EL FETO NO ES UNA PERSONA? MIRA LO QUE DICE LA BIBLIA
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Al estudiar la Biblia podemos darnos cuenta del gran valor que tiene la vida para Dios; este valor lo vemos reflejado desde el momento en que el embrión es fecundado.
Desde que estamos en el vientre de nuestra madre, Dios nos muestra su amor y su misericordia, tanto así que cada parte de nuestro organismo y cuerpo es formado por el Señor. Esta verdad se le fue revelada a David, quien en uno de sus Salmos describió el proceso dado en la formación del ser humano y el cuidado de Dios en cada una de las etapas.
«Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre…» [16] No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas», Salmos 139:14-16.
Esto nos lleva a considerar que desde ese momento de la fecundación y a medida que se va formando el embrión ya los ojos de Dios están puestos sobre nosotros; Él se encarga de diseñar cada área de nuestro cuerpo.
Esta etapa es tan importante para nuestro Dios, que Él mismo es el vigilante de ella; el momento en el que una vida se está gestando representa uno de los acontecimientos más importantes para nuestro Señor.
¿El feto no es todavía una persona?
Existen muchas corrientes de pensamiento respecto a la idea de si el feto es una persona o no; muchos científicos se apegan a la idea de que el feto no se convierte en una persona, sino hasta los tres meses de gestación aproximadamente.
Este tipo de teorías se han convertido en el aval para la despenalización de las leyes pro aborto en distintas países del mundo.
Sin embargo, la Biblia nos presenta un acontecimiento bíblico muy importante, el cual nos reafirma la idea de que el feto representa una «vida». Este es el momento en el que María visita a su prima Elisabet la cual también estaba embarazada, la cual de una manera sorprendente pudo sentir como su bebé saltó dentro de sí.
«Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo», Lucas 1:41.
Meditando la Palabra de Dios y entendiendo el valor que tiene la vida, podemos afirmar que el feto es una persona desde el momento de la fecundación, y el hecho que se encuentre en una de sus etapas de desarrollo no significa que no lo sea.
No hay justificación alguna para abortar, no podemos basarnos en pensamientos como este para justificar tales actos.
Ahora que sabemos la gran importancia que tiene el feto, debemos valorar la vida que se lleva por dentro, respetar a ese ser que se se está gestando en el vientre materno y considerar que Dios ama la vida y desaprueba cualquier acto que atente contra ella.
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