HAY UNA PALABRA DE DIOS PARA VOS. PARTICULAR. ÚNICA.

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Mateo 8:8 y vs.

De chiquito en la iglesia de Cipoletti, Rio Negro, había una viejita, chilena ella, que era ciega, completamente ciega. Y cada tanto le pedían a ella y era un momento lindo, lindo; cuando ella pasaba al frente ayudada por alguien, uno de los nietos, la nieta, así. La acompañaban ellos y se paraba al frente mirando así, “mirando” no es la palabra, pero con la cabeza levantada y abría una Biblia que tenía en Braille. Nunca había visto yo eso, ni sabía que existía hasta que lo vi ahí en la iglesia. Y ella entonces pasando la mano por arriba de las páginas de esa Biblia iba leyendo, y leía alguna lectura bíblica. Lo que me quedó como impresión, como imagen es que ella no miraba el libro como nosotros, que estábamos aprendiendo a leer ¿no? y teníamos los ojos clavados en el texto. Y en cambio ella tenía la cabeza mirando para arriba como si estuviera distraída ella misma, cuando en realidad estaba atenta a una sucesión de puntitos que iban deslizándose debajo de sus dedos y ella ahí entendía la palabra de Dios.

¿Vos te has dado cuenta de eso? ¿De que nosotros tenemos la palabra de Dios en un libro a disposición nuestra? No. Nosotros no nos damos cuenta, en general. Yo mismo que vivo, toda la vida del ministerio ha sido alrededor de la Biblia, no alcanzo a valorar lo suficiente, lo que es disponer… Ahora mismo estoy mirando la Biblia que tengo abierta en la computadora. Tiene 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 Biblias hay ahí. Puedo elegir, ahora mismo hago clic y cambia de Biblia en el mismo versículo que voy a leer en Mateo 8:8.

Y no, del libro de papel. Porque hay gente también que cuando piensa en la Biblia, piensa en el libro de papel. Y por eso yo pensé hoy, en el libro en Braille. Pero también en el libro hablado. ¿Escuchaste de la Biblia hablada? Hay un montón de programas así en Internet. Lo podés bajar gratis, donde se te lee la Biblia. Yo tengo una colección por ahí, que me regaló mamá, de cassettes. Viejo el método, pero está. Y entonces dice: Romanos 1:1 al 10 y alguien te lo lee, para personas que tienen problemas de ver. Está en Internet, está en papel, está en diferentes… ¡está en los teléfonos!

Me acuerdo todavía un día que fuimos a una reunión de hombres a la iglesia de Talleres, en Córdoba, hace como 15 años. Y habíamos ido dos o tres hombres de Bialet allá a la reunión de hombres, a Talleres, fuimos. Y dirigió el culto un joven. Y entonces en un momento, leía un salmo y miraba el teléfono y lo corría con el dedito. ¡Y yo me enojé! Y dije: ¡este cararrota está mirando el teléfono mientras está diciendo de memoria un salmo! ¡Que caradura! Hasta que ahí me di cuenta que en realidad lo estaba leyendo del teléfono. ¡Qué papelón! Menos mal que no dije nada, no me enojé, no me agarró la “santa indignación”; si no, todavía debería estar pidiendo perdón. Tenía la Biblia en el teléfono. Ahora yo también la tengo en el teléfono. Y entonces, estás haciendo cola en el banco, podés sacar el teléfono y en vez de ver videítos, podés leer la Biblia. ¿No te parece fantástico? Tener la palabra de Dios a disposición.

Yo te quiero leer el texto de hoy, Mateo 8:8, ya dije, donde el que dice la palabra -hablando con Jesús ¿no?- el que dice la palabra no es Jesús, es el centurión; un soldado romano a cargo de él, 100 soldaditos menores, era un centurión. Comandaba una pequeña agrupación de soldados que se formaba de 10 de frente por 10 de fondo. 10 por 10: 100. El que lo dirige, un “ciento-unión”. ¿Quién será el hombre éste?

Es interesante, porque el centurión tenía enfermo un esclavo, y se ve que lo quería mucho. Entonces fue a Jesús para que venga y le cure al esclavo.

Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra, y mi siervo sanará.

(Mateo 8:7-8 RVG)

Y es interesante porque este centurión tenía claro dos cosas: que Jesús no podía ir a la casa de él porque lo iba a meter en un compromiso. El de estar recibiendo judíos, a hablar quién sabe de qué cosas, quién sabe de qué conspiraciones en su casa. Lo podía meter en un lío. Y a Jesús porque el hecho de que Jesús vaya a la casa de un hombre impuro, le iba a traer las críticas de toda la ortodoxia de su época. Pero este hombre le dijo Jesús: “Está bien. No necesito que vengas a casa. Yo también tengo gente bajo mi autoridad. Le digo vaya para allá, venga para acá, salto de rana, carrera-mar, y lo hacen. Así que solamente con que digas la palabra está bien.

Y oyéndolo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

(Mateo 8:10 RVG)

Y dice Jesús, mirá la crítica de Jesús:

Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

(Mateo 8:12 RVG)

En el sentido de que hay cuantas personas que tienen la palabra. Él se refería a los judíos fanáticos de su tiempo que tenían pedacitos de textos bíblicos en cajitas atados a la frente, cosidos en la ropa, Biblia por todos lados. Igual que ahora, Biblia por todos lados. Menos en el corazón, que es el único lugar donde debería estar.

Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su siervo fue sano en aquella misma hora.

(Mateo 8:13 RVG)

Cuando yo estudié en el seminario, después del título, digamos, era la Licenciatura en Teología. Pero después de eso, había dos postgrados. El inmediato superior, que es el máster en teología. Ese hice yo, el Máster en Teología. Y el doctorado, que no me dio ni la cabeza ni la plata. En realidad no me dio la plata. A mí me dejaron bien en claro que para el nivel del Máster, vos no tenés que hacer una tesis sobre algo que vos creés y que vos aportás al mundo de las discusiones teológicas. No se espera que vos ejerzas tu opinión, sino que vos puedas mencionar un aspecto de la teología y defenderlo en base a documentación. Vos no podés decir: “yo pienso que la caída de Roma, fue por la falta de agua potable”. Sino que vos tenés que decir, si eso es tu idea; vos decís: “la caída de Roma, probablemente se debió a la falta de agua potable. Como dijo el doctor Stanlich en 1876, cuando en uno de sus documentos, hablando de Roma, dijo es muy probable que Roma haya caído por la escasez de agua que hubo en esa época. Y se sustenta en el estudio del doctor fulano de tal, que menciona que para esos años en Roma, había habido un régimen de lluvias inferior al normal, y como se hubiera aumentado la población de Roma, el agua comenzó a escasear”. ¿Te das cuenta? Para la tesis de Máster, vos tenés que saber decir: “yo presento esta idea humildemente, porque fulano dice esto, porque fulano dice el otro, porque hay un dato científico de tal y cual clase, y así, así.

En cambio, en el doctorado, vos podés tirar una tesis como esa. “Mi tesis es que Roma cayó por la falta de agua potable”, y la tenés que defender vos. Vos vas a usar los argumentos y los profesores te van a estar discutiendo a vos lo que vos estás diciendo en el nivel de doctorado.

Volvamos al nivel Master. Yo escribí mi tesis de Master en Teología, sobre la belleza del amor matrimonial en cantares. Tengo ganas de publicarla este año, que cumplo 50 años de casado con Mónica, que me ha tenido tanta paciencia. Y digo esto porque justo salió ahora. Si no, no lo hubiera dicho, porque eso de venderle armas al enemigo… ¡No! ¡Yo no lo voy a hacer!

Yo quiero en esta mañana, no porque yo lo diga, sino en el contexto de que cada uno dice lo que se le ocurre sobre la Palabra de Dios, decirte a vos: Vos sos mi amigo. Vos sos mi amiga. Yo te voy a decir lo que para mí, es lo mejor que yo puedo compartir contigo. Y es que, de acuerdo a lo que he experimentado, yo; y de acuerdo a lo que he aconsejado y gente me hizo caso y le fue bien; te digo:

Dios tiene una palabra para vos, igual que con el siervo del centurión. Dios tiene una palabra para él. Y yo quiero, como ese centurión, acercarme a Jesús y decirle: “Señor decí la palabra solamente. No vengas mi casa, no te metas en mis líos. Pero solamente dí esa palabra”.

Y yo te aseguro que el Señor Jesús te la va a decir.


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