Rendirse o seguir adelante?

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Es difícil mantener la fe en Dios cuando estamos pasando por un momento difícil, ¿no es así? Los problemas, lamentablemente, tienen este poder. Nos desvían de lo que realmente importa y nos hacen actuar sin pensar, por impulso. Ante las frustraciones, a la primera oportunidad, terminamos descontando en el otro el reflejo de nuestra angustia, nuestro enfado.

Tratamos mal a la familia, a la pareja, a los niños, les decimos palabras que, la mayoría de las veces, son capaces de herirlos brutalmente. No respetamos a las personas que nos rodean, como si fueran responsables de todo lo que no ha funcionado en el transcurso de nuestra trayectoria.

En varias ocasiones, así es como reaccionamos ante los percances que devastan nuestra psicología. Peor aún, no actuamos de esta manera solo con nuestros semejantes, sino también con Dios.

Ante las dificultades tendemos a olvidarnos de su misericordia y, lamentablemente, ignoramos que es Él quien siempre está de nuestro lado, independientemente de la situación. Entiendo que es difícil mantener la fe, cuando en cada batalla te sientes exhausto, entristecido, pero lo importante es que sepas que tu camino no se construirá solo con derrotas.

Nuestras luchas diarias son lo que nos hace más fuertes y mejor preparados para resistir los desafíos que están por venir. Así que ora y nunca dejes de creer en el poder de Dios.

ARTÍCULO DE INTERÉS: ¡Quita la roca! Una historia sobre vencer los obstáculos

Él nunca te abandonará, es el único capaz de proporcionarte la energía que necesitas para seguir, así que ten fe en Su poder. Él nunca dejará de bendecirte. No se deje impresionar por lo que salió mal o lo que le hicieron. Dios sabe lo que hace y tiene un propósito reservado para cada uno de sus hijos.

Lo tuyo está muy bien guardado y nadie te impedirá recibirlo, porque es Dios quien lo está garantizando.

Mantente firme y cuenta siempre con la misericordia divina. Nada ni nadie es más poderoso que Él.

Su historia no se limita a las luchas que ha enfrentado o los obstáculos que no ha podido superar. Dios tiene un plan mucho más grande para ti y un camino lleno de luz, felicidad y paz. ¡Cree!

Puede que no entiendas, en este momento, por qué tuviste que pasar por tales pruebas, pero en el futuro, mirarás hacia atrás y comprenderás que tantos desafíos te han convertido en un ser humano mejor y más afectuoso, preparado no solo para la victoria, sino para dejar afuera las derrotas, difundiendo la bondad que tanto nos enseñó Dios.


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