Victimas de su propio veneno

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El aguijón que poseen las abejas es una púa muy similar a la punta de una flecha. Una vez que la abeja pica a un animal o ser humano, el aguijón penetra la piel quedándose incrustado dentro de la victima introduciéndole el veneno. No obstante, esta acción le costará la vida a la abeja.

¿Por qué muere la abeja después de que pica a alguien? Luego de que la abeja ha proporcionado la picadura a su victima. Al momento de salir volando algo terrible sucede, y es que la bolsa venenosa y parte de su intestino terminan siendo arrancadas juntamente con su aguijón.

La abeja termina muriendo como resultado de esta mutilación. Y aunque el ataque proporcionado a la victima puede causarle un daño leve, el peor de los daños se lo lleva ella, quien termina perdiendo su vida, y esto como resultado de un instinto natural.

Aplicación a nuestra vida

Algo similar sucede con el ser humano, hay quienes pasan su vida tratando de atacar a la gente a través de chismes, intrigas, destilando odio, vomitando rencor e hiriendo… estas acciones puede que por un momento lleguen a molestar a las victimas, pero al final de cuentas quien termina recibiendo la peor parte, es quien propicia tales conductas…. nunca habrá felicidad en este tipo de personas.

¿Alguna vez has sido picado por una abeja? ¿Duele mucho, verdad? Del mismo modo duele cuando alguien que queremos literalmente nos clava una puñalada por la espalda. Quien murmura, critica e infama siempre termina recibiendo la peor parte. Se convierte en victima de su propio veneno.

ARTÍCULO DE INTERÉS: 5 lecciones que nos dan las abejas

Hay algo que debes saber, el aguijón que produce esta herida al igual que sucede con el de la abeja, no estará allí para siempre. El aguijón debe ser extraído de la piel, y aunque en el momento duela, con el tiempo esa herida ha de sanar. Si te has sentido herido por los comentarios de quienes están a tu alrededor, sácate el aguijón y sigue adelante. Al final de cuentas, Dios mismo se encarga de dar a cada uno conforme a sus acciones.

No está en nosotros el condenar a tales personas, solo Dios tiene la potestad de hacerlo. Dejémosle todo en sus manos porque Él es quien pelea nuestras batallas. Sigue adelante, cumple tus sueños y metas y no te detengas, ni te des por vencido a causa de los malos comentarios de otras personas. Recuerda que el aguijón de la abeja duele, pero ella solo puede picarnos una vez.

¡Dios te bendiga!

 

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