LA LUNA

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Todos los derechos reservados-Publicado con permiso 


Génesis 1:3
1 Samuel 20:18
Salmos 74:14
Mateo 4:24

Cuando yo era joven, hace dos o tres años atrás, me acuerdo de haber visto un programa en la televisión, en el programa de Gasalla (*), creo, que tenía un sketch. Uno de esos que venían del teatro, como Gasalla mismo, underground. Que se llamaba Carlitos Perciavalle (**), que seguramente alguno lo va a recordar. Y él en su sketch aparecía todo con un vestido, con unos trajes que tenían luz, tacos altos, era una cosa de verdadero aparato estrafalario. Porque venía del teatro underground. Es muy interesante. Porque del teatro que los cristianos le tenemos desconfianza, para todas las cosas que sea artística, porque la consideramos mundana y pecaminosa. Automáticamente, todo así. ¡No, listo! El creyente no tiene que ver películas, no tiene que tener televisión. El creyente tiene que estar todo el día leyendo la Biblia. ¡Sí señor! Es cierto que deberíamos leer más la Biblia y ver menos Netflix, pero tampoco la pavada ¿no? Y estos que venían del teatro, mirá, a mí me enseñó esto, yo aprendí eso de Carlitos Perciavale ese día. Y ahora te voy a decir qué.

Él apareció y se dirigió al público que estaba ahí en el estudio. Que eso es de teatro 100%. No habla a un oyente que no lo está viendo, sino se dirige a personas que están ahí incluso a algunos les dice: “a vos, gordo de corbata roja, ¿qué te parece?”, así. Tenían un contacto directo, y eso también es positivo. Y dijo: “A ver, levanten la mano todos los que saben hablar francés”. Y levantaron la mano dos o tres nada más. Y dijo: “¡Nooo! ¡Qué bestias que son! ¿Cómo que no saben hablar francés?? ¡Jamás vas a ser “paquete” si no sabés hablar francés! A ver, te voy a enseñar a hablar francés ya mismo, para que nunca más digas que no sabes hablar francés. ¡Te hace parecer una bestia cualquiera! Les voy a enseñar el poema “La Luna” en francés, claro, para que aprendas de una buena vez a hablar francés. Ahí va:


“La Lune,
la Lune, redond e bell.
La Lune ilumin par la nuit.
La Lune cuelgá diun petit filé,
y si ese filé se corté,
la Lune se cae
y nos hace pelot”.

¡Me gustaría comunicar como él! Y me gustaría que aprendiéramos cosas como esta que yo aprendí ahí, y es que uno no necesariamente tiene que conocer perfectamente un idioma para entender. Se entiende aún con un lenguaje sin palabras, cosa que por supuesto, está en la Biblia. Donde dice que el lenguaje de Dios es un lenguaje que va sin palabras recorriendo el mundo para arriba y para abajo. Como el tema de la Luna roja. ¿Viste la Luna roja anoche? El punto es que hay un lenguaje sin palabras que está en la Creación. Que nosotros no lo vemos. No lo vemos de vagos nomás. Y entonces, ¿viste la Luna roja anoche? ¿Dónde? ¿La viste en la televisión o la viste con toda la manija que le dieron, la mayoría de nosotros no vio la Luna. Vio la noticia que dieron en el televisor, de la Luna roja. Pero la Luna roja es una palabra que está en la Biblia. La Luna teñida en sangre. Es impresionante. Y en un pueblo antiguo, ver un fenómeno así, porque ellos estaban pendientes de eso, de la Luna y de los fenómenos celestiales, tenía sentido.

Y nosotros probablemente perdemos el sentido de la existencia en este mundo, cuando todo lo que tenemos es mediatizado. ¿Te fijaste vos? Nosotros no comemos comida. Nosotros comemos comida procesada. Nosotros no agregamos la sal a nuestra comida. Nosotros abrimos un paquete y comemos lo que está adentro. Y después abrimos una lata y bebemos lo que está adentro. Nosotros no vemos el cielo. Vemos la noticia del cielo. Y vemos noticias todo el tiempo, del mundo entero, pero no vemos el mundo entero. No tenemos una perspectiva mundial como el propio Jesús tenía. Como el propio David, que vivió en el medio de un desierto que no había nadie, sin embargo él escribió: “de Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan” (Salmos 24:1). ¿De dónde sacó esa idea del mundo?

Bueno, yo voy a hablar hoy sobre el tema de la Luna. Porque prometí un día hablar sobre el tema de la influencia de la Luna en el carácter de las personas. Y tengo un “tocayo” que no quiero decir su nombre, que me ha preguntado: “¿Y cuándo vas a hablar de lo de la Luna y los espíritus que vos dijiste?

La Luna tiene un ciclo de 28 días. En la antigüedad celebraban en Israel una fiesta cada vez que había una Luna Nueva, que es el día que la luna no se ve. Porque la Luna tiene una fase donde una semana está de “Luna nueva”, hacia la próxima semana “cuarto creciente”, y después es una Luna Llena. Después sigue la Luna decreciente (cuarto menguante) hasta otra vez la Luna nueva, y así. Curiosamente, ese ciclo lunar de 28 días, el mismo ciclo de la menstruación; es el mismo tiempo que le lleva a una cebolla largar una tela nueva y así. La Luna y su proximidad a la Tierra determina las mareas. Si has estado en algún lugar como en Río Grande, Tierra del Fuego, vas a saber cómo el agua del mar se retira y avanza dejando a veces -escuchate esto- más de un kilómetro de costa y luego vuelve. Por eso es que en Río Grande, yo vi el barquito que tiene patas. Hay un barco que usan para apoyo de las maniobras petroleras. Había cuando yo estaba, no sé si ahora siguen con eso, que es un barco que tiene patas en la parte de atrás para que no se tumbe cuando baja el agua. Entonces, cuando baja el agua queda pisando el fondo. Cuando sube la marea otra vez, vuelve a flotar.

¿Todo por qué? Por la Luna. ¿Y nosotros? La vemos en televisión. Y no nos interesa. Siendo que una de las señales de la venida del Señor es que la Luna ¡oh, casualidad! se va a convertir en sangre. En el cielo se la va a ver roja.

Fijate vos que en el tercer versículo de la Biblia, versículo 1: “en el principio creó Dios los cielos y la tierra… versículo 3:

Y dijo Dios: "¡Que exista la luz!" Y la luz llegó a existir.

(Génesis 1:3 NVI)

¿Por qué la luz? ¿Por qué no la Tierra? ¿Por qué no, los planetas? ¿Por qué no el “big-bang”? ¿Por qué no la, por qué no…? ¡Qué casualidad que en el siglo pasado la teoría mundial más trascendente de toda la historia elaborada por Einstein pone como eje teórico el tema de la luz (Teoría de la Relatividad-NdE). No es casualidad. Es que él estaba “leyendo” el mundo, cosa que nosotros no sabemos hacer. Y lo que hacemos muchos, lo hacemos a través de lo que él dijo.

En primero de Samuel 20:18, pasó algo con la Luna muy interesante.

Además le dijo: Mañana es la fiesta de luna nueva. Cuando vean tu asiento desocupado, te van a extrañar.

(1 Samuel 20:18 NVI)

Era la “fiesta paqueta” una vez al mes, cada 28 días.  Iba a estar el rey, iban a estar todos bañaditos, limpitos, qué se yo, y la silla de David iba a estar vacía. Y el rey iba a decir: “¿que pasa que David no vino?”

En el salmo 74:16, David, el que ya mencioné, dice así:

Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol;

(Salmos 74:16 NVI)

Son sinónimos de “el día”, porque la luz del Génesis 1:3, no es la luz, la luz, la luz; que ves la luz, que está claro u oscuro. Es el tiempo. El tiempo que está marcado porque sale el Sol y luego se va y viene la Luna. Y la Luna se va y viene el Sol. Y se va el Sol y viene la Luna. Y así, día por día. Y la Luna no es siempre la misma. El Sol tampoco es siempre el mismo. Pero va cambiando día por día la posición de las estrellas. Y está el día, está la semana, está el mes, está el año. Están las estaciones, están los períodos. ¡Qué cosas maravillosas! Y así David decía: “Eso lo hizo Dios”. Y lo hizo para que nosotros viviéramos en esa secuencia que incluye las fases de la Luna.

Y en Mateo 4:24, que es la referencia espiritual que yo había comentado, dice que:

Y corrió su fama por toda Siria. Y le traían a todos los enfermos que eran tomados de diversas enfermedades y tormentos; los endemoniados, los lunáticos y los paralíticos; y los sanaba (Mateo 4:24 RVG)

Es la única referencia en toda la Biblia a una persona “lunática”, es decir una persona que tiene un desequilibrio psicológico tan grande que cuando la luna está cerca de la tierra, típicamente las noches de Luna llena y las noches de luna nueva, no tiene tranquilidad. Anda como loco, no se puede dormir, está irritable, está despierto; se descompone, le dan ataques, y qué sé yo. Eso eran los “lunáticos”.

Y así, hasta el día de hoy la Luna incide sobre nosotros, pero nosotros no nos damos cuenta. Así que, vos la próxima noche que te cueste trabajo dormirte, y estés dando vueltas en la cama; en vez de hacer como hago yo, que jorobo a mi mujer; salí afuera, a tu patio y mirá: Es probable que la Luna está llena, o que no hay nada. Y aprovechá ese ratito para orar y estar en comunión con Dios.

Porque Dios ha creado el cielo y la Tierra. Y este tiempo, aún esas noches donde no nos podemos dormir por los problemas que tenemos o por las dificultades; aún en esas noches Dios sigue siendo el Creador del cielo.

Tanto es así, que antes de volver nos va a poner una señal en el cielo.

 

(*): Antonio Gasalla. Antonio Alberto Gasalla (Ramos Mejía, Buenos Aires; 9 de marzo de 1941). Reconocido actor, humorista, autor, director, productor y profesor de teatro, argentino. Estudió en la Escuela Nacional de Arte Dramático, donde conoció al actor y comediante uruguayo Carlos Perciavalle, con quien luego haría espectáculos teatrales muy exitosos.

(**) Carlos Perciavalle: Carlos Ernesto Perciavalle Bustamante (Montevideo, 16 de mayo de 1941). Reconocido actor, humorista, guionista, productor teatral y director de teatro, uruguayo. A finales de los ‘50 se mudó a la Argentina con su familia y estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, donde conoció a Antonio Gasalla.


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