Dios no te dejará ni te abandonará
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
https://www.youtube.com/user/daniel5459
Todos los derechos reservados-Publicado con permiso
No seáis amantes del dinero en
vuestra conducta; contentaos con lo que tenéis, pues él ha dicho: No te dejaré
ni te abandonaré; de modo que podemos decir confiados: El Señor es mi ayuda; no
temeré. ¿Qué puede hacerme un hombre?
(Hebreos 13:5-6 Biblia de Jerusalén 2001)
Escuché una vez de
un hombre que mientras iba caminando por la calle se encontró
una moneda. Y la monedita esa le cambió la vida,
porque desde ahí en adelante, ese hombre todo el resto de su vida caminó
mirando para abajo. Iba todo el tiempo mirando a ver si encontraba más
moneditas. Efectivamente, hasta que se murió, encontró 48 pesos con cincuenta,
en moneditas. Encontró unos 250 clavos oxidados y torcidos. Encontró 20 biromes
de las cuales tres tenían tinta todavía. Encontró dos tréboles de cuatro hojas.
Encontró 60 clip de papel, 30 colines para el pelo y unos 20 barbijos usados. A
cambio de eso, dejó de darse cuenta de la sonrisa de 90 niños que lo saludaron
sonrientes mientras él pasaba y él no los vio. Se perdió todos los amaneceres y
todos los atardeceres preciosos que hubieron después de eso. Nunca más volvió a
ver una nube transformándose rápidamente en una terrible tormenta de verano.
Esa ilustración de
ese hombre nos muestra que una cosa es el recurso, el recurso material; que
ahora es siempre en términos de plata, de billetes de dinero; de pesos, de
dólares, de australes, de lo que fuera. Pero que, en realidad, ese dinero
también representa la cama, la comida, la ropa, esta camisa que tenés. Cuándo
te la… -eso es lo que yo escucho, ¿no?- cuándo te la vas a sacar, parece que la
tenés pintada! Y palabras ofensivas así, que no mellan mi espíritu en absoluto.
Las cosas, las cosas que tenemos, las cosas que necesitamos, las cosas que nosotros
creemos que necesitamos, también.
No estoy
predicando esta mañana un mensaje tipo: “cuanto más pobre, más mejor”. No. Aprendé
todo lo que puedas y sé sabio rico en conocimientos. Y ganá toda la plata que
puedas, legalmente. Legítimamente ganá toda la plata que puedas. ¡Dale! Es una
bendición que Dios te da, no tengas miedo. Si tenés la oportunidad de ganar
dinero haciendo algo, hacelo! Te lo digo en el nombre del Señor!
Upa! Se me fue la
mano! Algunos van decir: “-Este está inculcando el materialismo!” No,
justamente. No son las cosas. Es nuestro vínculo con ellas. ¿Vos te creés que
una persona muy inmensamente rica, que tiene una empresa multinacional, que
lleva sus bienes por todas partes del mundo, no está ansioso por el dinero
igual que un pobre jubiladito que fue del ferrocarril y porque trabajó 40 años,
se jubiló, le dieron una miseria y a cambio de eso le dijeron que les regalan
los medicamentos? ¿Quién le regala a quien? Bueno, no. Tranquilo! Tranquilo! Porque
a mí enseguida me vienen las ganas de largar un chorrito de veneno. Y eso no está
bien, porque eso no es un tip para pensar en cuarentena! No, para nada!
Hay un texto en Hebreos
13:5 y 6, que habla justamente de eso, de cómo nosotros debemos vincularnos con
los bienes. No cuántos bienes tenemos. De paso, te pregunto; interrumpo, me interrumpo
para hacerte esta pregunta:
¿Jesús era rico o
era pobre?
¡Qué pregunta! ¿No?
En serio! ¡Tratá de responderla! ¡Tratá de responderla! ¿Vos sabés dónde vive Jesús
ahora? En un lugar donde las calles son de oro y el mar es de cristal. ¿Y era
pobre cuando estaba en la tierra? ¿Realmente, le faltó Dios? ¿Pasó un día del
ministerio de Jesús donde realmente Dios es como que se había olvidado de Él y
no tuvieron para comer o no tenían abrigo? ¿Pasaron necesidades? Bueno, según
los hechos de la Biblia y digo porque no quiero ahondar en ese tema, de la economía
de Jesús pero la economía de Jesús es un tema para ver en el Nuevo Testamento,
en la vida de Jesús, en los Evangelios. Por un lado dice que -es una buena
observación- que cuando Él murió en la cruz, sortearon su ropa, la rompieron
para hacer trapos, menos la túnica que tenía, que era sin costura. Y eso era una
prenda relativamente buena, una muy buena. Era de esta marca… ¿cómo se llama?
Pero por otro lado,
en otro momento Jesús entró y le pidieron la plata para pagar un impuesto para
entrar al templo y tuvo que mandar a pescar un pez -que después pasó a ser pescado-
que en la boca tenía una moneda que alcanzaba para pagar lo que Él debía pagar.
Si es que debía pagarlo, porque era el Hijo de Dios, para entrar al templo. ¡Eso
sí que un sistema! En vez de ofrenda voluntaria en la mitad del culto, te
detenían, te cobraban para entrar al templo! Ojo, que no es mala esa ¿eh? La estamos
pensando!
El tema de la plata y de Jesús. ¿Y vos lo escuchaste hablar a Jesús alguna vez, como una persona que está urgido por la necesidad material?
Dice el texto que anuncié, en Hebreos 13:5 y 6
“No seáis amantes del dinero en vuestra conducta; contentaos con lo que tenéis, pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré; de modo que podemos decir confiados: El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué puede hacerme un hombre?”
¿Me permiten, si no es abuso, hacer una traducción libre? Con el respeto que esto significa, te digo. Lo que yo hago cuando hago estas traducciones libres “a la Gaydou”, lo que hago es ver las palabras claves del texto en su original griego o hebreo, si hay alguna palabra que vale la pena subrayar por el significado que tuvo contemporáneamente en el origen. Y en base a eso reconstruyo las frases tratando de levantar esos sentidos pero sin pretensiones de que esto sea la nueva traducción bíblica de Gaydou, sino que sea lo que dice ese texto y que lo entendamos con toda claridad. Porque si no lo entendemos con toda claridad, los textos bíblicos no sirven. Sirven cuando son entendidos, cuando son practicados, cuando son bajados a la vida personal. Y como este es un tiempo de crisis económica, vendría a ser desde 1810 hasta ahora, siempre igual, acá en la Argentina, les traduzco este texto diciendo así:
“No sean tan ratitas. Disfruten de lo que ya tienen, porque Dios ha prometido no te dejaré ni te abandonaré. Así que podemos declarar con confianza, el Señor es mi tarjeta de crédito. ¿Qué es lo peor que me podría pasar?”
Ese es el sentido
de Hebreos 13:5 y 6. De vivir de una forma que no estemos dependiendo, que
nuestra mente no esté girando, de que no caminemos con la mente gacha buscando desesperado
el mango que te haga morfar. Ese es otro tango que había ( * ). Sino que vivamos
esforzándonos como corresponde para ganar nuestra vida cotidiana, pero sin
desesperarnos, sino disfrutando de lo que tenemos hoy.
Y hablando de eso,
me voy. Porque hoy tengo un desayuno que tengo que prepararlo y comerlo. ¿Qué
te parece? ¿Está mal esa proposición?
( * ): Yira, yira. Tango de Enrique Santos Discépolo. 1930.
Mango. Lunfardo: moneda, peso, dinero.
Morfar. Lunfardo: comer.
Comentarios
Publicar un comentario
Tu comentario nos interesa