponde.  

Así es que no  dejes de hacer lo que sabes que tienes que hacer. La ofrenda que debes presentarle al Señor, no la va a dar  otra persona. Te corresponde a ti, dársela.

Comienza diciéndole:

Amado Dios, hoy me presento ante ti con la absoluta confianza de que estás fortaleciéndome en medio de mis debilidades y problemas. Que aunque mi cuerpo y mente se sienten agotados, mi espíritu sigue dispuesto a hacer la tarea que me fue encomendada.  Amén.

 

Pero el Señor está conmigo 
como un guerrero poderoso;
por eso los que me persiguen 
caerán y no podrán prevalecer,
    fracasarán y quedarán avergonzados.
Eterna será su deshonra; jamás será olvidada.

(Jerem.  20: 11)

 Que esta palabra ilumine tu camino. 

 

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