Por qué Hollywood aplaude a Elliot Page (y me pone a mí en la lista negra)
Coalición por el Evangelio
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El mundo aplaudió a la actriz Ellen Page, protagonista de The Umbrella Academy de Netflix y de películas como Juno y la serie X-Men, cuando el 1 de diciembre anunció su decisión de convertirse en hombre (en inglés), cambiando su nombre a Elliot Page. Mientras tanto, mi decisión de dejar de identificarme como un hombre homosexual para seguir a Cristo es un anatema en nuestra cultura.
¿Por qué la doble moral? Elliot declara que “él” finalmente se ha convertido en su auténtico “yo”. ¿Por qué nuestra cultura no celebra mi decisión de ser mi auténtico “yo”? ¿Es mi autenticidad menos digna de alabanza? Aún Hillary Clinton intervino con un tuit (en inglés) de celebración y apoyo para Elliot, diciendo: “Es maravilloso presenciar cómo las personas se convierten en quienes son”.
La intolerancia de la tolerancia
¿Es realmente maravilloso presenciar cómo las personas se convierten en quienes son? ¿O es solo maravilloso cuando el “verdadero yo” que descubren encaja con la narrativa cultural popular de la época? Si Clinton supiera mi historia, ¿tuitearía su apoyo para que me convierta en quien soy?
Como candidata presidencial en 2008, Clinton se opuso al matrimonio entre personas del mismo sexo. Cuando cambió de rumbo y proclamó su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo en 2013, parece que solo lo hizo porque el riesgo político había desaparecido. Y ahora que el fenómeno trans se ha puesto de moda, Clinton, junto con muchos otros líderes de la política, los negocios, y la cultura, puede apoyar públicamente la causa con impunidad. Pero si una celebridad tuiteó, por ejemplo, una foto de A Change of Affection (Un cambio de afectos) con un comentario favorable, probablemente él o ella sería cancelada.
¿Es realmente maravilloso presenciar cómo las personas se convierten en quienes son? ¿O es solo maravilloso cuando el ‘verdadero yo’ que descubren encaja con la narrativa cultural popular de la época?
La publicación de Elliot en Twitter comienza con un tono positivo. Él declara que tiene suerte de haber llegado a ese lugar en su vida y está agradecido de poder finalmente perseguir su auténtico yo. Pero, luego adopta rápidamente un tono melancólico, incluso enojado: “Mi gozo es real, pero también es frágil”. “Tengo miedo”, dice varias veces. Acusa a los que no están de acuerdo con su elección de tener las manos manchadas de sangre. Y si alguien lo ataca, “no se quedará callado”.
Por mucho que la decisión trans de Page haya sido recibida con un aplauso jubiloso, el tono de su propio anuncio sugiere que su “nuevo yo” es débil en el mejor de los casos, alarmantemente dependiente de la afirmación y aceptación de otros.
Comparemos y contrastemos la confesión de Elliot con la mía.
Mi transición
Con una carrera muy exitosa como diseñador de producción en el mundo de la moda, viví como un hombre homosexual completamente empedernido en Hollywood. Tuve muchos novios a lo largo de los años; asistí a los desfiles de Orgullo Gay en Los Ángeles, San Francisco, y Nueva York; y marché en innumerables manifestaciones por la igualdad del matrimonio entre homosexuales. Mi identidad como hombre homosexual era inmutable, o eso pensaba.
Pero, en 2009 experimenté algo extraordinario: tuve un encuentro radical con Jesucristo mientras asistía a una iglesia evangélica en Hollywood por primera vez (fui invitado por un extraño que conocí en una cafetería la semana anterior). Entré a la iglesia como un ateo gay y salí dos horas después como un cristiano nacido de nuevo, enamorado de Jesús. Me quedé atónito por este cambio. Desde entonces, ya no me identifico como homosexual, sino que elijo ser célibe porque creo que el plan y el propósito de Dios, revelado en la Biblia, es autoritario, verdadero, y bueno.
Renunciar a mi sexualidad no ha sido fácil. Todavía lucho con los vestigios de atracción por el mismo sexo, pero negarme a mí mismo, tomar mi cruz, y seguir a Jesús es un honor. Cualquier lucha que experimento palidece en comparación con el gozo de una relación personal con quien me creó y le da sentido a mi vida. Mi identidad ya no está en mi sexualidad; está en Jesús.
Cualquier lucha que experimento palidece en comparación con el gozo de una relación personal con quien me creó y le da sentido a mi vida. Mi identidad ya no está en mi sexualidad; está en Jesús
Cuando me identifiqué como cristiano ante mis amigos en Los Ángeles y Nueva York, me encontré con escepticismo y, en algunos casos, hostilidad. Pero no fue hasta que se publicó mi autobiografía en el 2019 que se desató el infierno. Mis amigos más cercanos y de toda la vida me abandonaron por completo, y mi agencia de diseño de producción en Hollywood me abandonó bajo el más vago y frívolo de los pretextos, a pesar de que yo era uno de sus mejores artistas, que les hizo ganar mucho dinero a lo largo de los años. Por supuesto, si mi autobiografía hubiera sido una celebración de mi identidad homosexual, habría tenido clientes publicitarios y editoriales tocándome la puerta con aún más ofertas de trabajo.
En marcado contraste con Elliot Page, quien solo obtuvo la aprobación y el favor de celebridades y políticos, perdí a mis queridos amigos y mi sustento.
Lo que gané
Quisiera aclarar que no me estoy quejando ni pretendo ser una víctima. Lo que gané en Cristo no tiene precio. Como el apóstol Pablo, estoy aprendiendo a considerar “como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo” (Fil 3:8).
La advertencia de Jesús fue clara: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a Mí antes que a ustedes. Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo, sino que Yo los escogí de entre el mundo, por eso el mundo los odia” (Jn 15:18-19).
Sí, la pérdida de amistades cercanas y una carrera lucrativa fue dura, ¡pero estar en el reino de Dios es más que una recompensa! Soy realeza, heredero de Dios, y coheredero con Cristo. A diferencia de Page, mi gozo no es “frágil” en el sentido de que depende de la afirmación de los demás. Mi gozo es seguro porque estoy en Cristo y, por lo tanto, soy aceptable a los ojos de Dios, cuya aprobación es en última instancia la única que importa.
Autenticidad real
Hace unos años, la fotógrafa de moda y celebridades Melanie Acevedo creó un hermoso libro de mesa de café titulado: The Authentics: A Lush Dive into the Substance of Style (Los auténticos: una inmersión exuberante en la esencia del estilo). El libro examina los mundos privados y las hermosas casas de pioneros creativos en el arte, el diseño, y la moda. Melanie y yo somos viejos amigos y colegas; diseñé y produje muchas sesiones de fotos para ella a lo largo de los años. Mientras preparaba su libro, me pidió que le recomendara amigos “auténticos” (en realidad quería decir “fabuloso”) y fotogénicos para el libro. Medio en serio y medio irónicamente, le pregunté por qué yo no era un candidato. Después de todo, no hay nada más auténtico que renunciar a mi antigua identidad como hombre homosexual debido a mi relación con Cristo. Exclamé: “¡Soy la persona más auténtica que conoces!”. De hecho, debido a que ahora soy quien Dios me creó para ser, finalmente soy auténtico. Llegar a ser cada vez más como Jesús, el ser humano más verdadero que jamás haya existido, es una transformación mucho más auténtica que volverse cada vez más como el “yo” que sugieren mis fluidos sentimientos en un día cualquiera.
Llegar a ser cada vez más como Jesús, el ser humano más verdadero que jamás haya existido, es una transformación mucho más auténtica que volverse cada vez más como el ‘yo’ que sugieren mis fluidos sentimientos en un día cualquiera
Sin saber cómo responder a mi desafío, Melanie simplemente se sonrojó, quedando sin palabras. Sentí que ella sabía lo que quería decir e incluso creía que era verdad. Pero ese tipo de autenticidad no vende libros de mesa de café.
El amor en un mundo caído
De ninguna manera quiero minimizar el sufrimiento real de quienes experimentan disforia de género o quienes son trans y experimentan ataques de odio, a veces incluso con violencia. Eso es terriblemente injustificado, porque estas personas están hechas a imagen de Dios. Debemos amarlos y orar por ellos.
El problema fundamental detrás del fenómeno trans es la caída. Debido a que nuestros primeros padres se rebelaron contra Dios en el jardín, todos sufrimos de una mente, voluntad, y emociones distorsionadas. Nuestras verdaderas identidades en relación con Dios fueron cortadas repentinamente; el único camino de regreso es confiar en Jesucristo. La reconciliación con Dios nos devuelve a nuestro verdadero y auténtico yo. Tener una relación correcta con nuestro Creador es para lo que fuimos creados.
Todos experimentamos “disforia” entre quienes somos y quienes Dios nos creó para ser. La respuesta para resolver esta disforia no se puede encontrar buscando aprobación dentro de ti mismo o en los demás; solo se puede encontrar uniéndote a Cristo. He descubierto esta verdad liberadora en mi propia vida, y oro para que Elliot Page y otros también lo hagan algún día.
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