Nada traemos. Nada llevamos.

William Brayanes
Haz de Sabiduría
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Hay varias versiones del siguiente relato, que cuenta  que  un  turista llegó a un pequeño pueblo con la finalidad de visitar a un afamado   sabio. Sin embargo, al  llegar se sorprendió del entorno humilde donde vivía dicho sabio: un cuarto sencillo,  una cama, una mesa, un banco y un estante con libros. No más.

Con justificable curiosidad, el turista le preguntó:

- ¿Dónde están sus muebles? 

El sabio le contestó con una pregunta similar:

-¿Y dónde están los suyos...? 

-No los tengo -replicó sorprendido el turista-  Recuerde que  yo acá solamente estoy  de paso! 

Y el sabio contestó:

-Pues estamos en iguales condiciones. Yo  también estoy de paso. 

Querid@ vistante:

Absolutamente todos estamos de paso en esta patria terrenal.  Nuestra travesía  por ella es efímera: se nos va en un abrir y cerrar de ojos. Todos lo sabemos, sin embargo existen períodos de bonanza en que el ser humano lo pasa por alto, concentrado en conseguir a como sea posible: fortuna, poder, gloria, fama y toda clase de  bienes materiales. Algunos siguen buscando la fórmula de la eterna juventud, y de ser posible la inmortalidad.  

La odiosa pandemia del Covid 19 igualmente nos ha  mostrado crudamente, la realidad de lo efímero: hospitales al tope de su capacidad; ríos de gente pugnando por sobrevivir; otros por conseguir un cilindro de oxígeno, una cama, o una luz de esperanza para seguir viviendo. Y para ratificarlo están los cementerios abriendo sin descanso más fosas para recibir en su interior los restos de amigos, familiares, conocidos o anónimos.

Por ello, pidámosle a Dios que nos ayude a  ordenar  correctamente nuestras prioridades; a poner nuestra mirada en Él; a identificarnos con lo simple; a trabajar por lo indispensable; a compartir con quien lo necesite; y a huir de la avaricia, puesto que nada terrenal trajimos, nada terrenal nos llevaremos.

Todo es efímero. Solo la Palabra de Dios, permanece para siempre.  

La hierba se seca y la flor se marchita porque el aliento del señor sopla sobre ellas. Sin dudas el pueblo es hierba”.

(Isaías 40:7)

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