De la "A" a la "Z"

Daniel Gaydou
DEVOCIONALES CORTOS DIARIOS BIBLICOS
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En el siglo IXX en EE.UU había un pastor que se llamaba Talmadge de apellido. Era un pastor rural. Era un hombre que tenía su carro, su caballo y entonces cada fin de semana y durante los días de la semana, ensillaba su carro, su caballo, e iba a determinados lugares que ya sabían que él iba a ir y ahí lo esperaban en algún lugar. En un granero, en algún lugar que podían, se reunían, ya que no había una iglesia en cada pueblo, como pasa ahora, que en todos los pueblos uno suele encontrar iglesias. Varias.

Entonces, mucha gente aprovechaba esos encuentros que se hacían periódicamente, para sacarse las dudas, preguntar y saber, interesarse. Dice que este Talmadge, un día estaba saliendo y toda la gente saludándolo y haciéndole preguntas y todo, y una señora muy humildemente se acercó y le dijo:

-Dígame, hermano Talmadge: yo tengo que orar a Dios también por los temas pequeños de mi vida o solamente por los grandes temas?

Y entonces, dice que Talmadge, la miró y le dijo:

-Hermana, qué le hace pensar a usted que hay en su vida temas que son grandes para Él?

Es una buena pregunta, porque hay muchas de las cosas que nos preocupan a nosotros, que nos quitan el sueño, que en realidad no lo son para Dios. Entonces, uno piensa: Pues Dios es insensible a lo que nos duele a nosotros? Y no. Es que Dios es trascendente a eso.

Eso está en el libro de Apocalipsis. Una expresión algo enigmática, pero que todo el mundo usa, donde se refiere a Cristo, como “el Alfa y la Omega”. El alfa y la omega son la primera y la última letra del alfabeto griego, que también es curioso que sea del alfabeto griego y no del alefato hebreo.

Y la idea de eso es que en Cristo está todo. Como todas las palabras están en el alfabeto, y entre la “A” y la “Z” nuestras está todo nuestro alfabeto, están todas nuestras palabras. Están todas las malas palabras y están todas las palabras buenas. Están todas ahí. Todas las palabras, todas las respuestas, todos los temas. Todos están entre la “A” y la “Z”, o entre la Alfa y la Omega del alfabeto griego. Incidentalmente la omega era la última letra del alfabeto griego porque tenían dos “O”. Dos letras que sonaban “O”. Una es la omicron y la otra es la omega que iba en la forma como ellos decían su alfabeto, iba al último de todo.

Y se llama alfabeto porque la segunda letra es “Beta”, entonces era “alfa - beta” y así quedó “alfabeto”, en la recitación que hacían los escolares para que aprendan todas las letras con las cuales se hacen todas las palabras, con las palabras con las cuales se hacen todas las oraciones, todos los escritos, todas las novelas, todas las historias.

En Apocalipsis 21:3… vos decís: -y por qué lee el Apocalipsis? Porque hay que perderle el miedo al Apocalipsis. Mucha gente no lo lee porque dice, yo lo leo y no entiendo nada! Pero el Apocalipsis encierra cosas de sabiduría que son difíciles de decir en palabras comunes, pero que son fundamentales para entender cómo funciona este tema de la vida, lo que llamamos “la vida”.

En Apocalipsis 21:3 Juan está teniendo una visión de cómo es el Cielo y dice: 

Oí una fuerte voz que salía del trono y decía: «¡Miren, el hogar de Dios ahora está entre su pueblo! Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos. Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más». Y el que estaba sentado en el trono dijo: «¡Miren, hago nuevas todas las cosas!».

(Ese texto nada más, esa frase de Dios desde su trono: “miren, hago nuevas todas las cosas” ya debería darnos una esperanza fuerte, pero, bueno…)

Entonces me dijo: «Escribe esto, porque lo que te digo es verdadero y digno de confianza». También dijo: «¡Todo ha terminado! Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. A todo el que tenga sed, yo le daré a beber gratuitamente de los manantiales del agua de la vida. Los que salgan vencedores heredarán todas esas bendiciones, y yo seré su Dios, y ellos serán mis hijos.

(Apocalipsis 21:3-7 NTV)

Uno cuando lee la Biblia, debe leerla tratando de responderse a preguntas como por ejemplo: qué cosa importante dice acá? En qué este texto me alude a mí? Cómo esto toca mi vida en alguna forma u otra? Qué cosa hay acá que yo no estoy poniendo en práctica en mi vida?  y ese tipo de preguntas. Pero también, a la vez hay que leerlo con ojos de un niño. De un niño que como le leen, él no cuestiona lo que le leen. La maestra le dice:

-La vocal tal va después de tal lado

Y entonces, él no dice:

-Y por qué después de “M” tiene que ir “B” larga, eh?

Pero él no cuestiona eso. Simplemente trata de aprender que hay un capricho de la  naturaleza que hace que la “B” después de la “M”, sea la “B” larga y no la “V” corta.

Por qué hay “B” larga y “V” corta? Vaya uno a saber por qué! Pero la maestra dice y hay que hacerle caso.

Y nosotros deberíamos leer la Biblia también más así, como un niño. No como un niño de esos cuestionadores que son unos burros bárbaros, entonces dice:

-Señorita! Por qué tenemos que aprender la historia de Colón cuando vino a América hacia nosotros? Eso pasó hace como 500 años, a nosotros no nos importa para nada!

Y es una buena pregunta! Es una pregunta de un tonto, pero es una buena pregunta! La pregunta: “por qué saber eso, saber la historia” es lo que nos permite entender la historia actual.

Y hablando de historia: te fijaste en este texto que leí, Apocalipsis 21:3 al 7; el tema de los tiempos? Te animo, si a vos te gusta jugar; jugar cambiándole los tiempos. Y entonces vos hacés que este texto, en vez de ser un texto que está fijado y clavado en un momento, el libro de Apocalipsis no está clavado en un momento al tiempo. Trasciende al tiempo.

Entonces vos ahí te vas a encontrar cosas que vos vas a decir pero… esto es futuro, presente, o pasado? Jugá con eso! Traducirlo con tu traducción propia, al pasado, o al futuro, o a la actualidad… y ese es el punto hoy!

Que vos podés poner esto a la actualidad. Este mensaje tan enigmático, no? Oh! “Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin”. Y vos fijate que lo que está diciendo acá Dios es: “yo siempre estoy a tu lado, solamente que vos no te das cuenta. Y te pido que te des cuenta. Que te des cuenta para no sentirte solo, porque están pasando cosas feas, pero no tenés que mirar las cosas feas que te están pasando. Sino admirar las cosas lindas, porque Dios, es también TU “Alfa y Omega”, es MI Alfa y Omega. En Él, en Dios están todas las palabras que pasan en mi vida. Todas. Y toda mi vida pasa entre “A” y “Z”. Entre  palabras que empiezan con “A” o que tienen al medio, y hasta la “Z”. Y no hay otra, porque en las manos de Dios están nuestras vidas, si nosotros la queremos poner en Él.

Y si no la ponemos en Él… a dónde la vamos a poner?

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