TE SACAN EL DIEZMO? NO SE LO PERMITAS
Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Juan 8:20
Anoche tuvimos una reunión de hombres en la iglesia en Bialet Massé y uno de los jóvenes que vino, un hombres joven, nos contó que cuando él le comentó a un conocido, un vecino, que estaba viniendo a la iglesia nuestra; el vecino le dijo: ¡No! ¡No vayas a la iglesia evangélica porque te van a sacar el diezmo! ¡Ese es un mito urbano! ¡Mirá, ese mito urbano va por todas partes! Y le viene al pelo a las personas que le disparan, digamos; a las invitaciones que Dios ya no sabe más cómo hacer, de que se acerquen a Él a través de ir, por ejemplo, a la iglesia. Entonces Satanás se encarga de darle este fuego a esa leyenda urbana. Que no es real, te digo yo que en toda mi vida jamás en las iglesias que yo personalmente he pastoreado, ni ha ido nadie nunca jamás y yo no lo hubiera permitido, me ha exigido el diezmo. Ni me han pedido siquiera el diezmo. Directamente yo ofrendo lo que decido en mi intimidad, junto con mi esposa; en realidad que es la que decide todo. Sí, ella es la que decide lo del diezmo. Entonces y si debo decir, porque está acá al lado mío, si no después se enoja, de que nosotros empezamos a diezmar cuando éramos recién casados. Y éramos misioneros y ganábamos un sueldito muy escaso, pero a nosotros no nos importaba, porque nos sostenía. Y como éramos recién casados el hecho de que nos permitiera eso, vivir como recién casados, ¿sabés qué? ¡Escuchame! Nos hubiéramos ido a, no sé a dónde íbamos, a Afganistán nos hubiéramos ido con tal de que nos permitieran vivir como esposo y esposa jovencitos los dos. Al principio los primeros suelditos cuando nos llegaban por giro, íbamos al correo y con el documento nos daban la plata, el del correo nos daba la plata en efectivo. Estamos hablando de muchos años atrás, 50 años se cumplen este año justamente. Y entonces lo que hacíamos era, veíamos de esa cantidad y de plata y decíamos: “-Bueno la garrafa, son tantas garrafas por mes, y la luz es tanto por mes, y para comer gastaríamos tanto. Y cuando nos queríamos acordar, ya nos habíamos “morfado” (*) más de 90 por ciento. O sea que ya no había para el diezmo. Entonces poníamos algo. Así íbamos viendo. Pasados varios meses, mi esposa que en aquel entonces era una católica que se había convertido al Señor hacía poco tiempo pero que venía del catolicismo. De hecho, en nuestro casamiento estaban las monjas del Colegio Lourdes de Banfield, que eran maestras de ella, y el profesor de Religión que fueron a acompañarla a Mónica en su casamiento, porque la conocían del colegio y era un lindo colegio, etc. Y entonces de hecho, el cura este, que les digo profesor de Religión, un día la puso por ejemplo porque le dijo: “Miren a Mónica, porque ustedes como fieles que son católicas cristianas deberían aprender de ella, que ahora está dedicando su vida para misionar. 50 años después nos damos cuenta de que efectivamente era un cambio grande.
Bueno, ella que venía de ese contexto, dijo un día así: “-Vamos a tener que hacer al revés, porque si no, nunca nos alcanza para el diezmo. Que era como para decir fijémonos una meta económica en lo espiritual. Y entonces empezamos a hacer diferente. El próximo sueldo ella –porque ella siempre agarró la plata y la manejó ella como ella quiso- ¡quiero hacer esta denuncia pública! Sí,nosotros en casa tenemos un gobierno de doble comando. Donde ella es la que tiene el verdadero poder, no sé si te suena esto. Bueno, en casa ha sido siempre así y ahora como yo ya estoy “domado”, soy un león domado, entonces ya es; ni se pregunta, ¡se hace! Y entonces ella dijo: “-Vamos a hacer al revés y el mes siguiente hicimos así. Apenas recibimos el toquito de plata, sacó ella el 10 por ciento y lo empezó a guardar en una caramelerita chiquita que teníamos, de cerámica; que la teníamos de adorno, entonces estaba siempre vacía, y ella empezó a poner ahí y después, el domingo cuando se hacía la reunión en el living de lo que era nuestra casa y era también el templito en aquel entonces, ahí lo volvió a poner en el sobre de la ofrenda, en la canastita donde se juntaban las ofrendas. Y ese dinero iba para las ofrendas de esa mini-iglesia de Puerto Iguazú, Misiones; donde nosotros éramos miembros. Así, tan fácil como eso.
El tema del diezmo es un tema que va en el contexto general. No va a dar el espacio para referirnos a todos los aspectos, pero solamente enmarcarlo. El diezmo se enmarca en lo que el creyente da por gratitud a Dios. El diezmo es una ofrenda en dinero que el creyente da, que sirve para el sostenimiento del culto. El diezmo se enmarca en la ayuda que uno da cuando ve un necesitado. El diezmo se enmarca en el contexto de que uno reconoce que todo lo que tiene de valor viene de Dios y que muchas de las cosas que tiene de valor no se pueden mensurar en plata.
Nosotros hoy día estamos tan acostumbrados a que todo vale algo, que nos cuesta trabajo pensar, por ejemplo, bueno, cuánto vale tener vista. ¡Ah! ¿No lo habías pensado? Pero pensá: ¿Cuánto darías vos si te dijeran: “-Bueno, si usted no me da 10 mil pesos, va a perder la vista”. Uno cuando está enfermo y cuando tiene una operación difícil así, toda la familia junta plata, le piden prestada a la abuela, sacan los dólares liquidan todo. ¿Por qué? Porque hay un motivo superior. Y ese es el tema. Que a veces hay gente que se acerca a la iglesia, pero su motivo superior es egoísta o negativo, y no se dan cuenta de esa libertad que hay en Cristo, de justamente hacer lo que uno quisiera. Y también eso: ¡No! ¡No! La ofrenda es algo privado, una cosa que yo sé en mi corazón, pongo… Mirá, no sé si debería ser tan así. Creo que sí, creo que debe haber privacidad, pero no ser tan fanático tampoco con la privacidad, porque en Juan 8:20, leo un texto nada más, de ejemplo, para decir que Jesús dice. Jesús dijo todo esto, dijo que los ricos ofrendaban de lo que le sobraba. O sea, el “overflow” de lo que ganan, el “derrame” de lo que ganan. Y entonces Jesús hizo esa observación, que es una cruda observación en plata y dijo: “¿Y esta viejita que ofrendó dos moneditas, dos “chirolitas” (**)? Y dijo: “Esta mujer dio todo lo que tenía, así que realmente ella es grande su ofrenda. Mirá, en vez de decir: “¡Qué imprudente, gastó todos sus recursos para ofrendar a Dios” Cristo vio una viejita que estaba tan agradecida que dio todo lo que tenía y después vemos. Y ella era una viejita que seguramente ya sabía que no le iba a faltar, de todas maneras.
Jesús dijo todo esto mientras enseñaba en la parte del templo conocida como la tesorería. Pero no lo arrestaron, porque aún no había llegado su momento.
(Juan 8:20 NTV)
Pero se lo había ganado ¿eh?. Se lo había ganado por hablar de plata sagrada en el lugar de la tesorería del templo de Jerusalén. Fijate vos que la primera persona que murió cruelmente en el mundo, fue Abel en manos de Caín. ¿Y cuál fue el problema? Lo suscitó la ofrenda.
¡Mirá vos qué cosa! Cómo la ofrenda es algo trascendente. Y eso quiero mencionar ¿no? Vos mirá tu plata con ojos espirituales.
Dicen que había un billete, habían unos billetes, una reunión de billetes y monedas. Era un brindis por Fin de Año. Estaban todos ahí; estaban los billetes de mil pesos ¡Ah!¡Qué espectacular! Entonces un billete le decía a los demás: “-Sí, el año pasado tuve la oportunidad de viajar. Fui a Las Vegas. ¡Qué ciudad, qué lujo, qué manera de haber luces por todos lados! Tal es así que durante el día y la noche desde los satélites se ve la iluminación de la ciudad de Las Vegas. ¡Impresionante! Sí, a mí me apostó uno, 10 como yo nos apostó en una apuesta, el tipo así. ¡Y perdió! ¡Se quería matar! Yo fui de viaje a París, dijo otro, a la Torre Eiffel. ¡Qué maravilla! Y de ahí he viajado por todo el mundo. La verdad que ni me acuerdo ya, por qué lugares estuve.
Y estaban todos así, entonces por ahí entre ellos había una monedita de 5 pesos. “-Y vos ¿qué tal?” “¡No! ¡Lo mío es mucho más humilde!”, dice. “-Yo voy a la iglesia, entro y salgo. Eso es toda mi vida”.
Pensá seriamente qué cosas das a Dios. En un pobre, o en una iglesia.
(*): Morfado: Comido. Lenguaje coloquial.
(**): Chirolitas: moneditas. Lenguaje coloquial.
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