TUTORIAL: CÓMO RECIBIR A CRISTO

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
https://www.youtube.com/user/daniel5459
Todos los derechos reservados-Publicado con permiso 

Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.

(Juan 1:12 NVI)

Yo tengo un problema de doble personalidad. Sí, efectivamente. Muchos de ustedes conocen que tengo un canal en Youtube que se llama “Pastor Dany”. Lo que no saben es que tengo otro canal. Que en ese canal tengo mucho más suscriptos y tengo menos videos. Ese canal se llama “House doctor” y en ese canal tengo tutoriales del oficio que tuve por muchos años que es la reparación de artefactos a gas y cosas de electricidad también.

Pero aunque tengo más suscriptores ahí, tengo menos videos, muchos menos. Y los videos tienen todos el mismo formato, que es el formato “tutorial”. Es muy común el tutorial en Youtube. Es una herramienta poderosa de educación. El formato típico del tutorial es una introducción: “Hola, me llamo Fulano y hoy voy a hablar sobre tal tema y te voy a dar cinco recomendaciones. Las cinco son: la primera, tal; la segunda tal; la tercera cual; … Despedida: espero que esto te haya servido, chau”. Esa es la estructura básica del tutorial.

Yo quisiera robarme esa estructura para traer hoy a los “Tips para pensar en cuarentena”, para comentar, o para responder, mejor dicho, a una pregunta que a veces la gente se hace, que es: “bueno, ¿qué hay que hacer para recibir a Cristo? De hecho a Cristo mismo le fueron con esa pregunta. Le preguntó un joven “¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”, o para ser salvo. Si te acordás, el carcelero de Filipos le preguntó a Pablo y a Silas: “¿qué tengo que hacer para ser salvo?”

Así es una pregunta que muchas veces la gente se hace y dice: “bueno, pero ¿qué hay que hacer?” Y a veces pensando quizás, hay que hacer algo muy grande, algo muy terrible. Y efectivamente, la cosa que hay que hacer es sencilla. O sea que hoy, el Tip de hoy, es un tutorial sobre cómo hacer en la práctica los pasos concretos para recibir a Cristo.

Paso número 1: Buscate una ocasión tranquila.

Puede ser ahora mismo, pero si ahora mismo estás por hacer algo, estás en cualquier cosa que te genere algún tipo de presión de alguna manera o algo, buscate un ratito para estar tranquilo. Si estás en un lugar como estamos acá en Córdoba –privilegiado- que podés asomarte y ver las montañas, o estar en un lugar donde sientas correr el aire… Que haya silencio; ni música, nada. Que no haya silencio sino quizá los sonidos de la naturaleza. Buscá un lugar tranquilo. Es la decisión más importante que vas a tomar, como decisión, en toda tu vida. Porque cuando naciste la decisión que te trajo a la vida no fue tuya, pero la decisión de seguir a Cristo es nuestra. Y Él nos va a mirar a través de los ojos de, realmente en nuestro corazón, qué es lo que queremos hacer con Él. Por eso es importante estar tranquilo; estar meditando, estar pensando en nuestra vida y en nuestra relación con Dios.

Paso número 2: Confesar nuestros pecados.

La forma de hacerlo es muy sencilla. Comenzá, mientras estás orando con Dios, a recordar todos tus pecados. Hacé como una lista. De los que te acuerdes, porque la verdad es que la mayoría no nos acordamos NI nos acordamos. Pero Dios, sí. Y como fueron cosas hechas contra Él, debemos pedirle perdón por cada cosa que nos vayamos acordando. Todas las que podamos. Y repasarlas en nuestra mente. Muchas de ellas nos van a dar vergüenza, y nos van a dar un sentimiento de suciedad. Debemos decirle al Señor que nos perdone por esas cosas. Por cada cosa que recordemos, no importa cuánto tiempo lleve eso. Es un momento trascendente de nuestra vida. Sabiendo que el mismo momento que nosotros disponemos destapar la caja de porquerías que es el pecado en la presencia de Dios, Dios lo está perdonando y desde este momento en adelante, Él dice en su palabra que no se va a acordar nunca más de nuestro pecado. Al recibir el perdón, llegamos al

Paso número 3: Pedirle al Señor que nos mande su Espíritu Santo

Tenemos que decirle específicamente que le queremos entregar el control de nuestra vida. Que queremos que Él venga a guiarnos, a llevarnos a donde Él quiera. A firmarle a Él un cheque en blanco, diciendo: “Padre, acá está mi vida para que vos hagas con mi vida lo que vos querés hacer. Ya probé yo haciendo lo que yo quiero y me ha ido mal. Ahora quiero probar con que vos me guíes, porque estoy cansado de vivir así como una ola en el mar”.

Dicho que fuera esto, tu vida acaba de cambiar en 180 grados, de una vida guiada por el egoísmo, a una vida guiada por el Espíritu Santo. ¿Cómo será tu vida mañana, pasado o hasta el fin? Mirá, nadie lo sabe; solamente Dios. Pero que te va a ir bien, te va a ir bien. No solamente que cuando tu vida en la tierra termine, tenés un lugar guardado para vos que tiene tu nombre en el cielo. Sino que ahora mismo, vas a estar cada momento de tu vida en la presencia de Dios. Aprovechala. Hablá con Él a cada rato. Cuando te acuerdes, hablá con Él. Y hacé el mismo mecanismo que acabás de aprender, porque esa es la vida normal espiritual.

Todo esto pasa por una decisión personal tuya, irremplazable. Nadie la puede tomar por vos. Y si te obligaran a decir que decidas una cosa u otra, vos en tu corazón, delante de Dios sabés perfectamente que Dios va a respetar lo que vos querés, lo que realmente tu corazón quiere y siente y hace.

Por eso te animo a decidirte y ahora mismo, si tenés un ratito y querés hacerlo. Si querés hacerlo. Si no querés hacerlo, no demos mucha vuelta, la verdad. Pero si querés recibir a Cristo, ya sabés: un lugar tranquilo; un repaso de los pecados y pedir perdón por cada uno; y pedirle al Señor que tome el volante de tu vida y te lleve a donde Él quiere.

Yo te puedo decir por experiencia propia, que cuando yo hice eso a los 7 años, fue la decisión que me dio una buena vida.

Si no, fijate cómo me está yendo hasta ahora!


¿Agobiado por las culpas?

 

 Recibe el Perdón de Dios

Encuéntranos también en:
            


Comentarios

Entradas más populares de este blog

UNGES MI CABEZA CON ACEITE...

El poder del ayuno

PARECIDOS, PERO NO IGUALES