Señor, ayúdanos a tomar conciencia de nuestros actos

Brendaliz Avilés
Escritos del Silencio
https://escritosdelsilencio.blogspot.com/
Staff


Pese a que el mundo dice y proclama que “las apariencias engañan”, seguimos dejándonos llevar por ellas. 

Mateo 7:2 dice: “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os serás medido”.

Tantas veces se nos dice: “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”, sin embargo parece que nos hacemos de oídos sordos. Seguimos muchas veces deliberando juicios sin conocer el corazón ni las intenciones de las personas. Escuchamos que “al que escupe pa´arriba le cae la saliva”, pero no sellamos nuestros labios cuando nos toca criticar al prójimo. Y pareciera que se nos olvida que con la lengua damos vida o muerte; bendición o maldición. Que Dios arriba en los cielos llora de tristeza cuando hablamos o tocamos a uno de sus pequeñitos.

Al escribir pienso y llegan a mi mente imágenes y recuerdos de momentos dolorosos de mi vida en que alguien creyó conocerme lo suficiente como para hablar, criticarme o juzgarme. Las heridas casi mortales que me causaron en aquel momento. Pienso también en cuántas quizás causé yo sin siquiera darme cuenta. Y pienso en Dios que es tan cuidadoso, amoroso y disciplinado. Que pide de mí que sea amorosa, tolerante, pacífica y servicial. Que desea que los demás puedan mirarme y ver Su imagen o sentir su amor.

Y desde lo profundo de mi corazón elevo una plegaria sincera: 

“Ayúdanos Señor a pensar antes de actuar, a mirar como tú miras y a escuchar con tu corazón. Enmudece nuestras bocas cuando sin percatarnos vayamos a causar un gran mal. Escudriña nuestros pensamientos y renuévanos. Que podamos ser la imagen y semejanza de tu amor, misericordia, justicia y paciencia. Amén”.

Autora: Brendaliz Avilés
Originalmente escrito para:
www.brendalizaviles.com
www.devocionaldiario.com
www.destellodesugloria.org

Comentarios

  1. Para sanar nuestra alma, tenemos que ponernos a cuentas tanto con el Señor como con quienes hemos ofendido o nos han ofendido. Solo el perdón auténtico nos libera y confiere la posibilidad de acercarnos a Dios para pedir Su perdón.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Tu comentario nos interesa

Entradas más populares de este blog

UNGES MI CABEZA CON ACEITE...

El poder del ayuno

PARECIDOS, PERO NO IGUALES