SÉ LO QUE QUIERO, PERO ¿CÓMO LO LOGRO?

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Hechos 3:19-20

Yo tuve en el Seminario un profesor que había sido compañero de mi papá en el Seminario. Era un sirio-libanés. José Sami se llamaba, y era pelado en serio, tenía la pelada así la cabeza como una rodilla brillante, la de este hombre. Era muy circunspecto así como suelen ser esa gente de ascendencia árabe. Y él en una clase del Seminario donde se nos enseñaba las cosas más específicas del trabajo de pastor, nos contó que en una iglesia del interior, una vez había ido un pastor recién recibido a pastorear esa iglesia. Y se dio cuenta de que en el frente de la iglesia, justo enfrente de la salida del templo, en la vereda había un árbol gigante. Y entonces había que esquivar las ramas para entrar y salir del templo, porque te podías pinchar un ojo. Entonces, en la próxima vez que hubo una asamblea de decisiones en la iglesia, el presentó el tema y dijo: “-Hermanos miren, está el árbol ese adelante, que molesta, tapa el frente del templo y es peligroso que nos pinchemos un ojo. Así que, ¿qué les parece si lo cortamos, lo bajamos?” ¡Se armó un escándalo! Una viejita, doña Rosa, se puso a llorar y decía: “¡Noooo! ¡El único recuerdo que me queda de mi marido que fundó esta iglesia, fue el árbol ese que él plantó el día de la fundación!” Y la gente le decía: “¡No, pastor! ¿Cómo va a decir eso? Ese árbol lo plantó fulano de tal, que fue el fundador de la iglesia”. Bueno, de ahí en adelante, al pobre pastor este se le hizo imposible el pastorado de esa iglesia y se tuvo que ir. ¡Se tuvo que ir!

Al tiempo, la iglesia llamó a otro pastor. Y este pastor cuando vino, algunos de la iglesia, ya más vivos, le dijeron: “Mire pastor, tenga cuidado porque ¿sabe lo que pasó con el que estuvo antes que usted? Pasó así, así, asá… y le contaron. Entonces este hombre no dijo nada. No dijo nada, ¡qué interesante! y eso fue todo.

Entonces, todos los días él se levantaba, preparaba el desayuno, se preparaba unos mates y salía a la vereda. Barría la vereda con la pavita y con el matecito, saludaba a los vecinos, “¡Buen día, vecina! ¿Cómo le va?. Buen día pastor, ¿cómo le va? ¿bien? ¿le gusta el pueblo? ¡Ah, sí! ¡Cómo está, qué lindo!” Y en esa charla mientras iba y venía por la vereda, y barría y acomodaba el frente, qué sé yo, se tomaba los mates y parte de la pava se la echaba en las raíces del árbol cuando nadie lo veía. Así fue pasando el tiempo y el árbol empezó a “amarronarse”, y empezó a tener hojas secas y las hoja se le caían, hasta el final quedó completamente seco. Entonces, un día que el árbol estaba completamente seco, hubo una asamblea de decisiones en la iglesia y doña Rosa, la que se había desmayado con el pastor anterior dijo: “Pastor, ¿no le parece que habría que hacer algo con el árbol ese que está en la vereda? Porque ahora la verdad, que le da feo aspecto a la iglesia, semejante árbol, y seco. Así que le propongo si podemos sacarlo, y poner una plantita más chica o algo así”.

Moraleja: una cosa es, qué es lo que quieres lograr, y la otra cosa es qué estrategia tenés para lograrlo. O sea, cómo pensás lograrlo.

Quizás vos sos uno, a ver si te vas a acordar de esto. Si sos muy viejo, de mí, para arriba; de mí para arriba; setenta y pico. ¿Conociste el caso de alguien que en la escuela primaria, la maestra le pegó con la reglita en la punta de los dedos? Yo escuché, pero la verdad, nunca vi. Y mi adorada maestra de tercer grado, me acuerdo que pasó un disgusto muy grande. Que un día, imagínate, mi maestra de 3º, cuando yo tenía tercero no me daba cuenta mucho de las cosas, pero sí me acuerdo que ella un día lloraba y hablaron ella con la directora y habían venido los papás de un chico que aparentemente ella agitó la mano -porque lo tenía loco el chiquito éste- y le pegó. Lo rozó, le pegó, no sé. Nunca supe si fue a propósito o qué, pero se armó un escandalete porque la maestra le había pegado al chiquito éste, y que había habido un escándalo respecto de eso.

Pero antes, antes de mí, digamos; no era muy raro que a los chicos más rebeldes le dieran este castigo. Le hacían poner la mano juntando todos los deditos apuntando para arriba de una mano ¿se entiende, no? Como haciéndole la pregunta de los italianos “¿ehhh qué te pasa” y la manito así con los dedos para arriba, todos con las uñitas para arriba. Entonces ella agarraba una reglita, que me aquella época eran de madera, y le pegaba un seco sobre las uñas. “Tyc” hacía, en la punta de los dedos. Era muy doloroso, pero no lastimaba. Había muchas técnicas en esa época de dar golpes que fueran dolorosos, pero que no lastimara, que “no dejaran marca” era la palabra que se usaba. Así nosotros fuimos criados en un ambiente relativamente violento, también. Aunque comparado con lo que es ahora en algunos ambientes, era el paraíso.

Y ese es el tema ¿no es cierto? Que vos querés que pase algo. Querés que el chiquito cambie de conducta, querés que no se coma las uñas, querés que deje de hacerse “pis” en la cama… ¿Qué técnica usás? ¿Qué técnica usás? La técnica es diferente al objetivo. Hay mucha gente que se confunde con el objetivo y la técnica. Y entonces dice que el objetivo es la técnica y esto es un problema. Por ejemplo, con el tema de la evangelización, que es el tema que quiero mencionar hoy. Que mucha gente cree que la evangelización es hablar y hacer que las personas le digan que sí a varias preguntas, y hacerlos hacer una oración acompañándolos y todo; y que esa es La Evangelización. No hay otra forma, tiene que ser así.

Ese es el desconocimiento de cómo fue la vida del propio Jesús. Porque, a ver, que levante la mano el que cree que Jesús no evangelizaba. Entonces es sí. Pero, ¿cómo evangelizaba? Y Él evangelizó de las formas más diferentes unas a otras. Cada una de la situación donde estaba, Él se las arreglaba para predicar.

Pasó con el apóstol Pedro, que tuvo un problema en la salida del templo de Jerusalén; con Jesús resucitado, etc.Y la gente lo rodeó, porque él había sanado a un hombre que era paralítico, y estaba pidiendo en la puerta. Y ellos, Pedro y sus compañeros, oraron por él y él se sanó ahí nomás, instantáneamente. Entonces el hombre empezó a los gritos alabar al Señor contento y se arremolinó la gente. Y entonces le preguntaron por lo que había pasado, ya había pasado el Pentecostés; y Pedro les recriminó que ellos habían matado a Jesús, aunque dice poquito más arriba que lo habían hecho por ignorancia porque no sabían lo que estaban haciendo.

Por tanto, les dice en Hechos 3:19:

Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor, enviándoles el Mesías que ya había sido preparado para ustedes, el cual es Jesús.

(Hechos 3:19-20 NVI)

Fíjense ustedes en qué forma, en dos frases, el apóstol Pedro pudo sintetizar qué es lo que hay que hacer. “para que sean borrados sus pecados arrepiéntanse”, punto número uno; vuélvanse a Dios, punto número dos; “para que vengan tiempos de descanso de parte del Señor, enviándoles el Mesías que ya había sido preparado para ustedes, el cual es Jesús”. Hay que estar en primer lugar, sacándose de encima el tema de los pecados, porque los pecados no te dan descanso. Vos pecá todo lo que quieras. Tenés libertad de hacerlo y vivimos en un país libre. Pero después si: vivís una vida ansiosa, una vida sin sentido, una vida difícil, no te quejes.

¿Por qué mejor, no cambiás tu mentalidad respecto de eso? Le pedís perdón al Señor y lo volvés a tomar en cuenta a Dios. Empezás a tomar una vida que toma en cuenta a Dios. Eso es la conversión. Eso es el Evangelio, eso es lo que Dios ha preparado para que las personas puedan llegar a un tiempo de descanso.

Como le han llamado algunas personas: el descanso en medio de la tempestad.


¿Agobiado por las culpas?

 

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