EL SENTIDO DE LA VIDA

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Mateo 24:44-51

Ay, bueno! ¿Vos has escuchado alguna vez el dicho: “Yo con la verdad no ofendo ni temo”? ¿Vos sabés que a mí me pasan las dos cosas? De bruto nomás. Es de bruto nada más. ¿Vos sabés que es un problema de toda mi vida? Y probablemente a vos también te haya pasado, alguna vez por lo menos. Uno quiere decir algo y lo quiere decir con la mejor intención, ¿no es cierto? Con la intención de colaborar, de que las cosas cambien, de que la vida sea mejor, o de que las cosas sean corregidas cuando no están bien, por no decir están mal. Porque tampoco es tan tremendo pero sí te vas a encontrar que con la verdad ofendés. Y que cuando te das cuenta que ofende, temés ofender y lo hacés.

Digo porque hoy pensaba arrancar el tip que arranqué con esta explicación elíptica, ahora yo pensaba arrancar así. Ayer comiste, ¿y qué hiciste más ayer? ¿Ayer comiste, tomaste agua o alguna otra bebida, tomaste un vinito; tomaste, agua, coca, no tomate nada? ¿Caminaste, miraste televisión, hiciste una vida normal? Y la respuesta cuando uno teme, que viene lo que teme, lo que ofende ¿no? responde con vos finita ¡Sí, sí, sí! Que uno responde pero con voz finita, cosa de a ver cuándo viene el sogazo. Y acá viene el sogazo; la pregunta es: ¿Y para qué? ¿Para qué uno come todos los días? Para qué se acuesta y duerme cuando puede? ¿Para qué va al baño? ¡Ojo! Que yo soy universalista, y no hay nada en el universo que escape a las perspectivas teológicas de la vida, que es donde efectivamente, yo creo, que está la verdad que nos esclaviza. Otra palabra que temo y que ofende.

Nosotros los seres humanos somos llamados a tener un vínculo con Dios, pero que es un vínculo subordinado. Nosotros no estamos para “tutear” de igual a igual a Dios. Y tampoco estamos para indicarle a Dios qué es lo que tiene que hacer. Eso lo debemos tener claro. Nosotros estamos para estar atentos a Él y hacerme caso cuando Él nos sugiere algo. Estamos para OBEDECER. Palabra que a los chicos chiquitos de hoy día, los contemporáneos, no les gusta escuchar. No les gusta escuchar y por supuesto, no lo practican ¿no es cierto? Esta es la época donde, yo soy yo, y mi concepto; y yo me percibo a mí mismo. Es el viejo problema del pecado.

Ahora, nosotros debemos -si somos cristianos- si no somos cristianos hagamos lo que queramos, total… Pero si somos cristianos tenemos que ver esto que dijo Jesús. Donde Él contó una parábola muy sencilla, muy esquemática, pero justamente para mostrar eso de ahora, mientras estamos ahora; ¿para qué estamos? ¿Para qué comemos todos los días? ¿Para qué miramos la televisión…? ¿Para qué? ¿Para qué? ¡En serio! ¿Para qué miramos el noticiero, por ejemplo? ¿Para qué? Sí ya sé la respuesta: para estar informado. Claro, también me vas decir que comés para estar alimentado y que respirás para no ahogarte. No, no, no! No es una pregunta muy superficial. La pregunta va más al fondo. Atrás de eso, ¿Para qué estamos nosotros en el mundo? ¿Para que vivimos? ¿Qué sentido tiene nuestra vida? ¿Tiene un sentido en relación con Dios? Y si no lo tiene, ¿Qué sentido tiene?

Y la pregunta que ofende, que debemos hacer es: ¿Y si no tenemos ese sentido, para qué vivimos? Sin sentido, la vida no es vida. O por lo menos, no es una vida plena. Es una vida de “durar”. Bueno, hoy comemos fideos, mañana comeremos ravioles, qué sé yo, milanesas; un guisito, qué sé yo…Y ahí termina el fin de la vida! Y la vida humana es tan importante… ¿y se reduce finalmente a que “mañana me gustaría comer locro”?

El Señor Jesús hablaba del fin del mundo y sobre la necesidad de estar preparados para el fin del mundo. No del fin del mundo, porque siempre es un tema como de “cholulo” en el ambiente cristiano, de hablar de este tema como un tema así como de una película de esas de terror, una cosa así. Como el “Apocalipsis zombie”, y también está el Apocalipsis de la Biblia. No es así. El tema del fin del mundo, es un tema que la Biblia lo presenta como una novia que está esperando casarse con su novio. ¿Y qué sería el que llamamos “fin del mundo”? Es el fin de la soltería. Es el fin de vivir distanciado de la persona que más amo, a la cual con gusto le dedico toda mi vida. ¡Ese es el sentido “apocalíptico” en la Biblia! Por eso también vosotros estad preparados, dijo Jesús. 

Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis –que es 23 de las 24 horas del día-, vendrá el Hijo del hombre. "¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo?

¡Mirá qué cargo, ese! ¡Mirá qué trabajazo! Darles la comida a su tiempo. Asegurarse de que tengan el desayuno y después el almuerzo; y que tengan agua caliente para hacerse el mate. Y después a la noche, una cena calentita.

Dichoso aquel siervo –siervo es la palabra griega “doulos”, que quiere decir literalmente un esclavo ¿no es cierto?; que le pertenece al señor, no que trabaja para, sino que es de su señor- a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: "Mi señor tarda", y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

(Mateo 24:44-51 Jer 2001) 

El énfasis de este pensamiento, de este “Tip para pensar en cuarentena”, es que no es suficiente con que estemos preocupados por la cuarentena, y estemos orando por eso y que estemos pensando cuándo va a terminar y en cómo podemos nosotros protegernos y proteger a nuestra familia y usar el barbijo y todo eso; sino ver más allá.

Si no, será que hoy mismo hay alguien que está esperando que le digamos algo. Está esperando que le acerquemos algo. Que está esperando que contribuyamos con él en alguna forma.

Y él está esperando, y Dios está esperando, que nosotros seamos un esclavo que fue encargado para eso y que cumple su cometido.


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