EL DESPARRAMO SE VA A ARREGLAR

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Mateo 24:30-31

Conocí a Carlos Darabos en el Seminario. Desde entonces, nunca más lo he vuelto a ver. Tengo la vaga idea de que vive en EE.UU. pero, la verdad que no estoy seguro.

Hoy voy a hablar del desparramo. Carlos Darabos iba a la universidad en Buenos Aires y en una clase de filosofía el profesor apareció un día con una frutera. una cosa así, de vidrio, bastante grande, llena de agua. La puso ahí en la mesa, en el escritorio y les dijo a los alumnos de esa clase que iba a mostrarles cómo fue el origen del mundo. Echó un chorrito de aceite sobre el agua y después con una cuchara, lo revolvió en movimiento giratorio. Y entonces el aceite se empezó a dividir en bolitas de diferentes tamaños que giraban conforme él hacía girar el agua adentro de ese cuenco. Algunas bolitas formaban subconjuntos de bolitas de aceite que a su vez giraban dentro del giro general en giros menores y encontrados. Entonces el profesor les dijo: “-Bueno en esta sencilla experiencia les acabo de mostrar cómo fue el origen del mundo. Digo, porque hay gente que cree en la Creación de Dios y esto es para mostrarles cómo es, científicamente, la creación, el origen de todas las cosas. Y este genio, de Darabos, le preguntó: “Sí, profesor. Pero ¿quién metió la cuchara y dio vueltas para revolver?”

La esposa de Carlos se llamaba Betty. ¿Cómo qué Betty? ¡La Betty! Y tenía un hijo chiquito, y un día estábamos hablando con ella, habíamos quedado solos en la mesa charlando después de que habíamos comido en el comedor del Seminario. Se habían ido todos porque el chiquito de Betty demoraba en comer. Y estaba haciéndola renegar. ¿Qué estaba haciendo ella? El “avioncito”. Entonces le acercaba la cuchara y decía: “¡Dale, dale! ¡Abrí la boca grande, así ya terminamos! ¡Vamos! ¡A ver! Ahí viene, abrí la boca grande que viene el avioncito!” Y que el chiquito cuando ya le estaba por dar en la boca, le puso las manos adelante y dijo: ¡”Semáfodo dojo!” Y desparramó el puré por todos lados. Carlos (creo) y Betty. Nunca más los he vuelto a ver. Y así tantas cosas que se desparraman en la vida ¿te fijaste en eso?

Nosotros en casa tenemos una “desparramadora profesional”. ¿Cómo, quién? ¡La Juanita! Ella viene, abre la valija donde están las fotos. Le encanta ver las fotos, no sé por qué; porque son todas fotos “históricas” para ella. Pero encuentra a veces una foto del papá cuando era chiquito, y ese tipo de cosas, y le gusta. Pero las desparrama, no las junta.

Desparrama los botones, pero no los junta. Desparrama ropa, pero no la junta. Y en el mundo hay una “Juanita” gigantesca -o varias- que desparraman cosas. Si vos te fijás, tu vida entera es un desparramo. Amistades, por ejemplo, que se han ido desparramando por el mundo ¿no? Familia, que se ha desparramado por el mundo. Nosotros en los últimos par de años, en el último año, se nos ha desparramado la familia. Tenemos un nieto por un lado, otro nieto por el otro y pensamos ¿cómo estarán? Y añoramos secretamente la época cuando vivíamos todos juntos en la misma carpa como un jeque árabe que tenía todo ordenadito y todo funcionaba y de repente están a miles de kilómetros, con otro horario. Entonces por ahí te mandan una fotito, ahí en el Instagram “mirá lo que estoy comiendo”. Y resulta que están comiendo, son las tres de la mañana acá. Huy! Perdón! Me equivoqué el horario! Y un desparramo también de los horarios, de los afectos, de las costumbres. Por no decir que hay personas que son propensas al el desparramo.

Yo esto lo leí ¿eh? Lo leí, no conozco a nadie, pero leí que es así. Leí en un libro de la Mari Condo que enseña cómo ordenar todo. Y hay en la teología, esto tiene mucha teología ¿eh?. Uff! Tiene mucha teología, porque si vos te fijás, el mundo estaba desordenado, dice la Biblia. “La tierra estaba desordenada y vacía, pero el espíritu de Jehová se movía sobre la faz de las aguas”(Génesis 1:2 NdE). ¡Es fantástico este texto de Génesis! ¡Qué lindo que es el Génesis! Porque es el relato del momento, cuando Dios metió la cuchara y revolvió. Y ahí fue el “big-bang”. ¡Exactamente! ¡Exactamente! Hay un texto donde explícitamente Jesús dice que todo ese desparramo que se produce normalmente en la vida de las personas, en la vida del mundo va a ser finalizado. Con una acción directa de Dios, por supuesto, porque el desparramo que tenemos nosotros solamente Dios lo puede volver a recolectar.

Vos fijate cómo yo mencioné la vida familiar, mencioné objetos, mencioné amigos; pero también hay conocimientos, por ejemplo ¿no? Hay cosas que cuando las estudiamos en el colegio, en la universidad, fueron tan importantes y sin embargo ahora es un conocimiento que no estamos echando mano de él por mucho tiempo. Y es parte de ese desparramo aún de ideas, de conocimientos… ¡De afectos! Ese cariño tan grande que teníamos por nuestro amigo cuando teníamos 10 o 11 años como dice esa canción tan linda “pero nunca tuve un amigo igual” (Tiernamente amigos; Víctor Heredia; 2005 - NdE). Ese desparramo ¿no? La promesa en sexto grado, cuando nos fuimos del colegio, de que siempre nos íbamos a mantener en contacto. Promesa que volvimos a repetir en el fin del secundario de que siempre nos íbamos a mantener en contacto. Y con esos compañeros entrañables en la universidad, con los cuales nunca más nos íbamos a separar. Porque éramos inseparables. Pero la vida nos separó

El Señor Jesús en Mateo 24:30 que es un texto que hay que leer más ahora. ¿Sabés por qué? Porque si no, pasa a ser parte de esas cosas que hemos aprendido de la Biblia y que se desparraman. A nosotros también se nos desparraman las cosas de la Biblia, los hermanos de la iglesia, y las lecciones de discipulado. Y las experiencias que tuvimos con Dios también entran en este gigantesco desparramo de cosas que se nos van y que dejan de tener actualidad y después vuelven.

La señal del Hijo del Hombre aparecerá en el cielo. Estas son palabras de Jesús, pongámonos de pie.

"La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, de un extremo al otro del cielo.

(Mateo 24:30-31 NVI)

Hay un universo ordenado y feliz que está por venir. Y si vos que le has entregado tu vida, estás en comunión perfecta con Dios, vas a experimentarlo en forma personal. Porque un día va a haber un parate universal, se va a ver en el universo entero, en el cielo, la venida de aquel que esperamos que venga.

Y Él, lo que va a hacer, es juntarnos a todos y juntar todo, bajo su autoridad que tiene.

Y en aquel día voy a volver seguramente a ver a Carlos, el que vio la cuchara.

 

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