Siento que estoy perdiendo la chispa de mi fe
La Catapulta
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Y ella escribió estas palabras: “Hola, estoy perdiendo mi chispa. Siento miedo de que se apague por completo. ¡Lo siento!”
Esa respuesta la recibí, porque su amiga más cercana me contó que estaba preocupada por ella. Una seguidilla de pruebas le han caído. Una tras otra sumándose, mientras las primeras no pasan. Le escribí por Instagram.
Esta joven siempre se ha distinguido por ser una líder imparable. La única creyente en su hogar. Llegó a los pies de Cristo por el testimonio y el amor de una amiga que lo entregó todo por ella. Encontró la salvación en Cristo Jesús o más bien dicho, Dios la encontró en Jesús, quebrada por sus pecados y la hizo de nuevo.
¿Cómo está su fe?, ¿Está en medio de pruebas?, ¿Siente como la chispa de su fe está por morir porque las pruebas de este mundo le han abrumado?
Ella no sólo está en este punto, está exhausta. Siente que ya no puede más. Tiene miedo que su relación con Dios se apague por completo y esa chispa que aún permanece, se desvanezca.
Le respondí: “A llorar para el cielo y no para el suelo. A llorar el dolor, pero con fe.”
Su respuesta fue una pregunta: “¿Cómo se llora para el cielo?”
Continué con otra respuesta: “Sacando la tristeza y sabiendo que, aunque no entendamos qué pasa o por qué, pasará. Dios tiene nuestros tiempos en sus manos. Aún con lágrimas en los ojos, pero con fe.”
Lo ojos secos, no son sinónimo de fortaleza. Muchas veces son sinónimo de torpeza, de falta de comprensión del dolor humano y de falta de conocimiento de las Escrituras. No son estas las que nos mandan a ¿Alegrarnos con los que están alegres y a llorar con los que lloran?
Ella agregó: “Hay personas que me han dicho, llorar no es bueno, porque debemos tener contentamiento. Entonces para mí es absurdo, si por más que quiera tener otra cara, en este momento mi cara refleja tristeza, hasta pena pienso. El versículo me llegó, porque entendí que, aunque ahora mismo refleje tristeza mi corazón, está agradecido y confiando siempre en Dios, creyendo que me ama y que yo lo amo.”
El pasaje bíblico que le llegó fue: “Vale más llorar que reír; pues entristece el rostro, pero le hace bien al corazón.” Eclesiastés 7:3
Llorar no es falta de fe. Lloramos cuando emocionalmente topamos y no podemos más. Lloramos cuando físicamente topamos y no podemos hacer nada más. Pero podemos llorar hacia el suelo o hacia el cielo.
Llorar hacia el cielo, es derramar lágrimas de dolor, que reflejan cansancio, como que sentimos que tal vez humanamente todo está perdido, pero que confiamos en una soberanía bendita y amorosa. Que no nos promete que no tendremos aflicciones en este mundo, sino que Cristo Jesús venció al mundo.
Ni la muerte pudo con Jesús. Llorar hacia el cielo es llorar todo lo que nos desborda emocionalmente, pero sabiendo que no estoy tirado en el suelo sin esperanza. Aunque me tocara vivir lo peor a los ojos de la humanidad que es la muerte, me espera la vida eterna. Jesús venció al mundo, venció al pecado y venció a la muerte.
Llorar hacia el cielo es llorar al lugar de donde viene nuestro socorro. Cuando lloro algo cambia en mí, pero no la situación. Cuando lloro hacia el cielo, mantengo la perspectiva eterna de mi vida y en quien confío. Soy peregrino y extranjero en esta tierra, me espera la verdadera y nueva ciudad de paz, la nueva Jerusalén en donde viviremos con Dios por la eternidad.
En ese lugar no hay muerte, ni llanto ni lamento, ni dolor. Así que, en esta tierra a pesar de las peores pruebas o tribulaciones, mantengamos la fe en Jesús, nuestro Salvador de los pecados, que promete no sólo una nueva vida a todo pecador – nacer de nuevo espiritualmente –, fortaleza para enfrentar las pruebas sino también, vida eterna en este lugar soñado llamado cielo.
Siga adelante… Aún con lágrimas en los ojos, pero con fe.
Ore hasta que Dios le dé su milagro. O hasta que Dios lo llame a su presencia. Ore con fe, pero, sobre todo, porque mantenga la fe en el Todopoderoso a pesar de cualquier situación.
Le comparto dos canciones que le envié a esta joven. Son de Crystal Lewis. Solía escucharla en mi adolescencia. Y su música, sigue edificándome. Es una norteamericana que grabó varios álbumes en español. Canción 1 – Mi Redentor Vive y Canción 2 – Cristo yo creo en ti.
Dios sea con usted en las mejores, en las buenas, en las malas y en las peores. Sea usted con él siempre, en la comunidad cristiana a la que asiste y con su familia espiritual que lo sostiene.
“Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir».” La Biblia en Apocalipsis 21:4
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