ESE DESIERTO, ESCONDE UN POZO
Me encanta el libro El Principito; es
sencillo, pero a la vez profundo. Por ello mi mensaje de hoy está basado
en una frase que he tomado de dicha obra.
Atravesar un desierto no es tarea fácil. ¡Calor de
día y frío por la noche! Pero para llegar a un destino determinado, a
veces hay que hacerlo.
Mas, si algo positivo podemos sacar del proceso de cruzar el
desierto, es que en el lugar que menos imaginamos, podríamos encontrar un pozo puesto
por Dios, que nos ayude a mitigar la sed, que nos refresque.
Querid@
amig@:
Quizá hoy es un día de esos en los que has mirado
al cielo exclamando: ¿Señor, cuándo me pasará algo bueno? Es posible que desde hace tiempo
estés esperando ver la luz al final del
túnel, pero el panorama es de total oscuridad, al punto
que sientes tocar el fondo de la desesperación. No parece
haber salida para el desierto de tu vida; solo miras arena, e imaginas espejismos. ¡Todo es incierto y dudoso.
Sin embargo, debes saber que ese desierto pasará; que volverás a ver las flores y a
sentir el aire acariciando tu cara. Solo debes ser fuerte, muy fuerte, para que
nada ni nadie puedan detener tu avance hacia
el sitio donde quieres llegar.
Dios te dará la fuerza; no temas. Él va
acompañándote en todo el trayecto. Puede que no lo veas y no lo sientas, por
estar puesta tu atención en el camino, pero Dios está cerca de ti.
Porque yo soy el Señor, tu Dios,
que sostiene tu mano derecha;
Yo soy quien te dice:
no temas, yo te
ayudaré.
Isaías 41:13
Que esta palabra ilumine tu camino.
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