ACUÉRDATE DE LOS QUE ESTÁN CAUTIVOS

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Hebreos 13:3 

¡Hola! ¿Has ido a la cárcel alguna vez? No lo digo como preso, pero puede ser a visitar; por alguna razón has ido o has visto quizás en alguna película, en algún noticiero. No, película, porque las películas, la mayoría de las veces están hechas en cárceles de EE.UU y otros lugares donde hay un poquito de diferencia en el trato ¿no?. Me refiero a nuestras cárceles, aquí en la Argentina. En la comisaría, en los lugares donde juntan presos. Aquí en el pueblo donde yo vivo, se llama Carlos Paz. En la comisaría, los presos durante la noche hacen una barrera en la parte de afuera de las celdas colectivas donde tienen detenidos que están por unos días nada más, o por un trámite; no están definitivamente quiero decir ahí en la comisaría. Hacen una barrera y le ponen acarolina o algo así, para que las ratas no pasen a hurgarle las cosas durante la noche buscando comida. Has conocido alguna vez una cárcel y te fijaste como viven los presos? Es muy triste, son verdaderas cuevas.

Y vos me vas a decir probablemente, “bueno Daniel hacé un planteo de por qué están los presos, presos. Mirá, ese es otro tema. Porque el planteo de por qué están presos los presos, es un planteo bastante complicado. Porque hay presos que están presos, que no deberían estar presos. No todos, algunos. Y hay algunos que deberían estar presos, que no están presos. Que es el tema de la justicia. Y no es el tema que quiero ver hoy, sino lo que dice en Hebreos 13 3, de tomar en cuenta a los que están presos. Independientemente de si han hecho algo o no. Porque ¿cómo es la perspectiva cristiana? ¿No es la perspectiva que considera la redención? A la persona a la cual Jesús le prometió: “Te digo en serio, hoy vas a estar conmigo en el paraíso”, era un preso condenado a muerte. No lo conoció en la cárcel, lo conoció ya en la condena a muerte en la cruz. Aprovecharon, e hicimos el “tres por uno” los romanos y crucificaron tres que tenían ahí en la lista de espera, entre ellos, Jesús y dos compañeros más. Y Jesús lo que hizo, fue tomar en cuenta la reacción de los dos presos, que tenía uno a un lado y otro al otro. Y uno que estaba completamente negado, pues no tuvo ninguna suerte. Pero aquel que le dijo: “Señor, acordate de mí cuando vengas en tu reino”, Jesús le dijo: “Te digo en serio, hoy vas a estar conmigo en la intimidad”. 

Acuérdense de los presos, como si ustedes fueran sus compañeros de cárcel, y también de los que son maltratados, como si fueran ustedes mismos los que sufren.

(Hebreos 13:3 NVI) 

La angustia más grande del preso, probablemente, es que no puede salir. No todo los demás, que acompaña. Sino el hecho de que está en una condición de la que no puede salir. El texto, en realidad, da para esto. Vos fijate que Jesús cuando predicó en Cafarnaúm, que fue una de las veces que lo quisieron agarrar para matarlo por lo que había dicho, cuando dijo: “Hoy esta escritura se ha cumplido delante de ustedes”. Es porque Él había leído el texto donde dice: “He venido a traer libertad a los cautivos” (Isaías 61:1; Lucas 4:18-21 - Nde). Es lo que dice acá. Y la palabra “preso”, quiere decir una persona que está cautiva, que está impedida de libertad. Y donde dice “compañero de cárcel”, dice literalmente en griego: “compañero o persona que está agarrada con el mismo vínculo esclavizante que el otro”. Ese contexto más puntual, es el del preso, del que está preso por una cuestión judicial, policial; pero también en un término más amplio, cualquier persona que está esclavizada, que está engrillada, que está encarcelada, por cualquier cosa.

Te pongo algunos ejemplos: hay personas que están presas de una adicción a alguna droga. Hay personas que están presas en una adicción al alcohol. ¿Has conocido a algún alcohólico? ¿Has hablado con él? ¿Ves como es su vínculo con el alcohol? Y el alcohol realmente lo tiene esclavizado. Y entonces el mejor compañero para ayudar a alguien a salir de esa cárcel del alcoholismo, es uno que ha salido de esa cárcel del alcoholismo. Es que salen con una profundidad en la humildad, donde dicen “Yo soy alcohólico, lo único, que hoy no tomé. Nada más. No te puedo prometer grandes cosas. Simplemente, humildemente digo, sólo por hoy no voy a tomar”.

Hay personas que están presas del cigarrillo. Pero te digo, estoy hablando fuera de: “sí, porque el cigarrillo es malo para la salud…” ¡No! Fuera de eso, el tema es: cualquier cosa; cualquier cosa de la cual no podés zafar, es una esclavitud, es una cárcel.

Entonces, fuera del tema de “algo habrán hecho” o “eso es tóxico”, o lo que fuera, hay personas que no pueden dejar de fumar. Y el punto es: “no pueden dejar de fumar”. Hay personas que no pueden dejar de comer, hay personas que no pueden dejar de quejarse, hay personas que no pueden dejar de ir

al gimnasio. Vos decís: ¿Qué tiene que ver? Cualquier cosa que no puedas dejar de hacer, es una cárcel de la que tenés que salir. Para poder hacerlo cada vez, porque realmente lo querés hacer y te hace sentir bien. Me hizo acordar, el sexo. Hay personas que son esclavas del sexo. Hay personas que son esclavas de personas. Hay personas que no pueden dejar de ser esclavos de su esposo o de su esposa. 50% para cada lado. Hay personas que no pueden dejar de ser esclavos de su hijo. El hijo los maneja. El bebé los maneja. Un hijo grande, un hijo chico. Ayer vi una madre triste, llorando. Porque le hicieron una redada en la casa, para llevarse preso a su hijo. Y el hijo le dijo: “Y bueno, mamá. Esto es lo que elegí. Va a haber que acostumbrarse. Ahora por dos años, más o menos, no te voy a venir a jorobar”. Esa mujer está esclava de ese hijo, y ese hijo está encarcelado aunque esté afuera de la cárcel.

Cuando nosotros éramos chicos, con mis hermanos, mi mamá siempre estaba… para nosotros era normal, pero de grande nos dimos cuenta que mamá leía esas cosas y la practicaba con nosotros. Nos enseñó a sembrar. Nos regaló unas semillas que venían en unos paquetitos de papel encerado muy bonitos con unos estampados de colores y tenía una foto de la florcita. Nos regaló unas semillas de florcitas, no me acuerdo bien, creo que eran “pensamientos”. Entonces nos explicó: “hay que ablandar la tierra, después hay que hacer un pocito, no muy hondo: poner las semillitas, taparlas con tierrita, y ahí van a crecer las flores. Entonces nosotros un día hicimos todo un operativo y plantamos en un lugar que mamá nos dijo, las semillitas. Hicimos la zanjita, labramos la tierra, hicimos una rayita, le metíamos las semillitas. Después la tapamos con tierra arriba y ahí las dejamos. Mamá en su plan, no calculó que nosotros al día siguiente, apenas nos levantamos fuimos y… ¿Sabés qué? ¡Todas las semillas estaban exactamente igual que cuando las sembramos!

Acá dice de acordarse de los presos. Y a veces pensamos, la vida cristiana el ideal, es leer mucho la Biblia, orar mucho, ir mucho a la iglesia, hablar en términos religiosos todo el tiempo.

¡No! A veces es tan simple, tan simple como acordarse de los que están cautivados de una u otra manera.

Que Dios te bendiga! 

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