Lo que pidan en Mi Nombre, lo haré

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré. (Juan 14:12-14 NVI)

Como ya hemos bromeado sobre ese asunto, cada vez que yo le pregunto a alguien: “Cómo estás?” y me pregunta “Y… digamos que bien”, yo me río, me río, se me prende la luz en la cara, se nota que estoy sonriéndome. Alguna gente ha interpretado que yo me río de la gente al hacer eso.

Bien, es por esto: Mirá este chiste que hay cuando una persona dice: “digamos que bien”. Lo que está queriendo decir es: “quiero creer que están bien las cosas, aunque me está haciendo para la miércoles”. Y la verdad es que no puedo decir eso, y decir que soy un creyente muy positivo y que tiene una vida cristiana victoriosa. Entonces digo que soy positivo, que tengo mucha fe y tengo una vida cristiana victoriosa; y entonces digo como una respuesta políticamente correcta, que estoy “digamos que bien”.

Toda esa vuelta, ese periplo, es para no decir directamente: “mirá, la verdad me siento mal, estoy mal en algún orden de mi vida".

Vos sabés, que es interesante que Jesús una vez en su ministerio, al menos; mostró… fueron varias, pero una en particular, dijo de estar mal. Cuando fue a orar al monte ese que se llamaba Getsemaní, se llevó a algunos discípulos más cercanos a Él, y les dijo sinceramente: mi alma está muy triste. Y esa expresión de Jesús es muy interesante, porque la dice, y  la respuesta que Él da a su propia tristeza, es ir a orar rodeado con algunos de los discípulos más cercanos.

Hay sabiduría en eso. Pero yo quería esta mañana preguntarte: Cómo estás? Y que seas sincero delante de Dios, de decir cómo estás, con todo lo que está pasando, que ya dijimos también. Y para que no te rías, yo te digo por qué es que me causa risa cuando alguien responde: “y… digamos que bien”.

Primero, por lo que acabo de decir: Jesús nunca dijo: “y… digamos que bien”. Imaginate que Jesús tuviera un texto de la Biblia donde le preguntaron a Jesús “Y cómo está el Reino de los Cielos?” y Jesús hubiera dicho: “Y… digamos que bien”. Qué tal si vos preguntás a una persona: “Cuánto es dos más dos?” y te dice: “y… digamos que cuatro!” Y si vos le preguntaras a alguien: “Ché, qué día es hoy?” “Y… digamos que miércoles”. Y si te preguntaran: “Vos tenés fe en Dios?”. “Y… digamos que sí”. Porque ese “digamos” destruye todo lo que viene atrás, lo daña, lo percude, lo oxida, lo pudre. Entonces, es más honesto decir: “Mirá, la verdad, en este momento estoy pasando un momento de dificultad, estoy, la verdad estoy preocupado por tal y cual cosa.” 

Que eso es poner objetivamente el problema que tengamos, si es que lo tenemos, si es que nos tienen contra las cuerdas y no simplemente hacer todo un esquive justamente de lo que nos puede ayudar en el momento de necesidad  emocional. Que es la oración, como hizo Jesús en Getsemaní; y la compañía de personas positivas a nuestro alrededor.

Jesús no tuvo tanta suerte, la verdad, en aquel evento, porque los discípulos se durmieron mientras Él oraba. Al silencio de la noche, viste?... quedar quieto un rato largo, cuando te querés acordar están dormidos los cuatro.

Yo quiero leer el texto que está en Juan 14:12, que es un texto que es muy desafiante. Es demasiado desafiante, al punto de que muchas veces nosotros no nos animamos a predicarlo con honestidad, con sinceridad; porque las promesas que están acá -yo encuentro tres- a ver cuántas encontrás vos; son realmente increíbles. Son increíbles, son difíciles de creer o directamente imposibles de creer. Y justamente, la fe es eso. La fe es lo que nos acerca a un panorama increíble, imposible, y que nos hace creerlo.

Yo no quiero decir esto alentando a las personas que usan una especie de “mintamos, mintamos; total, algo va a quedar”; de la fe. Que también hay mucho, de gente que dice que tiene fe.

Por ejemplo, el apóstol Pedro, para no decir ningún ejemplo contemporáneo, para que no se me ofendan y no me manden Carta Documento; el apóstol Pedro. Jesucristo les anunció que Él iba a morir y Pedro le dijo, así nomás, derecho viejo: “aunque todos te negaren, yo no te negaré!! Él podría haber dicho eso desde la fe y ciertamente algo de fe había en lo que él estaba diciendo, pero se le estaba yendo la mano, porque no contaba su lado débil del pecado. Pero, por otro lado, si vemos en el largo plazo, vemos que esa pequeña lucecita de fe que había en el bravucón Pedro ese; Jesús la hizo brillar y fue uno de los apóstoles más grandes que tuvo Jesús en su vida.

Cómo es que eso es posible? Por lo que dice Juan 14:12 al 14, dice así Jesús:

Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará,

Primera promesa: el que cree en Él, las obras que Él hace también las hará.

Segunda promesa:

y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.

La palabra “mayor” acá es el griego “mega”, que quiere decir: “mucho,  mucho”. Por eso a los datos de las computadoras se los mide entre otras medidas, con una unidad que se llama “mega”. Aún las hará mayores, “porque yo vuelvo al Padre”.

Tercera promesa:

Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.

(Juan 14:12-14 NVI)

No digo que esta es una cuarta promesa porque es la aclaración de la promesa anterior, según veo yo, de que “cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo lo haré”; lo que pidan en mi nombre, yo lo haré. 

El Señor Jesús, nos asegura que las cosas que Él hacía, nosotros también las podemos hacer. Y que podríamos hacer cosas más grandes que las que Él hizo, porque Él era consciente que en su ministerio terrenal había cosas, como por ejemplo, no podía estar predicando en todo el mundo; cosa que los hijos de Dios sí podemos hacer.

Por supuesto, no, que uno solo predica para todo el mundo, se convierte en el “salvador” del mundo. Pero sí que puede la Iglesia, que es Su Cuerpo, estar haciendo un ministerio muchísimo más vasto que el que hubiera hecho Él si hubiera seguido siendo un simple mortal.

Y la otra, es que “cualquier cosa”, también nos trae a la idea de que también le puedo pedir mucha plata y todo…

Es en: “Mi Nombre”, papá! Tiene que ser algo que Jesús desea. Que si yo la pido Él la hará, y Él será feliz, y yo seré feliz con Él.

Por eso el mensaje esta mañana es: Cómo estás? Sé sincero, pero creé en cosas grandes, que Dios…

Lo vas a ver vos, si las creés. Vos vas a ir viendo las cosas maravillosas que Dios hace en medio de la pandemia, en medio de la crisis económica.

Y las cosas éstas, no son mayores que el que está en nuestro corazón.


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