El que cree en mí no tendrá sed jamás

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
https://www.youtube.com/user/daniel5459
Todos los derechos reservados-Publicado con permiso



¿Te has dado cuenta que hay cosas que por más bien hechas que estén, hay que volverlas a hacer? Como por ejemplo, cortar el pasto; como por ejemplo diría Mónica: cocinar. Vos te mandás un locrazo (a) espectacular un día. Al otro día, más o menos a la misma hora, va a haber gente diciendo: “-Ehh! ¿No hay nada para comer? Che, ¿qué pasa? Tenemos que comer, hay que hacer de vuelta. ¡Bañarse! ¡Cosa que detesto! Por más bien bañado y fregado y perfumado que terminés, ¡antes de la semana vas a tener que volver a bañarte!.

¡Cuántas cosas! ¿No? ¡Respirar! Es más corto el período. Dejá de respirar un ratito! ¿Te acordás que una vez en un tip, -que ya son tantos que ni me acuerdo- pero cuando yo te diga, vamos a aguantar sin respirar. Listo, vamos a contar: 1, 2, 3… y dentro de unos segundos… (jadea) porque respirar, hay que volver a respirar, el corazón debe volver a bombear. Y así nosotros somos personas, ¿no? A veces no nos damos cuenta, pero nosotros no somos muñecas de plástico que están siempre igual, así que las pongan a la intemperie, o pase lo que pase. Nosotros necesitamos comer todos los días, respirar todos los días, abrir los ojos todos los días, latir el corazón todos los días, respirar todos los días, y así todos los días.

Pero hay un texto lindo, que te va a gustar. Te va a gustar este texto, ¡te va a gustar! San Juan 6:30 al 35. Te va a gustar este texto, porque Jesús en un mismo versículo, en una misma frase, prácticamente dice así: “nunca” y “siempre”. ¡Ah! Esas dos palabras son lindas, especialmente para este tiempo. ¿No te ha dado la impresión de que el mundo parece una calesita? Y que da vuelta, y vuelta, y vueltas, y uno quiere agarrar aunque sea una vez, agarrar la sortija.

¡Ah!, no sabés qué es la sortija. Claro, no habías nacido. ¡Qué macana (b)! bueno te explico. La “calesita” (c) es un entretenimiento, que es como una rueda, que tiene asientos y da vuelta al compás de una musiquita y entonces vos vas sentado en los asientos. Tienen forma por ejemplo, de asiento… sí! hay asientos con forma de asiento; y otros con forma de caballito, de avioncito… Sólo algunos que yo me acuerdo, de Dumbo! Son temáticas. Y entonces vos das unas vueltas por unos minutos sentado en el caballito que sube y baja, y la musiquita que suena… y hay un señor con una pera de madera que tiene por el lado de abajo un ganchito, que vos tenés que tratar de agarrárselo. El que lo agarra, se gana otra vuelta gratis. Y entonces los chicos van dando la vuelta. ¿Qué? ¿No hay más calesitas? ¡Uy qué macana! Bueno, pero así era.

Y entonces, vos vas dando la vuelta y hay gente que piensa que está en el mundo, y que cuando vos estás en la calesita, el mundo te da vueltas. Pero sos vos el que da vueltas en relación al mundo. Y hay gente que está así. Y digo esto humorísticamente, pero con un cierto sentido de pudor, porque las personas que sufren, que yo he visto mucho eso en el ministerio pastoral, para

eso sos pastor, para ver las ovejas y fijarte especialmente en las que están lastimadas. Que ven la oveja lastimada, está quieta, está angustiada, está preocupada; y esa gente que está así es como si estuvieran en una calesita. Pero una calesita embrujada. Que da vuelta, y vuelta, y vuelta, y vuelta y ve el mundo y no se mueve. Y en algún momento, a algunos chicos les pasa. Que los suben los padres, todos chochos (d) porque a ellos les gustaba la calesita, los suben a la calesita, pero cuando el nene se ve solo sentado en un caballo de madera que sube y baja y que hay un tipo mostrándole una cosa y que parece un zapallito, entran a angustiarse y entran a llorar. Y el problema con la calesita, querido, es que por más que llore, hasta que no termine esos cinco minutos que dura la vuelta, no te van a bajar. Así que, por ahí a veces hay padres que se suben corriendo a la calesita para auxiliar a su hijo que está desesperado.

Y qué de la gente, como ahora, que está preocupada pensando “bueno, ¿zafaremos nosotros de esta pandemia? ¿Y qué hacemos ahora que tenemos que reajustar toda nuestra vida familiar y encima el problema económico? ¿Qué hacemos si tenemos que cuidar los chicos y trabajar a la vez? ¿Cómo se hace eso? Esa angustia necesita que alguien le diga, dice Jesús, que hay alguna cosa que es para siempre y alguna cosa que no va a ser jamás. 

—Si quieres que creamos en ti —le respondieron—, muéstranos una señal milagrosa. ¿Qué puedes hacer? Después de todo, ¡nuestros antepasados comieron maná mientras andaban por el desierto! Las Escrituras dicen: “Moisés les dio de comer pan del cielo”. Jesús les respondió: —Les digo la verdad, no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, fue mi Padre. Y ahora él les ofrece el verdadero pan del cielo, pues el verdadero pan de Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo. —Señor —le dijeron—, danos ese pan todos los días. Jesús les respondió: —Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás.

(Juan 6:30-35 NTV) 

Nunca. Jamás. Siempre tendrá lo que quiere su cuerpo, su vida, su espíritu.

Jesús es algo que… por eso predicamos ¿no? Vos fijate en los que predican lo que llamamos el Evangelio. Es esto esto está acá, lo que el Jesús mismo dijo. En esencia, sintéticamente, es Jesús. Eso es Evangelio: Jesús. No es una teoría espiritual. Es una persona: Jesús. Jesús: lo que dijo, lo que fue, lo que creía, lo que odiaba. Todo; todo Jesús, eso es el Evangelio. Y el Evangelio es así. No es algo que tenés que renovar cada día. Tu relación con él, sí, tiene una dinámica; pero Él en sí mismo, Cristo en tu vida, Cristo en mi vida; es algo para siempre y algo que no nos va a faltar nunca.

Siempre, nunca. Nunca, siempre.

Si vos tenés dudas de que Jesús es una realidad para siempre en tu vida, y que nunca vas a carecer de Él, sacate esa duda confiando en lo que Él dice en este parrafito que leímos recién y decile… mirá, sintéticamente así:

Señor Jesús, yo quiero tenerte en mi vida para siempre. Y quiero tener esa seguridad de que pase lo que pase, siempre voy a estar tomado de tu mano. Y para eso, te confieso que yo, sí, yo en persona, soy una persona pecadora. Es decir, soy algo indiferente con tus cosas y hago cosas que me doy cuenta que no debería hacer. Te pido perdón por eso, y te pido que ese perdón sea para siempre.

Y en base a lo que Jesús dice, no a la conducta nuestra; en base a lo que Jesús dice así; Él será nuestro pan espiritual, por decir de alguna forma. “El que viene a mí nunca volverá a tener hambre. El que cree en mí, no tendrá sed jamás”.

Y si vos querés, lo podés experimentar para siempre y no tener realmente esa sed profunda, NUNCA MÁS.

 

 

(a): Locrazo. Locro. Comida típica a base de zapallo, maíz blanco y papa. Tiene algunas variantes dependiendo de la región o país. Popular en Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú.

(b): Macana. Error, mal entendido, algo mal hecho o dicho que trae complicaciones.

(c): Calesita. Carrusel. Tiovivo. Atracción típica de ferias y parques de atracciones, consistente en una plataforma circular giratoria, sobre la cual se disponen asientos en forma de figuras más o menos fantasiosas, que pueden moverse arriba y abajo al compás del giro de la plataforma.

(d): Chocho. Uso coloquial, muy contento o satisfecho. Por exceso de alegría o emoción puede actuar de manera irreflexiva o atontada.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

UNGES MI CABEZA CON ACEITE...

El poder del ayuno

PARECIDOS, PERO NO IGUALES