Amarnos los unos a los otros implica una "muerte colectiva"

Alex López
La Catapulta
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¿Cómo puede alguien saber que somos discípulos de Jesús?

En un mundo digital, podemos estar leyendo la Biblia en nuestro celular y nadie, a nuestro alrededor, sabe que somos discípulos de Jesús. Incluso, podremos tener nuestra Biblia física abierta y esto, da un indicio a los demás, que somos cristianos. Pero esta no es la característica de la que Jesús habló, por la que otros sabrán que somos sus discípulos.

Un amigo podrá vernos entrar al estacionamiento de nuestra congregación, lugar que muchos extrañamos ver y escuchar a toda la asamblea de creyentes elevar sus voces en adoración a Dios. Algo especial pasa cuando adoramos juntos y declaramos las grandezas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Pero esta no es la característica de la que Jesús habló, por la que otros sabrán que somos sus discípulos.

Nuestros vecinos podrán escuchar la música de alabanza y adoración que ponemos en casa. Y de pronto les llamará la atención alguna canción e incluso, utilizarán el App Shazam con tal de ver cuál canción es, porque les gustó. Pero esta no es la característica de la que Jesús habló, por la que otros sabrán que somos sus discípulos.

Hay tanto que, a nivel externo, insinúa que somos cristianos. Una calcomanía pegada en el bómper de nuestro vehículo con un mensaje de fe, un cuadro en la casa, la forma en que hablamos… Pero Jesús habló de una sola palabra que haría, que públicamente todos llegarían a saber que somos sus discípulos.

“De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros».” La Biblia en Juan 13:35 Es el amor de Dios a través de Jesús en nosotros, el que nos lleva a amarnos unos a otros. Note que es algo recíproco. Es unos a otros. No unos a pocos. Es todos a todos.

Jesús nos amó no porque fuéramos buenos, sino porque él es el justo y bueno. La divinidad que dejó la gloria para tomar la forma de ser humano, y, con su muerte en la cruz, librarnos de la ira santa de Dios que no tolera el pecado. Así como Jesús dio su vida por nosotros, somos llamados a dar nuestra vida por los demás. Y dar, es amar.

A un no creyente, usted podrá amarlo con el amor sacrificial que encontramos en Jesús por nosotros y él, podrá responder con amor, con indiferencia o incluso con odio. Sin embargo, tratamos a los demás tal y como queremos que nos traten, sin importar cómo ellos nos traten a nosotros.

Pero en el Cuerpo de Cristo es algo diferente pues todos hemos experimentado el amor de Cristo. Por lo tanto, todos somos llamados a amarnos unos a otros. No es un amor que fluye sólo de mi hacia usted, también debe fluir de usted hacia mí. Es un amor que reconoce que el precio de ser un discípulo de Jesús es negarme a mí, tomar mi cruz y seguirlo.

Negarme a mí, es decir adiós a mi voluntad, para que la voluntad de Dios brille en mí. El precio de la paz está en morir. Todos los creyentes somos llamados a morir a nuestro yo, para que Cristo viva en nosotros.

Amarnos los unos a los otros, es una muerte colectiva. Todos morimos a nuestro yo, para Cristo viva en nosotros. Y, sin embargo, vemos a personas que manifiestan estas obras de la naturaleza de la carne, que, en Latinoamérica, en lugar de parecer algo negativo, algunos las ven hasta como muestras enfáticas hasta de un liderazgo con carácter fuerte.

Qué tan alejados de la verdad están quienes así piensan. Ya que estas conductas, que precisamente, son producto de no amarnos unos a otros, nos impiden heredar el reino de Dios. Es decir, todo el que las practica, está fuera del reino de Dios.

“Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” La Biblia en Gálatas 5:19-21

Todas son obras de la naturaleza pecaminosa y nos impiden heredar el reino de Dios. Evalúese en cuanto al odio, la discordia, los celos, los arrebatos de ira, las rivalidades, las disensiones, los sectarismos y la envidia. En esto no vemos el amor de Dios en nosotros, ¿Cómo podrán decir que somos discípulos de Jesús si está es la característica de nuestra vida en nuestro trato con otros creyentes?

Amar es dar, es tomar la iniciativa de activar el amor de Dios en mí. Jesús dijo: “De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros».” La Biblia en Juan 13:35

Esperar que el otro tenga la iniciativa, que el otro pida perdón, que el otro cambie, que el otro haga el esfuerzo, que el otro, el otro, el otro… Tome nota como el énfasis está en que yo soy yo, la culpa es de otro. Esto no producirá que otros digan, ellos sí son discípulos de Jesús.

Los creyentes somos llamados a amarnos unos a otros y amar es dar. Debemos amarnos colectivamente y para esto, debemos morir colectivamente a nuestro yo. 

El amor fructifica en la actividad del dar de todos, unos a otros. Como iglesia de Cristo, si el amor está en nosotros, todos lo otorgaremos libremente, porque de la misma manera, recibimos el amor de Cristo. “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.” La Biblia en 1 de Juan 3:16

Por eso el apóstol Pablo decía que los cristianas en la ciudad de Colosas, debían tolerarse y perdonarse unos a otros. Esto es amor, es dar como Jesús dio. Note de nuevo el, unos a otros.

“Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.” La Biblia en Colosenses 3:12-14

Cuidado de permanecer en modo yo merezco, yo no perdono, yo no, yo no… Porque su actitud no es de amor. Es de destrucción: “El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos.” La Biblia en Proverbios 17:9 Amémonos unos a otros.

El amor en esta tierra, no trae la perfección, pero sí cubre las imperfecciones. “Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.” La Biblia en 1 Pedro 4:8

Amar es dar… como Cristo dio. ¿Está dando o esperando? Si los creyentes nos amamos unos a otros, entonces, todos sabrán que somos sus discípulos. Nadie jamás ha visto a Dios, pero el apóstol Juan declaró: “Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.” La Biblia en 1 de Juan 4:12

El próximo 14 de febrero, se hablará del amor. Para nosotros los creyentes, entendemos que el amor es más que un sentimiento, los sentimientos van, vienen y pronto se desvanecen. El amor además de los sentimientos, incluye pensamientos y, sobre todo, la voluntad. Es decidir amar como Dios nos amó en Jesús, es decidir amar como Cristo nos amó en la cruz. Es dar… Y en la iglesia de Cristo, es amarnos en doble vía. Es practicar una muerte colectiva del yo, para Cristo habite en nosotros y los demás digan: “Ellos sí son discípulos de Jesús. Porque se aman, unos a otros”.

 

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