CRISIS ERAN LAS DE ANTES

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman sólo a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. ¿Cuánto cuestan dos gorriones: una moneda de cobre?* Sin embargo, ni un solo gorrión puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa. Y, en cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones. »Todo aquel que me reconozca en público aquí en la tierra también lo reconoceré delante de mi Padre en el cielo. Pero al que me niegue aquí en la tierra, también yo lo negaré delante de mi Padre en el cielo.

(Mateo 10:28-33 NTV)

¡Hola, mi amigo! ¿Cómo le va? Levántese la manga por favor. Sí pasando el codo para arriba. Le voy a poner el “crisisómetro”. Vamos a ver qué tal le está afectando a usted la crisis. A ver, a ver, a ver… aguante, no hable por favor. Un ratito. A ver, a ver… ¡Uuh… yu, yu, yuy! ¡Qué es lo que estamos viendo acá! ¿Sabés qué es lo que estamos viendo acá? Que nosotros no nos damos cuenta cómo es la vida.

Bien, vamos a comenzar desde el principio. Cuando uno era un bebito, que estaba en la panza de la mamá (guarda con el tema del aborto) vivía tranquilo en la pancita de la mamá. No tenía ni que masticar la comida. ¿Para qué querés dientes si no tenés que masticar? Igual, ya los dientitos empezaban a desarrollarse. Y uno estaba en la pancita de la mamá y de repente un día empezó a ver presiones por todos lados. El agua donde flotábamos en la pileta, alguno le sacó el tapón y se vació. Y empezaron a escucharse voces fuertes, ¡fuertes! ¡De gente que hablaba fuerte!. ¿Por qué hablan tan fuerte? ¿Por qué hablan a los gritos? ¡Qué cosa! ¡Y la voz de mamá de repente la sentí lejos! Y bueno: primera crisis de la vida. Bienvenido a la vida, a través de la primera crisis la crisis del parto.

Bien. Pasada que fuera la primera crisis, siguió una historia de crisis sobre crisis. Tuviste una crisis, por ejemplo, al entrar en el mundo, pero también tuviste una crisis cuando tenías hambre y no sabías cómo se hacía para no tener hambre hasta que te pusieron la teta en la boca y ahí te diste cuenta que era blandita, que era templadita y ¡huy, qué rico! descubriste la leche materna.

Pero después tuviste otra crisis. ¿Querés que te la detalle? Bueno, concluyó con que te frotaron con agua helada todas las partes, “las partes”, y te cambiaron de tus partes, y eso se repitió como dos años cada rato. Y te tironeaban de las patitas por un lado y para el otro y te pasaban agua y crema y cosas y todo. Y después venía el descanso. ¡Crisis de la caquita!

Y después tuviste crisis cuando quisiste caminar y te paraban. Decís: ¿cómo pararse? ¡Sí parate! Y entonces vos ponías la patita ahí y se te doblaba la patita y te caías de cola. Menos mal que tenías el pañal. Pero había algunos días que era preferible no caerse ¿no?

¡Huy! Crisis cuando te separaron y te pusieron en una cunita. Bueno, hay chicos que tienen 14 años y todavía no han salido de la cama de los padres, pero, bueno, son casos excepcionales.

Y bueno, tuviste la crisis de ir al jardín por primera vez. Tu mamá te dejaba en un lugar y se iba. ¡Se iba llorando! ¡Porque tenía una culpa generalizada! Y qué alegría volver a casa cuando salías del colegio y preguntabas: ¿estará alguien para buscarme? Y había alguien para buscarte y te llevaba de vuelta a casa y qué alegría.

Y después que ya te habías acostumbrado al jardín, te mandaron a la escuela. Y cuando terminaste de ir a la escuela, te mandaron al secundario.

Y cuando te mandaron la secundario tuviste la crisis de esa persona dulce de la que estabas enamorado ¡Y esa persona en un momento se enamoró de otra persona! ¡Ay! ¡Qué ganas de llorar! ¡Qué ganas de sufrir, en esta tarde gris! ¡Ay, Señor!

Y terminó el secundario y nos fuimos con la promesa de que siempre estaríamos en contacto. Y a todo esto ya pasamos por una cantidad de crisis.

Algunos pasaron crisis de que los padres se separaron, en ese interín. Y estabas pensando, por mucho que hago mis padres, yo no quiero que se estén abrazando y besando todo el día, pero por lo menos, que vivan juntos acá, y que no se griten, por favor, que nos hace tanto mal. Y bueno, pero si es preferible que se separen, si es que se van a estar gritándose acá en la casa, más vale que distiendan esto y se vayan cada uno por su lado. ¿Y yo, con quien me voy? ¿Con mamá o con papá? Porque con mamá me aseguro la provisión y con papá me aseguro la joda y la libertad. Entonces esa duda…

Y después, en la universidad, y después, y después, y después… ¿Vos sabés? ¿Te das cuenta a dónde vamos con esto? Que uno arranca la vida con una crisis y generalmente termina la vida con una crisis. O sea, que esta crisis que hay ahora, a la que no estoy haciendo más que una referencia velada, es una de las tantas crisis que ha habido. No es la primera. Tampoco es la última. Probablemente, capaz que es la última y viene el Señor. Y entonces, ¿Qué vas a hacer?

¿Te estuviste preocupando por algo que va a terminar pronto? ¿O te estás preocupando por algo, que va a haber otros “después” peores o mejores?

Jesús, en Mateo 10:28 expone a las personas en un eje. Y yo me voy a tomar el atrevimiento -yo cada tanto hago esto- realmente es un atrevimiento. tengo mucho respeto por la palabra de Dios que es la Biblia, y tengo respeto por lo que yo quiero hacer, por lo que voy a hacer, que es desafiarte a que vos leas Mateo 10:28 al 33 y te fijes si lo que yo estoy diciendo coincide o no con lo que vos leés en la Biblia y que vos tomes tu decisión. El hecho de que yo diga esto, vos vas a decir “no, el pastor se equivocó y dijo esto mal”. ¡No, no, no, no! Yo voy a leer esta versión mía, que es una versión cordobesa de lo que dijo Jesús un día, cuando estaba preparando a su gente para la crisis; y entonces les dijo así:

“No tengan miedo de los que podrían matarles el cuerpo. No te pueden tocar el alma. Témanle solamente a Dios, que es el que puede destruir el cuerpo, el alma y el espíritu en el infierno. ¿Cuánto cuestan dos criollitos? Esto es, porque es una versión cordobesa. Y entonces acá está el “criollito” Es la unidad monetaria de Córdoba: el “criollito”. 20 criollitos valen un pan casero, que es la otra unidad monetaria.

¿Cuánto cuestan dos criollitos? ¿Una monedita? Sin embargo, ni un solo criollito se cae a la tierra sin que Dios lo sepa. Y en cuanto a ustedes, cada pelo de tu cabeza está contado. Así que no tengan miedo. Para Dios, ustedes son más valiosos que dos kilos de criollitos. Todo aquél que me reconozca públicamente acá en la tierra y se identifique conmigo, también yo me identificaré con él delante del Padre cuando estemos en el Cielo. Pero al que me ningunea aquí en la tierra, también yo lo ningunearé delante de mi Padre cuando estemos en el Cielo”.

Estas palabras las dijo Jesús para aquellos que lo estaban escuchando en su momento. Pero nos está diciendo a nosotros, a vos y a mí las mismas palabras. Fijate cómo nuestra identificación con Dios se tiene que expresar en medio de la crisis.

¡Chau! ¡Que Dios te bendiga la crisis! ¡Felices crisis! De esta y de las que vengan hasta el día en que veamos al Señor viniendo triunfante y victorioso y al fin podamos decir: ¿Vieron que tenía razón?


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