De viaje en familia y mis primeras seis lecciones
La Catapulta
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Luego de 25 años, los cambios llegaron a mi vida y en todo sentido. Decidimos entonces, realizar un viaje en familia junto a mi esposa Aixa y mis cuatro hijos. Lo invito a acompañarme y a descubrir estas primeras seis lecciones, fruto de nuestros primeros dos días, fuera de Guatemala. Lección #1 – Retar mi impulso natural de hacer constantemente y buscar una pausa intencional de todo, para dedicarme a lo más importante, es realmente lo más productivo aunque no pareciera así. Mi personalidad ultra planificadora a futuro, me indicaba que lo primero que debía hacer era mi currículum, describir mis títulos académicos y especialidades, hacer alarde de mis logros administrativos y enviarlo a todos mis amigos influyentes para encontrar un trabajo y proveer así para mi familia. Sin embargo, al día de hoy, no he hecho mi CV. Estoy acostumbrado a hacer, pero aquí he ido contra lo que es natural para mí. Debo hacer un alto y mi esposa me ha ayudado en ello. Un alto para descansar en Dios. Recordando que él tiene mi vida en sus manos, en que él es mi prioridad número uno y debo descansar en él. Esta pausa es para conectar como familia y juntos, conectar con Dios y también con otros hermanos en Cristo. Tengo valiosos amigos que me han aconsejado, uno de ellos me dijo: “Descanse. Aterrice. Al regresar, hablamos y hable con otros. Tómese su tiempo”. Abril decidimos que sería un mes de descanso y mayo un mes para buscar mi dirección laboral. Porque la vida espiritual no tiene pausa. Nuestro servicio a Dios es todo el tiempo sin importar de dónde provenga nuestro sustento. Esta pausa pareciera no ser productiva y contra intuitiva, pero es lo que está transformando mi vida en tantos aspectos y fortaleciendo a mi familia y mi fe en Dios. Lección #2 – No damos para recibir, pero cuando damos, siempre cosechamos y no necesariamente dinero Con mi esposa hemos procurado ser generosos siempre con los demás. Y con este viaje, una pareja de amigos llegó a la casa – yo no estaba en ese momento – y además de compartir con mi esposa y mis cuatro hijos de 18, 16, 15 y 13, les dieron un regalo en dólares a cada uno de ellos. Cuando le escribí a mi amigo para agradecerle este hermoso gesto respondió: “Tus hijos están cosechando la generosidad que has sembrado en otros”. Cuando damos, la mayor cosecha es ver los ojos del que recibe. Jesús dio su vida por nosotros y de la misma manera, somos llamados a dar la nuestra. La cosecha no siempre será económica, pero la cosecha siempre será la satisfacción de honrar y amar a Dios. Por cierto, 3 amigos diferentes pagaron por nuestros 6 boletos para el viaje. Demasiada gracia, demasiado indignos de tan preciosos regalos. Como suelo decir, cuando tengo sonrío, cuando comparto, dos sonreímos. Tener crea música a mis oídos, compartir crea un concierto de gratitud en una casa. Lección #3 – Quien ama, sin importar su puesto, gustosamente sacrifica su tiempo y su dinero por amor a Cristo y a otras almas Llegamos a nuestro destino a la 1 de la madrugada. Y allí estaba esperándonos en el aeropuerto y con una sonrisa, la esposa de un pastor y su esposo estaba afuera en el carro. Habíamos reservado una noche en un hotel previo a llegar al Airbnb que alquilamos para pasar este tiempo para no incomodarlos a ellos. Nos pidieron cancelar esa reserva y arreglaron su casa – quitaron todo lo de la oficina donde él graba sus videos, pusieron un colchón inflable para dos de mis cuatro hijos y nos dieron a Aixa y a mí, la única otra habitación con una cama. Dos de mis hijos durmieron en otro cuarto en la casa de unos vecinos de ellos, en donde entramos a las 3 de la mañana a dejarlos sin hacer ruido. ¿Qué hace un pastor llegando a guiarnos hacia su casa de madrugada y su esposa al lado y ambos con una gran sonrisa? Es el amor… Nos esperaron una hora porque la empresa con quien alquilé una van, sólo me dijo: “Ya no hay, no puedo servirle. Busque con cualquier otra empresa”. Luego de buscar encontré otra empresa que tenía una van, la última y al llegar tenía el neumático pinchado. Todo este tiempo esperaron ambos y nos guiaron con una sonrisa hasta su casa. Quien ama, sin importar su puesto, sacrifica su tiempo y su dinero. Jesús, la gracia, la misericordia, la salvación y el amor recibido en él, es su única motivación. Lección #4 – El anonimato en medio de una congregación y un trato amoroso aún “sin ser nadie a los ojos de los hombres”, es un regalo precioso He estado acostumbrado a ser una cara conocida en ciertos círculos en la ciudad en la que vivo. La semana pasada me hice una hora y media para recorrer unos 300 metros, de un elevador a donde estaba mi vehículo en un centro comercial en Guatemala. Me encontré a tres familias y fue un gusto animarlas en la fe y a permanecer en Dios y sirviendo. En este viaje, nadie sabe quiénes somos. Es más, ayer visitamos una iglesia en donde ni nos presentaron. Llegar y ser tratado con amor por todos, “sin ser alguien”, sólo por ser un hermano en Cristo o alguien que visita la iglesia aunque esté perdido en sus pecados, es un regalo que no tiene precio. Algunos quieren ser conocidos, pero no saben el precio del anonimato, en donde las buenas obras siguen fluyendo y sólo el cielo en el silencio de la presencia de Dios, sonríe. Lección #5 – Tenemos diamantes – la familia – que hemos cubierto con el concreto de mucho que no edifica y debemos arrepentirnos y pedir perdón, para que Dios muestre el brillo original de su belleza En su soberanía, Dios me permitió formar una familia que es un diamante. Como todo pecador, aunque se hayan arrepentido y yo también, tenemos nuestras manchas y debilidades en las que Dios debe tratar. Además, esos diamantes preciosos muchas veces los cubrimos con el concreto de la crítica, del mal humor, del trabajo y de cualquier cosa más que es pecado y que impide que nos disfrutemos mutuamente a plenitud. El amar al prójimo como a nosotros mismos, comienza en casa. Estos días he disfrutado a mi esposa y a mis hijos como nunca. Desperdiciamos a nuestra pareja y a nuestros hijos cuando debemos estar y no estamos o sólo estamos para corregir y cometemos otros pecados, que a veces ni vemos y no les estamos amando como Dios manda. Tanto a mi esposa como a mis hijos, les he pedido perdón. Han habido lágrimas y sanidad. De cosas de siempre. Sólo Dios nos muestra las capas de concreto que hemos fundido y sólo él puede quitarlo. ¿Por qué no hice antes lo que hoy estoy haciendo y estamos haciendo como familia? No espere. Pídale a Dios que quite el concreto que ha lanzado sobre los diamantes de la familia de su vida. Lección #6 – Amar es el llamado de la iglesia de Cristo, es una deuda que jamás pagaremos a otros El tema que escuchamos ayer, se basó en Romanos 13:8 “No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley.” El predicador decía que amarnos unos a otros es una deuda que adquirimos con Dios en el perdón de Jesús y que debemos pagarla no a él, sino a nuestro prójimo. Y que es una deuda en la que por más que amemos, jamás se reduce el capital que debemos, apenas si pagamos los intereses. Esto vi con todos los creyentes con quienes hemos interactuado aquí, un amor que se traduce en: humildad, generosidad e incluso amonestación. Al final de cuentas, el amor se manifiesta de muchas maneras. Por algo Jesús resumió los dos mandamientos más importantes en amarlo a él con todo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Mi trato amoroso hacia otros, demuestra que estoy conectado a la fuente inagotable de amor y no sólo convencido a nivel lógico de esta verdad, sin una transformación real del corazón. «Recuerde en el amor no hay temor, porque el perfecto amor hecha fuera el temor». Quisiera más bien haber grabado todo lo que hemos vivido para que lo vieran y la verdad hay tantas lecciones más que tengo aquí anotadas, pero esto es lo que cabe hoy por aquí. Quisiera haber grabado todo, porque es una belleza estar en Cristo y toda la familia de uno en él y en un mismo sentir, mientras se comparte con otros creyentes. Y mientras Dios continúa puliéndonos, renovando nuestras fuerzas, amándonos y convirtiéndonos en la familia que Dios quiere que toda familia sea: humilde ante él y humilde ante otros. Humildad que se traduce en amarnos unos otros, porque Dios es amor. Estaré eternamente agradecido por el amor inagotable de Dios para sus hijos, incluida no sólo mi persona, sino mi familia. “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.” 1 de Juan 4:8 “Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia[b] en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo. |
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