ORAR POR TRÁMITES: ¡QUÉ ORACIÓN MÁS RARA!

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Nehemías 1:5-11

Acordate que este Tip de hoy lo podés compartir con amigos si pensás que a ese amigo le va a venir bien escucharlo. Es una forma de regalo de amor que podés hacer a una persona que te parece que le va a venir bien. Y la otra cosa es, acordarte también, que a tus amigos les puede servir, o a vos mismo, que podés escuchar este Tip en el canal de Youtube que se llama “Pastor Dany”; por las dudas, si no lo conocés. Si no, preguntá y te voy a decir. Y lo lindo de esto es que personas que no conocemos también puedan escuchar estas cosas que compartimos, que salen de la Palabra de Dios y que apuntan a, sin mucho eufemismo y sin mucho vocabulario religioso, pueden realmente tocar las fibras espirituales que hay en todos los seres humanos, y por lo tanto la necesidad de Dios. Como dijo aquel viejo padre apostólico: “el ser humano tiene un vacío con forma de Dios que solamente Dios puede llenar” (Blaise Pascal-NdE).

Y ese dicho, que yo se lo escuché a papá por primera vez, me hizo pensar en qué cierto es eso. Que todos nosotros tenemos en nuestra vida una pieza incompleta. Incompleta porque el pecado la sacó de ahí. Es como un rompecabezas que le falta la pieza clave y esa pieza clave es Dios.

El pensamiento de hoy va a girar alrededor de algo que pasó últimamente. Me ha estado pasando y es que varias personas en la iglesia y a mí personalmente, me han pedido que ore por temas… viste que siempre las personas piden oración por una enfermedad de alguien, de un ser querido de ellos mismos… de hecho ahora mismo estamos orando por Jorge y otras personas que están pasando un momento de “apretura” digamos, de la salud. Y oramos por ellos. Pero hay un tipo de oración que a veces la gente tiene miedo de hacer, o tiene dudas de orar, porque es la oración cuando uno ora por otro. Por ejemplo tenemos nuestra amiga Ramonita, querida haciendo su trabajo como misionera en Mozambique, África y tiene problemas de papelería porque en ese país del este africano hay una burocracia parecida a la nuestra, acá, la Argentina. Es decir, vueltera, corrupta, ilógica. Te piden una cosa, después te piden otra, y si no cumplís con la que te pidieron, que después la cambiaron por otra, entonces te multan por la primera, y así. Entonces, ella pidió oración y en este momento estamos orando para que se resuelva completamente el tema de los papeles de ella, de inmigración.

También otras personas que tienen problemas con una causa judicial que piden oración porque no saben qué hacer, porque están metidos en un enredo judicial y entonces están ahí, que el Tribunal, que le dieron 15 días, pero que el abogado le dijo que mejor hagan tal cosa… y ese tipo de cosas. O alguien que pidió un trabajo y está esperando que RR.HH. de una empresa le confirmen si lo van a tomar o no, y ese tipo de cosas ¿no?

Y la respuesta va a ser claramente: Sí, hay que orar por eso. Sí, porque hay que orar por todo. Porque es reconocer que Dios tiene poder y autoridad y que es el Señor de toda la vida, no solamente de los aspectos religiosos o aún de los aspectos como la salud, por ejemplo.

Porque hay muchos milagros de sanidad en la vida de Jesús, sino también cosas de gestiones, que también están en los relatos de los Evangelios. Aunque hoy voy a leer un relato que no es de los Evangelios, sino que es anterior a los Evangelios, mucho anterior. Está en Nehemías, el primer capítulo nomás; 1 del 5 al 11. Donde Nehemías, que era un político que estaba funcionando en el cautiverio, escuchó noticias de que en Jerusalén, la ciudad estaba hecha un desastre porque había sido retirada la gente, etc. Entonces se había venido abajo. La ciudad era una mugre de escombros, no vivía nadie, y entonces él al pensar lo que fue Jerusalén en un tiempo, y pensar que ahora estaba todo tirado todo derruido, las paredes quemadas; entonces él sintió un peso. Y ese peso lo metió en este callejón “sin/con” salida, que muchas veces nosotros estamos de que “qué hago”. Porque el que causó que esa destrucción se hiciera en Jerusalén, es el mismo Gobierno al que tengo ahora que pedirle que me den una mano y me den la oportunidad de intentar recomponer eso que se ha destruido. Y dice Nehemías:

y dije: «Oh SEÑOR, Dios del cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos, ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste por medio de tu siervo Moisés. »Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si me son infieles los dispersaré entre las naciones; pero si vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos, entonces aunque se encuentren desterrados en los extremos más lejanos de la tierra, yo los volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado”. »El pueblo que rescataste con tu gran poder y mano fuerte es tu siervo. ¡Oh Señor, te suplico que oigas mi oración! Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor. Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo». En esos días yo era el copero del rey.

(Nehemías 1:5-11 NTV)

Conclusión: Sí hay que pedir. Te estarás preguntando si no conoces el relato, ¿que pasó con Nehemías? Que efectivamente, el rey después de responder preguntas de la esposa, que decía: ¿Cómo que te vas a ir? ¿Cuánto tiempo te vas a ir? ¿Y para cuándo vas a volver? Y él, que probablemente hubiera deseado irse y recomponer Jerusalén y no volver nunca más, sin embargo se avino a decirle a la esposa del rey: “-Señora quédese tranquila. Déjenme ir, voy a estar este tiempo y voy a volver”. Y lo hizo.

Entonces nosotros también podemos ver que aún con ciertas concesiones nosotros podemos ver la mano de Dios obrando. Aún en ese trámite judicial. Aún en esa solicitud que no ha sido contestada, en esas decisiones que caen en manos de otras personas y no en nuestras propias manos. Y las personas en las que caen no necesariamente son fieles hijos de Dios, sino a veces oscuros funcionarios perdidos por ahí entre una pila de papeles y de sellos de goma.

Te animo a que confíes en la mano del Señor obrando en medio de tus problemas. Que pueden ser de salud, pero que también pueden ser de problemas con la Obra Social que te tiene que proveer la salud o lo que fuera. Porque Dios obra.

Como le dijo un evangelista de apellido Talmadge, en EE.UU, después de un culto. Yo ya lo conté esto ¡pero me encanta! Soy viejo. ¡Ya cuento de vuelta las mismas cosas!. Una señora se acercó a él y le dijo; “-Pastor, le quiero hacer una pregunta: usted piensa que yo tengo que pedirle a Dios solamente por los problemas más importantes de mi vida o también por los problemas menores?” Y el pastor Talmadge, la miró y le dijo: “Señora: ¿Qué le hace pensar a usted que para Dios hay problemas importantes en su vida”?


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