¿Qué son tus obras? ¿Oro, plata, piedras preciosas, madera, heno u hojarasca?
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Estamos en la tierra con un propósito y es vivir una vida conforme a la Cristo; estamos aquí para hacer buenas obras que sean perdurables en la eternidad, allá en los cielos. Sin embargo, la advertencia de Pablo nos lleva a reflexionar acerca de nuestra labor y el fruto de nuestro trabajo, diciendo:
«Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará», 1 Corintios 3:12-13.
En este pasaje el apóstol menciona seis elementos que son representativos a las obras que hacemos aquí en la tierra, y son: oro, plata, piedras preciosas, madera, heno y hojarasca. vamos a profundizar en lo que representan cada uno de estos elementos y el resultado que han de manifestar una vez pasen por el fuego.
ARTÍCULO DE INTERÉS: ¿Qué tipo de fruto estas manifestando?
«Madera, heno y hojarasca»
Estos elementos representan aquellas obras que no permanecen y que no pasan la prueba del fuego; es decir, no aprueban el juicio de las obras que se hacen para el Señor.
Aunque estas obras también están fundamentadas en Cristo, no se hicieron con la intención de dar gloria a Dios por medio de ellas, sino que se han hecho con el fin de obtener un beneficio o interés personal.
El juicio al cual Pablo se refiere no es uno de salvación o perdición, como lo expresa más adelante: «Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego», 1 Corintios 3:15. Esto nos da a entender que aunque estas obras no han sido de la calidad deseada, nuestra salvación es independiente de ellas.
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe», Efesios 2:8-9.
Todo aquello que hacemos en nuestras fuerzas y con la intención de enaltecernos a nosotros mismos no ha permanecer cuando sea probado en el día del juicio; todo lo que hayamos hecho para mostrar una falsa piedad, no va a poder resistir el poder del fuego.
«¿A quien queremos engañar? Dios no puede ser burlado, Él conoce nuestro corazón y sabe con que intención obramos, si es para glorificarlo y agradarlo a Él o si somos movidos por nuestro intereses personales».
«Oro, plata y piedras preciosas»
Estos elementos representan aquellas obras que son eternas, las cuales se hacen con la fuerza que Dios da y con el fin de glorificarlo a Él a través de ellas.
El día del juicio nuestro Dios considerará cada una de los dones y capacidades que nos ha entregado para ser luz aquí en la tierra y tendrá en cuenta la calidad y no la cantidad, por eso debemos procurar que nuestras obras por muy pequeñas que parezcan sean aquellas en las que nos entregamos por completo. Desde lo más sencillo que hagamos debe ser para la gloria de nuestro Señor a quien servimos, «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres», Colosenses 3:23.
Así que procuremos acumular tesoros espirituales que sean eternos, los cuales cuando sean pasados por el fuego salgan más brillantes y relucientes, recordando que nuestro trabajo en el Señor no es vano y que un día hemos de cosechar lo que sembramos.
«Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa», 1 Corintios 3:14.
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