Una oración de fe

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Nehemías 1:5-11 

Deseo de todo corazón que estés bien; bien lo que se dice: bien. Y quiero darles un abrazo cariñoso a los que son escuchantes pero de la versión en YouTube y decirles por favor suscríbase al canal. Porque entonces YouTube lo ofrece a más personas. Pero gracias por los que se han suscripto ya.

Dice que había un convento de clausura, donde tomaron a un curita nuevo. Y entonces luego de su ingreso ya sabía él que tenía que esperar para decir solamente una frase una vez al año. Así que cuando se cumplió el año, había expectativa para este curita nuevo, a ver cómo le había ido en ese tiempo así de silencio, de no poder hablar con nadie. Y entonces se presentó delante de su superior, y el superior le dijo: “-Bueno, te autorizo para que digas tu frase, al fin de un año que has estado con nosotros”. Y él dijo: “-Cama dura”. “-Bueno, podés volver a tu celda y a tus actividades. Y pasó otro año más. Al fin del año volvió otra vez a la presencia de su superior. Ya tenía más canas. Y le dice: “-Bueno, este es el momento que digas tu frase en libertad”. Y él dijo: “-Comida fría”. Está bien. Lo devolvieron a su celda a seguir haciendo sus oraciones. Al final del tercer período, lo vuelven a llamar y le dice: “-Bueno, tenés la oportunidad de decir tu frase de este año”. Y dijo: “Mire, padre; la verdad esto no es lo que yo pensaba. Esto no es vida, no es nada; así que yo lo lamento mucho, pero yo quiero que me permitan… yo me voy a retirar, me voy a volver a mi casa, de donde salí. Porque, la verdad, estoy arrepentido de haber venido a este lugar”. Y el padre superior, entonces le dijo: “-Me parecía que vos no estabas conforme acá, porque lo único que has hecho, desde que viniste, es quejarte!”

Este cuento, cuando lo escucho -porque es viejo, o sea que lo he escuchado varias veces- me hace reír porque las personas que son como yo, y quizá vos, no sé, somos personas que si nos tapan la boca, empezamos a hablar por los codos, por las orejas, por algún lado vamos a hablar; no nos podemos quedar sin hablar.

Y así, la verbalización es una descarga de las cosas que son como una carga en el interior. Fijate ese concepto ¿no? Porque uno dice, bueno ¿por qué tiene que decir? ¿Por qué tiene que hablar alguien? ¿Por qué decía mamá “no te podés quedar callado”? Yo siempre pensaba ¿no? ¿Por qué uno no se puede quedar callado? ¡Porque te viene de adentro! Yo te explico, para los que son más tímidos y calladitos del grupo les digo: Miren, cuando a vos, que sos hablador, te tapan la boca, empezás a mover la cabeza a un lado y al otro para tratar de encontrar un hueco y ahí vas a decir, a gritar, vas a decir; porque si no, te viene como un ahogo. Te da una cosa que sube desde la panza, por el pecho hacia la garganta y a veces estalla en lágrimas, o en un nudo en la garganta que te hace hablar con la voz de “pavito” (finita y entre sollozos-NdE). Eso es una forma de visualizar las emociones ¿no?. Hay personas que cuando les pasa eso, parece que van a reventar. Y de hecho, revientan en lágrimas, en gesticulación, sacudidas y algunas personas tienen una compresión en su interior tan grande que directamente se desmayan. Pum, al piso. así que para estas personas que tienen algo adentro, en su interior, yo voy a leer un relato. Ya a veces cuando elijo estos textos de la Biblia, digo, la gente que está preocupada por todo lo que está pasando y todo, encima cargarles con algún problema. Lo que ellos están esperando escuchar es que alguien les diga: “Bueno, está todo bien; está todo tranquilo…” ¿Vos sabés que la Biblia dice que está prohibido hacer eso? ¡En serio! ¡Está prohibido! Dice que Dios desprecia a los profetas -que teóricamente hablan de nombre de Él ¿no es cierto?- y que dicen: “Paz, paz”; cuando no hay paz.

Entonces, en un momento como éste donde no hay paz, uno tiene que ser como la famoso definición de un psicólogo de la televisión, que dijo: “Hay que tener un optimismo positivo, inteligente”. ¡Un optimismo inteligente! Y me encantó esa frase. Es importante esto de tener un optimismo inteligente, porque hay un optimismo estúpido. Tipo: “sí, vamos a ganar”, “todo va a ir bien”, “no te preocupes”… No es eso. Porque eso, en realidad, es como reírse del sufrimiento ajeno. Hay 90 mil casas en nuestro país, donde la gente piensa en alguien que ya no está, que murió hace un año, o en este año; y están tristes por esa pérdida. Y entonces uno no puede venir a esa persona y livianamente frotarle la espalda y decirle: “Bueno, ya va a pasar y va a ser todo mejor, en adelante”. Porque eso no es inteligente. No es tampoco amoroso, porque vos a una persona que tiene una herida, frotarle la herida, la única razón por la que le podés frotar la herida es por algún tratamiento para curársela; por ejemplo ponerle una crema; pero no frotársela como una caricia, cuando en realidad estás frotando una herida abierta.

Entonces, en ese sentido está en la Biblia. Que la Biblia es un libro que a mí me gusta porque es realista. La Biblia no es un libro de autoayuda ¿te fijaste? Es un libro de fe, pero ayuda. Ahora te lo voy a explicar.

En Nehemías, 1:5 en adelante, Nehemías, que tenía una buena posición donde estaba, estaba preocupado por lo que estaba pasando en la tierra propia de ellos, en Palestina, más específicamente, en Jerusalén. Cómo había estado todo descuidado, tirado después del cautiverio. Cómo estaba todo roto, cómo la ciudad entera era cueva de bichos; había bichos, plantas que crecían en los lugares que eran preciosos para ellos. Todo tirado, cosas rotas, tiradas, polvillo, arena del desierto, yuyos, plantas que crecen entre los restos… ¡un desastre! 

y dije: «Oh SEÑOR, Dios del cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos, ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste por medio de tu siervo Moisés. »Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si me son infieles los dispersaré entre las naciones; pero si vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos, entonces aunque se encuentren desterrados en los extremos más lejanos de la tierra, yo los volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado”. »El pueblo que rescataste con tu gran poder y mano fuerte es tu siervo. ¡Oh Señor, te suplico que oigas mi oración! Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor. Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo». En esos días yo era el copero del rey.

(Nehemias 1:5-11 NTV) 

Me encanta esta oración por la profundidad espiritual y psicológica que tiene. Están cerca. Psicológico y espiritual están pegados ¿eh? En el sentido de que lo que pide, es algo bien puntual. Incluso yo te diría algo bien azaroso y difícil. Porque era lograr que el rey, del cual él era copero; es decir, probaba sus bebidas y sus comidas antes que le den al rey por si estaban envenenadas; que el rey tuviera una buena actitud hacia él cuando él le iba a plantear derecho viejo, “de frente-march”, la necesidad que tenía.

Te animo a orar en esa forma este mismo día de hoy.


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