TRAS NUEVOS DIOSES

William Brayanes
Haz de Sabiduría
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Según estudios, la denominada Santa Muerte es una de las sectas de más rápido crecimiento en el mundo. Los eruditos creen que ya sobrepasaron los 12 millones de seguidores; la mitad de ellos sólo en México.

Manifiestan que antes de 2001, el culto a dicha deidad era algo clandestino,  escondido,  pero  desde que  se  abrió un santuario público   en  Tepito- Ciudad de México, se expandió  rápidamente  por  América Central, y ciudades de Estados Unidos con grandes comunidades latinas.

Su figura sombría se la presenta con el rostro y manos de un esqueleto, y generalmente está vestida de novia. Su origen se debe a un sincretismo o combinación de varios  elementos del culto prehispánico por los muertos, dioses aztecas y mayas y doctrina católica.    

Sus devotos le rezan por peticiones varias: amor, suerte, dinero, sanidad, pero también se habla de rituales practicados por sectores relacionadas con el  narcotráfico,  y más personas que viven al margen de la ley, buscando en dicho ídolo, protección para cometer sus delitos. 

Querid@ visitante: 

A medida que el mundo avanza hacia  los  últimos  tiempos, siguen proliferando, tanto aquellos que  se hacen llamar enviados de Dios, como toda suerte de dioses, ídolos, sectas y extrañas corrientes postmodernas, las mismas que conquistan la atención y la confianza de nuevos seguidores. 

Entre quienes se alinean tras estas doctrinas, se encuentra el hombre angustiado de nuestro tiempo que busca la felicidad a cualquier precio; el hombre indignado por tanta violencia, perversidad y corrupción humana; el desengañado de personajes y estilos de vida que le fallaron en su momento; el ansioso de poder, dominio, salud perfecta y juventud eterna; en fin, el hombre y mujer  que pretenden vivir para sus propios deleites, sin importar lo que Su Creador pueda decir al respecto, de quien -para variar- niegan su existencia.   

Debemos recordar  pues  que –conforme la Palabra del Señor, todo  aquello que sea  adorado, venerado, exaltado o antepuesto a Dios, sea con buena o mala justificación, es sinónimo de  idolatría, y por lo tanto repudiado por ÉL.  (WB)

No tengas otros dioses además de mí.

No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo,

ni con lo que hay abajo en la tierra,

ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra.

(Éxodo 20:3,4) 

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