Los administradores de Dios administran bien su TESTIMONIO

Andrés Estrada
Iglesia Evangélica Bautista "Jesucristo Rey de reyes"
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Staff

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Sembraré la preciosa Palabra de Dios, la simiente preciosa. Que este himno siempre pueda llegar a nuestro corazón y ser un lema todos los días de nuestra vida. Sembrar la simiente preciosa en el corazón de nuestra familia, vecinos, amigos, y a donde el Señor nos pueda llevar, queridos hermanos y amigos.

[Salutaciones]

Antes de comenzar la enseñanza de la Palabra de Dios, vamos a leer un momento en la segunda carta del apóstol Pablo a Timoteo, cap. 4, vers. 1 hasta el vers. 22. La Palabra de Dios dice:

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio. A Tíquico lo envié a Efeso. Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos. Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos. Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras. En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo. Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.

(2 Timoteo 4:1-22 RV 1960)

Los creyentes, los discípulos de Nuestro Señor Jesucristo como administradores de Dios administran bien su TESTIMONIO CRISTIANO, el Evangelio de Salvación. En el primer mensaje del Señor Jesucristo, Él invita a todos los hombres a arrepentirse y a seguirle, y a llegar a ser “pescadores de hombres”. Encontramos este texto en Mateo cap. 4 vers. 17 hasta el vers. 19; dice la Palabra de Dios:

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

(Mateo 4:17-19 RV 1960)

Él promete CAPACITARNOS para llegar a los hombres con su mensaje. En sus últimas palabras, la Gran Comisión, como le llamamos; Él manda a todos los cristianos a tomar parte en IR por todo el mundo y predicar a toda la humanidad a hacer discípulos. En Mateo cap. 28 vers. 18 al 20 tenemos este hermoso texto:

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,(B) bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

(Mateo 28:18-20 RV 1960)

Es por esto que el apóstol Pablo al escribir a su discípulo Timoteo le exhorta a predicar la Palabra “a tiempo” y “fuera de tiempo”. Lo dice bien claro aquí: Que prediques la Palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta, con toda paciencia y doctrina. El cap. 4 vers. 2: También a soportar todas las aflicciones y a cumplir la obra de la evangelización, la obra de evangelista. Timoteo debería cumplir bien su ministerio, él había hecho lo que Dios le había encomendado ya al apóstol Pablo y ya le estaba llegando su hora. Por eso le dice: “he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”, pero él le exhorta “tú sé sobrio en todo”, dice el vers. 5. “Soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio, porque yo ya estoy para ser sacrificado y el tiempo de mi partida está cercano”.

Queridos hermanos: el apóstol Pablo tenía buenos discípulos, fieles discípulos y también otros que eran infieles y se habían perdido también en el pecado. Espero que tú tengas un buen espíritu fiel al Señor y seas un buen discípulo de Nuestro Señor Jesucristo y prediques la Palabra de Dios “a tiempo y fuera de tiempo” empezando por tus familiares.

Recuerda: la Palabra de Dios nos enseña, aquí el apóstol Pablo, que hubieron muchos infieles de sus discípulos. Y esperamos y eso espero, que tú no tengas ese espíritu de aquellos discípulos infieles, como por ejemplo de Demas que amó más al mundo que a Cristo, que Alejandro el calderero como dice el vers. 14, que causó muchos males al apóstol. Amados hermanos y amigos, recordemos, el Señor es el que en un momento, nos va a dar lo que nos corresponde, lo que hemos hecho aquí en esta tierra y cómo hemos vivido. Por lo cual queridos hermanos, hermanas; amigos, amigas; todos los cristianos somos llamados a ser MAYORDOMOS del MINISTERIO del EVANGELIO. No sólo los pastores están llamados a evangelizar y hacer discípulos; o los ministros o los líderes de la Iglesia. Por eso Pablo dice a la Iglesia de Corinto, I de Corintios cap. 4 vers. 1 y 2, dice así:

Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

(1 Corintios 4:1-2 RV 1960)

En Mateo cap. 10, vers. 8, escuche lo que la Palabra de Dios dice:

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

(Mateo 10:8 RV 1960)

Qué importante es el evangelismo! Y es una norma de vida. Es un mandato de Nuestro Señor Jesucristo, de todos y en todo tiempo. ¿Estás orando a Dios que te ayude o nos ayude a dar testimonio de Él, a evangelizar?

La obra de evangelismo es la responsabilidad de todo creyente. Todos debemos prepararnos para aprovechar las oportunidades para evangelizar. Como decía el apóstol Pedro en I de Pedro cap. 3 vers.15:

sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

(1 Pedro 3:15 RV 1960)

Aunque no lo queramos, somos testigos de Cristo. Podemos ser buenos testigos, o también malos testigos de Cristo.  ¿Quieres que el mundo, o quieres que tus vecinos, tus amigos, tu familia, den buen testimonio del Evangelio? Recuerda: ellos, el mundo y toda la gente que te rodea, toda la gente que está mirándote y te conoce y están hablando acerca de Cristo y de su mensaje de acuerdo a lo que ven en ti. Es por eso que el apóstol Pablo les decía a los corintios, en cap. 3 vers. 2:

Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres;

(2 Corintios 3:2 RV 1960)

Aunque no lo queramos, recuerda: tú eres testigo. Tal vez no puedes predicar o enseñar como el apóstol Pablo; pero sí puedes repartir folletos, sí puedes escribir cartas a aquellos que necesitan fortaleza en su vida, a aquellos que necesitan un consejo; o llamar por teléfono, o también al menos decir tu testimonio, que Jesús cambió tu vida. Ayudar a tus familiares, amigos, que no conocen a Cristo, de cualquier forma o manera. Regalar una Biblia a quien no tiene, visitar enfermos, a los presos. A reprender cuando alguien habla palabra soeces o habla maldiciendo. A invitar a tus familiares, a amigos, a la iglesia… y muchas otras cosas que tú puedes hacer. Y si piensas que no sabes hacer algo, pregúntale al pastor, a un hermano, a una hermana madura en la fe que te enseñe a dar testimonio, a evangelizar. Recuerda: el discípulo no nace, el discípulo se HACE. Dios nos ordena hacer discípulos iniciando con la evangelización. Es el Espíritu Santo el que obra en las personas, en los corazones de las personas. Es por eso que la Palabra de Dios en Proverbios cap. 11 vers. 30 nos dice:

El fruto del justo es árbol de vida;

 Y el que gana almas es sabio.

(Proverbios 11:30 RV 1960)

Que el Espíritu Santo te haga sabio y te use como un testimonio, como un instrumento en las manos de Dios.

Y, amigo, amiga: si no te has arrepentido todavía de tus pecados, ya es tiempo. Acepta a Cristo en tu vida como el Señor, el Salvador, deja que el Espíritu Santo obre, te cambie tu vida. Haga de ti una nueva persona, te de una nueva vida y te dé Salvación Eterna. Y tú, mi hermano, si no estás haciendo lo que la Palabra de Dios dice: evangelizar; comenzando por tu familia, es tiempo de que te arrepientas. De lo contrario, nada te va a salir bien. Recuerda: si al menos este año que empezamos evangelizas a una persona y la discipulas ¡qué precioso será! Recuerda: la Biblia dice claramente que hay alegría en los cielos cuando un pecador se arrepiente. Y aún mucho más si tú puedes enseñarle y seguirle compartiendo el Evangelio para que esa persona se prepare y comparta también el Evangelio. ¡Qué felicidad!

Que Dios obre en tu corazón y en tu vida, querido hermano,  a hacer la obra de Dios cada día.

Vamos a orar.

 

 

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