JESÚS ES ÚNICO...
Por: Alex López
Ministerio La Catapulta
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Nunca jamás ha nacido alguien como Jesús. Jesús es único…
Sí, nació de una mamá. Sí, nació de carne y hueso. Sí, nació frágil como un bebé y dependiente para todo de su mamá. Sí, tuvo papá. Sí, tuvo hermanos y hermanas. Sí, vivió una vida como todo mortal. Pero Jesús es único.
Su padre es Dios
“—No
tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—.
Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor
le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob
para siempre. Su reinado no tendrá fin. —¿Cómo podrá suceder esto —le
preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen? —El Espíritu Santo
vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así
que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.” Lucas
1:30-35
María no tuvo relacione sexuales con José hasta después de que Jesús nació. Las relaciones sexuales en el matrimonio, no son prohibidas, sino un mandato para mantener la unidad la fundirnos en un solo ser y protegernos de en la tentación sexual fuera del matrimonio.
Jesús, fue hijo de José – quien fue su padre adoptivo – pero el Espíritu Santo colocó milagrosamente a Jesús en el vientre de la virgen María. Es por ello que Jesús es conocido como el Hijo de Dios y el Hijo del Altísimo.
Jesús estaba con Dios desde el principio
“«La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).” Mateo 1:23
“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla.” Juan 1:1-5
“Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14
Jesús llegó a existir el día en que fue colocado en el vientre de María, Jesús existió desde siempre. Jesús es la segunda persona de la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios en tres personas, que es uno. El Verbo – Jesús – existió desde siempre, por su palabra todo fue creado. Jesús es la encarnación de la divinidad. En palabras del Teólogo Eugene H. Peterson: “Jesús se mudó al vecindario llamado tierra”. O como lo pongo yo, Jesús se vistió de carne y huesos y habitó entre nosotros. En su naturaleza humana, Jesús fue 100% Dios y 100% hombre. Jesús es único.
Jesús nunca pecó, es y será el único justo, que pudo pagar el precio por nuestros pecados
“Por
lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo
sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que
profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse
de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la
misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos
confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar
la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.” Hebreos
4:14-16
Jesús fue tentado en todo, pero sin pecado. Jesús ha sido el único Conoce nuestras debilidades y como sacerdote – representante de nosotros ante Dios – intercede por nosotros y en su sacrificio en la cruz encontramos la misericordia – que es pasar por alto el castigo – y la gracia – que es el favor inmerecido del perdón de pecados en Jesús. Que Dios nos otorga por su muerte, el justo muriendo por los injustos –.
El propósito de Jesús el justo, era cumplir con todos los mandamientos de la ley de Moisés y así, convertirse en el único justo que podía morir por los seres humanos para liberarlos del castigo de sus pecados.
Nuestro gran problema es la santidad de Dios. El dijo: “Sean santos como yo soy santo”. Su santidad nos condena. Nadie ha podido, ni podrá guardar los mandamientos de Dios. Y con uno que quebrantemos somos culpables de quebrantar toda su ley.
Pero Jesús es nuestra paz. Su muerte en la cruz aplaca y nos libra de la ira santa de Dios. Y ahora, su justicia por la fe en su sacrificio, se nos es impartida a nosotros. Es así como somos justificados – declarados justos delante de Dios –.
Nuestra salvación no es por obras, porque nuestras obras pecaminosas nos condenan. Nuestra salvación es por la fe en el sacrificio de Cristo Jesús.
Jesús nunca pecó. Y su santidad y justicia, es la base de nuestra redención. Cumplió las justas demandas de la ley de Moisés. Y es así, como Dios sigue siendo justo y a la vez, quien nos justifica en Jesús.
Usted no necesita ser bueno para ser salvo. Porque la Biblia dice que no existe bueno ni siquiera uno. Tal vez nosotros decimos el es una “buena persona”. Pero a los ojos de Dios, podrá hacer cosas buenas, pero es un pecador que merece muerte.
Por eso, Jesús es nuestra vida, nuestra paz, nuestra esperanza y eterna. Y por eso, celebramos su venida. Porque sin pesebre, no hay vida. Sin vida, no hay santidad. Sin santidad, no hay cruz que justifique. Sin resurrección, no hay esperanza externa.
Jesús es Dios con nosotros. Como dice mi esposa Aixa: “Jesús bajó, porque no podíamos subir”.
Celebremos su vida, su sacrificio, su rol como intercesora ante el Padre y esperemos su segunda venida. Cuando regresará por su iglesia, ya no como abogado, sino juez. Y pasaremos por la eternidad en el cielo en donde ya no hay muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor.
Jesús es único… Crea en él… Viva para él… El es nuestra paz con Dios y por quien recibimos, la paz de Dios.
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