EL RENTABLE OFICIO DEL ENGAÑO

William Brayanes :

Ya lo advirtió Jesús hace más de dos mil años, en Jerusalén:    

 —Tengan cuidado de que nadie los engañe. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. (Mateo 24:4-5)

Dicho y hecho: la advertencia del Señor se sigue cumpliendo al pie de la letra, pues en el plano espiritual, muchos han  hecho del engaño una lucrativa profesión.

Antes era más difícil enterarse; hoy en cambio con la celeridad de la tecnología, damos un click aquí y un click allá, y nos encontramos con las vergonzosas “hazañas”  de personajes autoproclamados: profetas, profetizas, apóstoles y más “ungidos de Dios”, presidiendo cultos mezcla de show y payasada, dignos del record guinness de lo absurdo, si es que lo hubiera.

Entre esos personajes están los milagreros que dizque convierten el agua en vino; que hacen “llover” polvo de oro; y, que lanzan al piso a las personas con solo contacto con ellas. Hay otros que “dialogan” con los demonios, previo  a “expulsarlos” del cuerpo de presuntos poseídos. De igual manera no faltan magos de la palabra, quienes con calculado histrionismo promocionan la venta de todo fetiche: trocitos de madera de “la cruz de Cristo”, tierra de Su tumba, espinas de Su corona… entre los millares de personas, que necesitadas de un milagro, una señal o una experiencia extrasensorial, acuden a sus mega-templos. Negocio redondo.  

Me pregunto: ¿quién siendo no creyente y luego de mirar este tipo de  atrocidades, desearía seguir el camino de la fe, convertirse al Señor, ser parte de una congregación cristiana?… pues lamentablemente al generalizar, se piensa que TODAS las iglesias cristianas, practican esas herejías;  que TODOS los pastores son igual de embaucadores, y que TODOS los cristianos somos ingenuos.

Que Dios nos dé el discernimiento adecuado para orientar correctamente a las personas, que al estar en busca del verdadero evangelio, o de la sana doctrina cristiana, corren el riesgo de caer en manos de charlatanes y mercaderes de la fe, quienes con Biblia en mano, desde algún púlpito y en nombre del Señor, han hecho de la iglesia una empresa que les permite saciar su sed de: fama, poder, seguidores, y por supuesto de esa prosperidad que les otorgan sus jugosas rentas.  Dios se apiade de ellos.(WB)

“Porque surgirán falsos Cristos

y falsos profetas que harán grandes señales

y milagros para engañar,

de ser posible, aun a los elegidos.”

(Mateo 24:24)

 

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