Con rumbo hacia lo desconocido
Luis Caccia Guerra
La Roca Ministerios
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Staff
“Más vale malo conocido que bueno por conocer”, decían mis parientes de ascendencia española cuando era niño.
El año que despedimos, fue decididamente malo para muchos. Se perdieron empleos, se perdieron empresas, muchos lloran la pérdida de seres amados; países enteros luchan por subsistir con una economía quebrantada, por causa de la terrible pandemia que afectó al planeta en tan sólo unos pocos meses. Un fenómeno que muy raras veces en la historia de la humanidad se ha dado así. Este viene siendo el “malo conocido” del dicho.
Muchos se apresuraron a “despedir” el año y le han dado una calurosa bienvenida al nuevo año que recién comienza, con la ilusión de que el año nuevo traiga consigo renovadas esperanzas de vida, de que lo que viene por ser nuevo, tal vez sea un poco mejor que lo que ya fue. Pues bien, este es el “bueno por conocer”.
Los chinos inventaron la pólvora y los fuegos artificiales. Creían que estos espantaban a los malos espíritus y traían prosperidad en el nuevo período que comenzaba. Los babilonios tenían la costumbre de tomar resoluciones para el nuevo año, formular votos con el fin de congraciarse con sus dioses y que las cosas resultaran mejor.
No importa cómo lo recibas al nuevo año. Siempre se da una extraña mezcla de algo emocionante y esperanzador con la llegada de un nuevo año. Pero lo cierto, es que hoy nos lanzamos en un viaje hacia lo desconocido. La perspectiva de un nuevo año puede ser emocionante y esperanzadora, como ya dijimos, pero también no podemos negar que INQUIETANTE, toda vez que no sabemos las bendiciones que nos esperan, pero tampoco conocemos las luchas y las tormentas que hallaremos en la travesía.
Dios nunca nos prometió prosperidad, una vida plácida y sin problemas. Sí nos prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).
No conocemos lo que nos espera, esa es la cruda realidad; pero sea lo que sea, Dios está con nosotros. En su soberanía, misericordia y poder; tal vez abra camino entre las aguas del mar para que tú camines en seco mientras el mundo se cae de a pedazos en derredor tuyo. Tal vez con voz de mando reprenda la tormenta y se haga grande bonanza (Mateo 8:23-27), pero puede que no sea así.
Entonces, es importante recordar y tener muy presente que Jesús no es “Ese Cristo minúsculo, reducido a las voluntades individuales y del que muchos se apartan cuando ya no cumple con sus deseos, es tan cierto en muchas vidas como distante de aquel que se ha encarnado, no para concedernos caprichos ni abandonarnos en nuestro desconsuelo, sino para cumplir con la buena voluntad divina e interceder por nosotros de forma eterna”. (Jonatán Soriano. La muerte de la fe para Hiroshi Okuyama. El protestante digital)
Es la diferencia entre una ilusión y la verdadera esperanza que es en Cristo Jesús, Señor Nuestro. Que pase lo que pase Él está en control de todo, sabe exactamente lo que hace y estará a nuestro lado proveyendo la fortaleza y el consuelo, tendiéndonos su mano para ayudarnos a levantarnos; o tendiéndonos ambas manos, para recibirnos si somos llamados a su presencia. Es la diferencia entre el despertar de la fe y la muerte de la fe.
Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo … No temas … Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo
(Isaias 43:1-2 RV 1960)
Coincido contigo, estimado Luis. No sabemos lo que nos depare este nuevo año. Pero lo que sí conocemos hasta la saciedad es que -sea lo que fuere-, el Señor está en control de todo. Por lo tanto hacia Él elevamos nuestra mirada.
ResponderBorrar" A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra. (Salmo 121:1,2)