ASÍ QUE SOS GUAPO?
Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Job
42:1-3
Una vez estaba subido a una bicicleta fija. Al lado mío tenía el cardiólogo que es un petisito que cada tanto le apretaba una ruedita a la bicicletita y entonces subía el nivel de esfuerzo. Dicho cínicamente y sin ninguna misericordia inclinaba la pendiente para hacerla cada vez más empinada. Eso se llama “Electrocardiograma de esfuerzo” o también, como le llaman los cardiólogos: “E.E.”; “eco E”. Entonces llegó un punto en que yo ya no daba más en seguir trepando la montaña con la bicicleta fija y empecé a jadear. Uno pierde la compostura, pierde el respeto, pierde los modales. ¡Y tenía los ojos saltones y transpiraba como un condenado! Y jadeaba como un perro rabioso y él me dijo, muy sonriente paradito al lado mío, impecable con su delantalcito blanco, me dice así: “envenena el oxígeno, ¿eh?” ¡Envenena el oxígeno! Siempre me quedó. Él estaba divertido con eso de que cuando uno jadea así le manda esa chorrada de oxígeno a la sangre y está haciendo el esfuerzo que justamente el Electrocardiograma de Esfuerzo, también llamado ergometría; que en griego, que viene del griego “erga” que quiere decir la obra, el trabajo; y “metron” que quiere decir métrica o medición de algo. Y si entonces es una medición de la obra de uno. Y yo siempre he pensado que ¡qué bueno que Dios no tiene una ergometría para medir nuestras obras! ¿no? Porque ahí capaz que nos pone en la bicicleta y no alcanzamos a subir, a pedalear ni dos kilómetros. La cosa es que este cardiólogo, que es un tipo muy macanudo, por otro lado, me dijo algo que yo lo vinculé enseguida con la palabra de Dios, con el Reino de los Cielos.
¡Y, sí! ¡Y, sí!. Hay cosas, mirá cómo es ¿no? La vida tiene cosas -la vida misma, ¿no?- tiene cosas que son venenosas. Que si uno las respira mucho, te terminan mareando, o descomponiendo, o desmayando. Hay cosas, digamos no se puede ser cobarde para vivir. ¡No se puede ser cobarde para vivir! Ni para vivir, ni para amar, ni para creer en Dios. Hay mucha gente que cree, que dice: si creer en Dios es la verdad, entonces no hay que hacer ningún esfuerzo. Porque, total, ¡es así! Es una verdad auto evidente. ¡No, querido! ¡Negativo! Y más en este tiempo. Más en este tiempo, hay una creciente persecución a los cristianos. Abrí el ojo porque si vos querés identificarte con Cristo, vas a recibir algún cachetazo. Y vas a conocer que hay personas, hoy, ahora, a esta hora; que están presos en China, que están presos en Afganistán, que están temiendo por su vida en África y algunos están efectivamente, muriendo.
Esa verdad de la persecución, es una verdad -y de la persecución por causa de Cristo, no por otras causas- es una verdad que hay que ser muy hombre, en el sentido de que hay que ser muy valiente, muy corajudo, para aceptarla. Muchas veces uno dice la verdad y por eso sufre. Pero lo que sufre es una cara fea o algún comentario hiriente. Quizás deberíamos pensar seriamente en este tiempo, en sufrir alguna cosa que aún pueda terminar con nuestra vida. Porque el creer en Dios es una fe para cualquiera. No es para un timorato que dice: “bueno voy a probar un poquitito y voy a ir viendo con el tiempo…” ¡No! Si es así, querido no digas que vas a creer en Dios. Porque con esa fortaleza que vos tenés, no vas a ir a ningún lado. Eso no es fe. Eso que estás haciendo, es como ese muerto de frío que va a entrar al agua y está toda la pileta llena de gente y jugando a la pelota y viene el tonto y mete el dedo gordo, la puntita en la pileta con cara de preocupación como si estuviera en un velorio. ¡No! Si vas a bañarte en la pileta, te vas a tirar de una buena vez. ¡Vení, dale, ehh! Y “splash”, “splash” y así vas a jugar. Si vas a entrar con eso de “tengo frío”, “y… no sé, si está fría.” Así, para eso, no te metás a la pileta. Quedate afuera tomando sol con los otros.
Entonces Job respondió al Señor. Escuchate esto porque Job es tremendo. Job 42 estoy leyendo.
Entonces Job respondió al SEÑOR: «Sé que tú todo lo puedes, y que nadie puede detenerte.
Pensaba hablar solamente sobre eso, la declaración de Job:“sé que tú todo lo puedes y que nadie puede detenerte”
Tú preguntaste: “¿Quién es este que pone en duda mi sabiduría con tanta ignorancia?”. Soy yo y hablaba de cosas sobre las que no sabía nada, cosas demasiado maravillosas para mí.
(Job 42:1-3 NTV)
Job dijo: “soy yo” Y yo te digo: Yo, Daniel, soy yo. Y te estoy animando a que vos delante de Dios confieses que también sos vos. El que muchas veces nos paramos y decimos: “¿Por qué Dios no hace nada?” Y al decir eso, que suena tan honesto y tan valiente, lo que estamos diciendo es: “Alguien pone en duda la sabiduría de Dios con ignorancia”. ¡Ignorancia!
Volvamos a la declaración de Job: “Sé que tú todo lo puedes y que nadie puede detenerte” La gran mayoría de las preguntas que me ha traído gente y que he visto que gente hace en la fe -respecto de la fe cristiana, ¿no?- es: ¿Por qué si Dios es Todopoderoso permite que pasen estas cosas? Y ahí la respuesta es una respuesta bastante complicada, porque es complicada la vida; compleja. Hay muchos elementos, entre ellos elementos que nosotros no pensamos hacernos cargo, como por ejemplo, el pecado. El hombre ha pecado desde la primera generación hasta ahora. Yo he pecado, mis padres han pecado; Billy Graham ha pecado, el Papa ha pecado y vos has pecado. Y todos hemos pecado, mis nietos han pecado, mis abuelos, todo el mundo ha pecado. Algunos más, otros menos. Algunos de cosas más graves, pero todos nosotros tenemos esa actitud orgullosa frente a Dios, que es el que verdaderamente como, descubrió Job; puede todo.
Pero no quiere, todo. Aún cosas que a nosotros nos parecen lógicas que Él debería intervenir. Y nosotros deberíamos aprender a bajar un poquitito el copete y reconocer:
Primero, que Dios es quien todo lo puede y que nadie puede detenerlo.
Y por otro lado, no cuestionar a Dios.
Bien, entonces vos decís: “-Claro entonces vos estás en contra de la fe”. Sí, estoy en contra de la fe, como la interpreta mucha gente, en el sentido “mágico”. Es decir yo creo en Dios, Dios es Todopoderoso, entonces a mí no me va a pasar nunca, nada. Ese es un mal enfoque. Porque el propio Hijo de Dios cuando vino al mundo terminó muriendo en la cruz. Si no entendés eso, no entenderás jamás cómo es realmente el único Dios verdadero. Por lo tanto, lo único que te queda, es creer en los dioses de plástico que hay por todos lados. El gatito. El gatito ese fue el último dios que fue creado. El gatito ese que hace con la manito “tuqui”, “tuqui”, “tuqui”; tirando, bombeando… Bueno, si vos creés en eso, listo. Ahora, ese gatito de plástico, cuando se queda sin pila “deja de bendecir”.
En cambio, el Dios en que nosotros creemos, siempre tendrá el control. Y esa es la buena noticia de hoy. Que uno cree en Dios y al principio lo asusta, lo ahoga el oxígeno de entender que Dios es Todopoderoso. Pero cuando te das cuenta, ¡es lo más grande que podrías escuchar!
¡Que Dios te bendiga! ¡Que tengas un lindo día HOY!
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