CUESTIÓN DE PROTOCOLO
Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Hechos 2:25-28
Siempre recuerdo la frase que dijo el Dr. Cecil Thompson, un profesor en el seminario. Un día que nos impactó cuando dijo: “Nadie entra en la presencia de Dios con las manos en los bolsillos y silbando”. Esa imagen me ha impactado hace 50 años. Hasta el día de hoy es una frase bien dicha. Junto con otra que dijo: “En la presencia de Dios va a haber muchas sorpresas”. Y él se reía así como me acabo de reír yo. Él hacía así, hablando muy seriamente en una clase de teología y por ahí deslizaba esas frases. Y decía, por ejemplo eso: “en la presencia de Dios va a haber muchas sorpresas” y seguía la clase. Entonces nosotros reaccionábamos tarde. Entonces estábamos todos serios, él decía eso y cuando nos dábamos cuenta de lo que él había dicho nos reíamos. Pero cuando nos reíamos él ya estaba otra vez serio y nos dejaba descolocados.
Pero es muy importante lo que él dijo, muy importante; y está muy bien dicho. Imaginate que la imagen real que hoy día podemos conocer, es la imagen de la reina de Inglaterra. Porque es interminable, es una Duracell (®) la señora esa. Fue mecánica de aviones en la Segunda Guerra Mundial. ¿Podés creer? ¡Mecánica de aviones, sí así como te digo! Se engrasaba las manos arreglando motores y cosas de aviones. Esa mujer, que todavía vive y es reina de Inglaterra, una vez al año se pone todas las joyas de la corona y tienen un acto especial en el Palacio de Bukingham. Ahora, vos imagínate, y lo que has sabido, lo has sabido por ejemplo por todas estas historietas que parecen una novela mexicana, de la nobleza de Inglaterra. Vos sabés que tienen un protocolo estrictísimo. Por ejemplo, si hay un aniversario de algo, que sé yo, lo que fuera, que va a estar presente la reina; previamente a todo el mundo que está invitado -porque si no está invitado no va a ir- se le dice cómo tiene que ir vestido. Por ejemplo, si la reina va de negro, nadie más puede ir vestido de negro. Y si va de color marfil, nadie más puede tener color marfil. Nadie puede usar un sombrero más alto que el de la reina, nadie puede adelantarse al paso de la reina, y por supuesto, nadie puede estar en la presencia de la reina, si no tiene una invitación previa.
Nosotros hoy en día estamos acostumbrados y consideramos que todo el mundo debería tener derecho de presentarse a las autoridades. Entonces, confieso públicamente que a mí me pasa, cuando voy a la comisaría, cuando hago un trámite, un papel. Yo no voy muy seguido a la comisaría por temas judiciales ¡yo aclaro por las dudas! Digo: vos vas a la comisaría y esperás que alguien escuche lo que vos tenés para plantear o algo así. Y de repente te dicen: “-Discúlpeme cabayero. ¿Por qué asunto es? Bueno, los jueves de 2 a 4”. “-Pero yo necesito esto hoy, es simplemente un sellado”. “Le repito, ciudadano: de 2 a 4” los jueves”. Y entonces uno dice: “¡Pero qué injusticia! ¡Qué bronca! ¡Es la Policía! ¡Deberían estar al servicio de la población!” Que quiere decir que yo entro y pido, y me lo dan ahí nomás, al toque. Hablar con el Gerente del banco, bueno, es accesible. Hablar con el Intendente, tenés que ser amigo. Hablar con el Gobernador, yo nunca lo vi en persona al Gobernador, sino en televisión. Hablar con el Presidente, andá a la casa, golpeá a la puerta de chapa verde esa ahí en Olivos. Te va a atender un policía de la Federal (Policía Federal Argentina - NdE) y vos decile: “-Vengo a hablar con Alberto”. El tipo te va a decir: “Discúlpeme, ¿con quién desea usted hablar? ¿Por qué asunto es? ¿Usted tiene una entrevista pactada con él?” El tipo se asegura de que no seas vos realmente, un amigo de la infancia del Presidente y que te va a echar a patadas en cualquier momento, y después lo van a sancionar a él. Después él te va a decir: “-No, señor. Tiene que dirigirse a Protocolo, de Casa de Gobierno y solicitar una entrevista”. Y cuando vas a Protocolo te piden: ¿Usted quién es? Trajo fotocopia del DNI? (Documento Nacional de Identidad - NdE). ¿Y por qué asunto es? Bueno, eso lo tiene que tramitar en el Ministerio de Salud, de la no sé qué, ¿entendés? Y te derivan, te derivan, te derivan; y no podés entrar.
Con el agravante que en la antigüedad, agravante para la antigüedad, de que la gente rara vez veía al rey. Rara vez lo veía. Porque si lo veía tenía que bajar la cabeza y no mirarlo así derecho ¡mirá qué alto que es! ¡Porque eso te costaba la vida! Entonces no se podía entrar a la presencia del rey, y decir: “-Permiso! Vengo un ratito para ver cómo es el tema del trono. Acá vengo, acá a ver ¿cómo es?” ¡No! ¿Qué? ¿Entrar qué? Tenés que pasar un filtro de un millón de cosas y pedir por favor y entonces algún secretario del secretario, del subsecretario del secretario, te decía: “Espere que lo consulto”. Y entraba y salía y te decía: “-Dice que no”. Punto. Listo.
Ahora si te decían: “El rey lo va a recibir cuando esté libre, en este momento está ocupado”. Estaba ocupado jugando al Tetris. Entonces hasta que no termine no lo podían interrumpir para decirle: “-Hay un chango afuera que quiere hablar con usted”.
Entonces, esa cosa del rey era muy importante en la antigüedad y es el contexto bíblico. Tampoco podías entrar a la presencia del rey, “-Bueno, pase”, te decían, y pasar y quedarte parado ahí. Te tenías que apenas entrabas, postrarte en el piso, ponerte de rodillas o tendido en el piso hasta que el rey, él, decía: “-A ver usted, mi amigo levántese por favor. Acérquese acá. ¿Qué quiere? Y ahí recién te daban bolilla (te atendía, te prestaba atención - NdE).
Nosotros estamos acostumbrados a que somos personas TAN valiosas, que tenemos opiniones TAN importantes, que nosotros podemos ir a la presencia de Dios y si te descuidás, exigirle el derecho constitucional de que Dios haga mi voluntad.
Me da miedo decir esto, ¿vos sabés? Y lo digo exagerando la nota, porque mucha gente cree que como se levanta a la mañana y ve lindo el paisaje, dice: “Ay Diosito mío! ¡Qué hermoso día hoy” y que está en la presencia de Dios. No estaría en la presencia de Dios, si Dios no lo hubiera invitado.
El apóstol Pedro
defendiéndose en un discurso magnífico, en Pentecostés, está en el libro de Hechos
capítulo 2, usó esta ingeniosa articulación de su defensa. Citó en Hechos 2:25,
que es un texto muy extenso, pero yo leo esta parte:
El rey David dijo lo siguiente acerca de él: (acerca de Dios)
“Veo que el SEÑOR siempre está conmigo. No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado. ¡Con razón mi corazón está contento, y mi lengua grita sus alabanzas! Mi cuerpo descansa en esperanza. Pues tú no dejarás mi alma entre los muertos ni permitirás que tu Santo se pudra en la tumba. Me has mostrado el camino de la vida y me llenarás con la alegría de tu presencia”.
(Hechos 2:25-28 NTV)
“Ipso pucho” (ipso facto - NdE) el apóstol Pedro ¿de quién estaba diciendo esto David? Porque si era de él, él tenía esperanza de volver a vivir en la presencia de Dios, en el cielo. Y si hablaba de otro, ¿de quién estaba hablando? ¡De Jesús! ¡Nada más y nada menos!
“Me has mostrado el camino de la vida y me llenarás con la alegría de tu presencia”.
¿Has experimentado esta alegría? ¿La estás experimentando ahora mismo? ¿Estás contento simplemente por estar nomás en la presencia de Dios?
Te lo dejo para pensar como una inquietud
Que tengas un buen día hoy.
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