Un Dios cotidiano para lo de todos los días
Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Marcos
3:7-12
Ayer el angelito de Tucumán, me chichoneó y me dijo: “-A vos que te gusta el significado de las palabras, fijate lo que significa el origen del nombre “Firulais”, que es un nombre de perro que ha ganado mucha popularidad últimamente. es el nombre que le dieron al perro de los Rugrats (NdE), que originalmente tenía otro, pero después se lo cambiaron justamente por el ambiente latinoamericano donde se desarrolló a principios del siglo pasado, del XX. Muchos mexicanos cruzaban a EE.UU como inmigrantes golondrina a trabajar en algunas de las cosechas o cosas del campo. Muchos de ellos cuando iban, llevaban piojos y pulgas. Las llevaban ellos y también las llevaban los perros que llevaban, que iban caminando, por supuesto ¿no? Y entonces el Gobierno de EE.UU. preocupados por esto. Y es un tema que estamos riéndonos todos ahora, ja, ja, ja, ja, con el Firulais, pero fijate lo que hacía el Gobierno de la gran potencia mundial. A los mexicanos, al entrar al país para asegurarse que no entraran con piojos ni pulgas. Los fumigaban con distintos químicos, Gamexane ®, algún otro “bichicida”, a veces con querosén, para matar todos los bichos. Pero les daban entonces un sello en un papel, que los habilitaba como “free of lies” que quiere decir “sin piojos”, o “sin piojos y pulgas”, genérico ¿no?; “sin bichitos”; “free of lies”. Entonces, cuando volvían a México la gente bromeando, como lo haríamos nosotros, a los que habían ido y los habían fumigado, les decían “free of lies”. A los perros “free of lies”, pero en un inglés hablado por un mexicano que apenas habla el inglés para ir a trabajar, y entonces ellos decían algo como “firulais”. ¿Así que sos “firulais” vos? A ver, ¿cómo se llama tu perro? ¿Firulais? ¡Jajaja! Y así se estableció el nombre en México para que los mexicanos se rían de la pobreza extrema, que es una cosa que también acá hacemos. En todo el mundo se hace. Encontrar un motivo para reírse de una de las desgracias más grandes que hay en el mundo. Que revela la desigualdad, que revela las injusticias de la sociedad, pero la respuesta es humorística. Y eso es algo que yo le voy a reconocer a la gente extremadamente pobre, cosa que gracias a Dios yo nunca tuve la oportunidad de experimentar, pero mi mamá, sí. Entonces sé cómo es el tema ese de la pobreza, del que no vamos a hablar hoy por supuesto, pero lo que quiero hablar hoy, que ese tema, quiero decir, es tan duro y te marca para toda la vida ¿no? como mencionaba ayer.
Lo que yo quiero mencionar hoy, es algo que se nos escapa aún a cristianos profesionales del pastorado y del apostolado. Que es que Jesús vivía su vida como como un “firulais”. Es decir como una cosa con la cotidianeidad propia de la vida.
Vos fijate que si vos ves así con ojos… tenés que ser muy criticón, tenés que ser verdaderamente una persona muy criticona para observar cómo funciona el cristianismo contemporáneo y cómo funcionaba el judaísmo contemporáneo a Jesús. O sea, el tema de la fe, de la piedad; ¿cómo funciona? Y te vas a dar cuenta que en general es visto el tema de la fe como una cosa extremadamente sofisticada. Por eso, no le atrae a la gente Firulais. A la gente como yo, que le interesan chucherías, novedades, que está interesado en qué es lo que está pasando en el nivel político, social, del país. Que escucha el noticiero y se fija cómo evoluciona el tema de los robos. Y cómo está el clima, y qué pasó con los volcanes de Europa, que parece que se despertaron ahora de golpe, y si eso tendrá algún significado trascendente. Las cosas de todos los días.
Y si vos te fijás, quizá la gran mayoría del espectro cristiano está todo el tiempo hablando de películas gigantescas, cosas tremendas, pero completamente desconectadas de la realidad diaria de las personas. Yo quiero leerte Marcos 3:7 al 12; y que vos te fijes qué cosas hay en este relato, que son cotidianas de la vida de Jesús.
Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios." Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
(Marcos 3:7-12 Jer 2001)
Bueno, todo el relato es así. Encuentros con gente, la gente que abusa, que empujan, córranse un poquito, dejen respirar, dejen hablar, pregunten de uno a la vez, y qué sé yo. Y qué vamos a comer a mediodía y ese tipo de cosas. Eso era la diaria de Jesús, todo el tiempo. Y aún los espíritus inmundos cuando se enfrentaban a Jesús, se arrojaban a sus pies y gritaban: “¡tú eres el Hijo de Dios!”. El reconocimiento del mesianismo de Cristo de parte de los demonios, te digo, era un problema. Es un problema porque justamente después los religiosos tradicionales le iban a decir que Él tenía poder sobre los demonios, porque tenía Él mismo estaba lleno de demonios. Ahora, vos fijate que les mandaba enérgicamente para que no lo descubrieran. ¿Por qué? Porque Jesús no quería ser una cosa extremadamente épica. No quería generar estampitas. Quería generar un desafío real a la vida real y cotidiana de la gente. Por eso la gente lo amaba y lo seguía. Porque veían que era una persona común que hacía cosas que les cambiaban la vida a la gente común. Que era un tipo sencillo y que era sobre todo un hombre accesible.
Mi mente titubea, ahora. Soy tu, tú, tú, tú viador, viejo. Porque muchas veces uno va a una iglesia y para llegar a saludar al pastor tiene que hacer cola. Para llegar a hablar con Jesús había que tirarse encima. ¿Qué quiero decir? Había acceso a Él. Él era una persona que estaba todo el tiempo frotándose con la gente. Dejaba que lo pongan en posiciones incómodas. No iba prolijito, iba como iba. Y ayudaba a las personas y las multitudes. Las muchedumbres lo seguían por esta capacidad.
Ahora, quiero que hagás “zoom”. ¿Sabés lo que quiere decir la palabra “zoom”? ¿No? Ahora todo el mundo tiene una camarita en el teléfono. Con el gesto “pellizcar” podés agrandar o achicar una imagen que estás mirando, y ese efecto se llama “zoom” De la época cuando el “zoom” de las cámaras más grandes de fotos -y más caras también- vos girabas y te acercaba la imagen. ¿Y cuál es la palabra onomatopéyica casi que podría expresar ese fenómeno visual del acercamiento o alejamiento de la imagen? La palabra “zoom” (zum).
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