NO BUSQUES SABIDURÍA-BUSCA A DIOS
Coalición por el Evangelio
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“Y dijo al hombre: ‘El temor del Señor es sabiduría, y apartarse del mal, inteligencia’” ( ).
La forma en que respondemos a este versículo es una prueba de fuego para nuestro corazón. En un dicho que es crucial para todo el libro de Job, Dios dirige nuestra atención hacia Él mismo y la aleja de nuestras angustiosas preguntas. No nos toma de la mano y nos lleva a las respuestas; más bien nos invita a inclinarnos ante el Señor, quien conoce las respuestas pero decide no decirnos. Nuestra mirada se aleja de la búsqueda de la arquitectura y se dirige a la persona del Arquitecto.
“¿Por qué Dios no responde a mi pregunta?”, nos preguntamos. Él nos responde: “Aparta tu mirada y tu búsqueda de la respuesta que deseas y llévala hacia el Dios que debes buscar”. Si quieres vivir en este mundo como una persona sabia, un hombre o una mujer de entendimiento en vez de un necio, no busques sabiduría por sí misma, porque si la encuentras te convertirías en un sabelotodo engreído (cp. ). No busques sabiduría; busca al Señor.
El sabio
Esto nos humilla profundamente. Ni las maravillas de la tecnología humana o las intuiciones de la filosofía humana dan como resultado el objetivo final: la teoría del todo. Sin embargo, la verdad del versículo 28 también es profundamente reconfortante. Justo al principio vimos a Job temiendo a Dios y alejándose del mal ( ). La sala del tribunal celestial sabe que Dios aprueba esto ( , ; ).
Si quieres vivir en este mundo como una persona sabia, no busques sabiduría por sí misma… busca al Señor
Pero ahora Job, y todos los demás seres humanos, saben con certeza que lo que Job estaba haciendo al principio es precisamente lo que debía hacer, y es lo que él, y nosotros, debemos seguir haciendo. No deberíamos esperar encontrar sabiduría (conocer las respuestas a todas nuestras preguntas). Más bien, debemos inclinarnos en adoración humilde ante Aquel que sí sabe y, por tanto, apartarnos del mal.
En el hebreo original, la palabra “sabiduría” en los versos 12 y 20 se escribe con el artículo definido (“la sabiduría”), mientras que en el versículo 28 carece de este artículo (simplemente “sabiduría”). Así que parece haber una distinción entre la sabiduría y el entendimiento que son el tema del poema (vv. 1-27) y la sabiduría y el entendimiento que son el llamado de los seres humanos en el versículo 28. Encontrar la primera sería captar el orden oculto en el corazón del universo, mientras que encontrar esta última es vivir por fe, no por vista, inclinándonos ante el Creador y mirándolo solo a Él.
¿Qué ha logrado este maravilloso poema? Más que cualquier otra cosa, nos ha hecho detenernos y pensar. Debemos hacer una pausa cuando leemos esto. ¿Por qué este curioso y aparentemente irrelevante poema está interrumpiendo las fluctuaciones del debate? Respuesta: debemos reflexionar y considerar nuevamente los temas más importantes del libro. ¿Cuáles son realmente las grandes preguntas? ¿A dónde hemos llegado al desentrañarlas? ¡No muy lejos!
Job 28 puede verse como una crítica implícita a los argumentos estériles de los tres amigos de Job, cuyos discursos han logrado tan poco. Job 28 anticipa los discursos de Dios que concluyen el libro.
Pero ¿por qué no hemos avanzado más? No es solo porque los amigos de Job son necios. En un nivel más profundo, este poema enseña que, aunque las preguntas que Job hace son grandes y significativas (la sabiduría tiene un incalculable valor), la búsqueda de sabiduría en sí misma está condenada al fracaso.
No necesitamos ningún secreto de la vida superior, ninguna ley espiritual misteriosa para elevarnos a un nivel más profundo de espiritualidad o piedad
La búsqueda que se nos exige no es en última instancia una búsqueda de respuestas filosóficas o aun de sabiduría práctica; es buscar a Dios mismo. Esta es, recordamos, una de las grandes marcas que hemos notado de Job el creyente. Si bien no puede entender sus perplejidades, en su corazón y con su voz anhela apasionadamente a Dios. Al hacerlo, al continuar temiendo a Dios y alejándose del mal, está precisamente en el camino correcto.
le da una afirmación divina a Job (y a nosotros) de que no necesitamos ningún secreto de la vida superior, ninguna ley espiritual misteriosa para elevarnos a un nivel más profundo de espiritualidad o piedad, ninguna respuesta obtenida solo por alguna élite espiritual. Estamos llamados, como lo fue Job, a comenzar nuestra vida de discipulado con el temor de Dios y el arrepentimiento del mal y a continuar nuestro caminar con Dios exactamente de la manera en que lo comenzamos (cp. ).
La sabiduría hecha carne
Cuando los apóstoles fueron guiados por el Espíritu Santo para reflexionar sobre Jesucristo, una de las categorías del Antiguo Testamento a la que se sintieron atraídos fue la sabiduría. En su vida irreprensible, su muerte inmerecida y su vindicación al tercer día, Jesucristo fue y es la sabiduría de Dios, el Cristo “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” ( ).
Jesucristo fue y es el sabio por excelencia. Él, aun más que Job, temió a Dios y se apartó del mal. En su vida, muerte y resurrección, se revela la estructura fundamental del universo: la sabiduría. Todos los tesoros de la sabiduría se encuentran en Él.
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